El uso monetario del oro está en su ocaso. Esto no significa la marginación definitiva de este metal, como lo demuestra el actual boom de la orfebrería en oro y la venta sin precedentes de estos productos en todo el mundo. El espectacular crecimiento de la orfebrería en oro se debe al menos a dos fenómenos: la caída del precio del metal (la onza no cuesta más de $264 dólares, contra $850 de 1980) y el hecho de que en este último cuarto de siglo millones de personas han podido comprar joyas, algo que sólo hacían los más ricos.
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En este resurgir de la industria de la joyería, Italia tiene mucho que decir, porque 37% de las joyas que se venden en el mundo son de su producción. El sector es el tercer generador de divisas del país, sólo superado por las industrias de calzado y muebles.
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En Italia existen 33,000 empresas del sector, que dan trabajo a 123,000 personas. Sólo en la India se trabaja más oro que en Italia.
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La eficiencia del sector va creciendo. En 1997 Italia transformó 500 toneladas de oro en 200 millones de joyas, contra 100 millones hace 20 años y 20 millones hace 40. De 1960 a la fecha se han producido y distribuido al menos 3,000 millones de joyas de oro hechas en Italia. Los principales mercados de esta industria son Europa, que absorbe 30% y Estados Unidos (27%). Su liderazgo en el sector obedece a la manera como los artesanos italianos presentan sus productos en los diferentes mercados. El vínculo con la moda y la búsqueda estética, son las características de las joyas que exportan a Japón. Las que van a Francia cuentan con una gran originalidad y una renovación constante en sus diseños. En Alemania presentan sus joyas como un producto de auténtica manufactura artesanal y en Estados Unidos funcionan bien las marcas exclusivas.
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Detrás del éxito de este sector están un buen número de empresas distribuidoras. Casi una tercera parte de la producción llega al mercado a través de grandes cadenas de distribución (al menos 500) y de sus casi 23,000 puntos de venta al menudeo. Italia cuenta con el mayor aparato de distribución de Europa, ya que posee un punto de venta de joyas por cada 2,500 habitantes, mientras que Alemania y Francia tienen uno por cada 6,000 e Inglaterra uno por cada 10,000. La vitrina más relevante para las joyas italianas es la Feria de Vicenza, que se celebra en enero, junio y septiembre.
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Ahí están presentes las producciones de los más famosos y refinados orfebres del mundo, quienes marcan los derroteros de las tendencias estéticas y las innovaciones tecnológicas que han permitido el desarrollo de esta sofisticada industria.