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El corazón artificial mexicano

Emilio Sacristán es un científico mexicano que desde la empresa Innovamédica demostró que la tec
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

La actividad científica no está reñida con el éxito empresarial. Emilio Sacristán y su firma, Innovamédica, son una prueba de ello. Hace cinco años Sacristán creó esta compañía para desarrollar tecnología de punta aplicada a la medicina. Hoy cuenta con nueve proyectos en marcha, entre los que destacan una sonda que podría salvarle la vida a miles de pacientes y un corazón artificial que cuesta menos de 5% que los corazones más usados en el país. Otras empresas como Medicus, Vitalmex Internacional o la Tycohealth Care están interesadas en fabricar y comercializar estos desarrollos.

- La novedad de esta firma es el producto que ofrece al mercado, ya que la empresa no fabrica ni vende equipo médico. Lo que hace es generar patentes y retener la propiedad intelectual de la mayor parte de los proyectos que desarrolla en alianza con instituciones y centros de investigación, como la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto Nacional de Cardiología ‘Ignacio Chávez’, Yale University School of Medicine y The Texas Heart Institute.

- El esquema de colaboración es muy simple, aunque no hay precedentes en México de su aplicación: Innovamédica paga a las instituciones por el trabajo de sus especialistas y por el uso de sus instalaciones y retiene la propiedad intelectual del producto que desarrolla, para licenciarlo posteriormente a las empresas interesadas en su comercialización.

- “En las instituciones hacemos la mayor parte de la investigación, pero les pagamos para que trabajen con nosotros en las pruebas. Nuestras aportaciones cubren los costos directos e indirectos, además dejan una utilidad para las universidades que colaboran y con ella pueden mejorar la infraestructura de laboratorios, becar alumnos o consolidar su planta de investigadores”, explica Sacristán.

- El equipo que diseña Innovamédica está dirigido básicamente a la atención de pacientes en estado crítico, ya sea en quirófano o en terapia intensiva. Actualmente, la empresa tiene convenios con 13 instituciones de investigación, cuatro de ellas extranjeras, y varios socios comerciales, que van a fabricar y vender los equipos que desarrolla. Colabora además con otras empresas que están desarrollando partes o tecnología para sus equipos y que se convertirán en sus proveedores.

- Proyectos elegidos
Debido a que las inversiones requeridas son muy grandes y los plazos de recuperación muy largos (fluctúan entre cuatro y siete años desde que comienza a desarrollarse un concepto hasta el momento en que puede ser comercializado), Innovamédica se ha enfocado en desarrollos totalmente nuevos, con altos márgenes de ganancia y un mercado potencial muy grande, básicamente en el ámbito internacional.

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- “Nos centramos en proyectos que tengan una relación muy alta de mercado potencial contra el monto de inversión requerida, productos de mercados muy grandes. Nos enfocamos a mercados internacionales”, asegura Sacristán.

- El modelo de negocios de la empresa es muy flexible y opera bajo diferentes modalidades. Una de ellas es compartir el riesgo de inversión con la empresa interesada en comercializar el producto a cambio de regalías futuras, en distintos niveles.

- En el otro extremo, el socio comercial asume todo el riesgo y paga a Innovamédica el tiempo, los materiales y las utilidades por hacer la investigación y desarrollo. La empresa conserva la propiedad intelectual al final del proceso, “obviamente, cuanto más riesgo asumimos, más esperamos en cuanto a retorno”.

- Este esquema de operación le reportó a Innovamédica durante 2004 una facturación de casi $1 millón de dólares, que espera convertir en $20 millones en los próximos cinco años por concepto de regalías y la venta de sus servicios, que incluyen fabricación de prototipos, desarrollo de software, diseño de hardware y consultoría. Las previsiones señalan que la empresa estará facturando más de $100 millones de pesos anuales a partir de 2010.

- La principal fortaleza de la empresa, y que le da ventaja competitiva, de acuerdo con su director general, son los convenios con las instituciones de investigación, que le aportan la experiencia y el conocimiento de consultores en el proyecto que desarrolle.

- Pero Innovamédica cuenta con su propio staff de investigadores, un equipo que en 2001 estaba integrado por tres especialistas, incluido Sacristán, y ahora tiene 30 empleados altamente capacitados, en su mayoría ingenieros, diseñadores, físicos y médicos.

- Cuando así lo requiere, la empresa recurre a los servicios de unos 25 consultores externos, médicos que trabajan en algún hospital y colaboran en los desarrollos: “Siempre buscamos a la gente más brillante del país y si no la encontramos en México, nos afiliamos con universidades y expertos extranjeros”.

- Esta visión le ha permitido desarrollar proyectos como el espectrómetro de impedancia gástrica, que Sacristán define como el más importante de la empresa hasta ahora y que ha requerido una inversión de $1 millón de dólares.

- El equipo consiste en una sonda de mínima invasión, que permite monitorear el daño que está sufriendo la pared gastrointestinal de un paciente, que puede entrar en estado de shock por falta de irrigación sanguínea, a fin de brindarle la terapia más adecuada. Actualmente no existe un mecanismo que permita medir este daño, llamado isquemia intestinal, que provoca que las bacterias del tracto intestinal invadan e infecten otros órganos, así sobreviene el choque y la falla orgánica múltiple, que es la causa de 85 % de las muertes de pacientes críticos.

- Sin esta sonda, el médico puede tardar hasta cinco días en detectar el daño y entonces ya es muy tarde. Conocer el padecimiento puede salvar la vida del paciente y, aunque no hay datos médicos sustentados, porque todavía no existe este sistema de medición, la empresa calcula que la sonda podría salvar la vida de unos 100,000 pacientes al año, de alrededor de un millón que se atienden en unidades modernas de terapia intensiva y con equipo sofisticado. Hoy día, de ese millón, cerca de 300,000 mueren. “Todavía no hemos probado que podamos salvarle la vida a alguien, pero creemos que ése es el impacto que podemos tener”, dice Sacristán.

- El espectrómetro está actualmente en la última fase de pruebas clínicas Alfa, después de las cuales iniciará el proceso de certificación por la Food and Drug Administration (FDA) para su comercialización. El equipo tiene un mercado estimado en $100 millones de dólares al año a escala mundial.

- “Terminaríamos las pruebas clínicas este año y 2006 se dedicaría a un desarrollo precomercial. Ya hay una planta fabricando el producto, que tendría que pasar el proceso de certificación y, probablemente, el socio comercial empezaría su distribución mundial a finales de 2006 o principios de 2007”, precisa el empresario.

- El producto tiene alrededor de ocho patentes y en su desarrollo pueden sumarse más, porque lo están patentando en varios países, pero básicamente son dos los inventos que se reúnen para hacer posible el sistema, uno tiene que ver con el método y la sonda, el otro se refiere al aspecto electrónico.

- Innovamédica conservará los derechos de una de las dos partes que componen este sistema y suscribirá con la empresa comercializadora, una multinacional extranjera, un contrato de licencia que establece el pago de regalías por cada sonda que se venda. Sin embargo, la fase comercial todavía está sujeta a los resultados de las pruebas clínicas.

- Innovamédica conservará las demás patentes y venderá una licencia a su socio, que le pagará regalías por la venta de cada sonda.

- Un corazón artificial es otro de los proyectos que tiene en marcha Innovamédica y en él participan la UAM Iztapalapa, el Instituto Nacional de Cardiología ‘Ignacio Chávez’ y el Texas Heart Institute. Vitalmex International (100% mexicana) es el socio comercial que invirtió cerca de $2 millones de dólares para financiar el proyecto y tiene la propiedad intelectual.

- Actualmente hay en el mundo cerca de 20 tipos de corazones artificiales en pruebas experimentales, sólo cinco o seis tienen algún permiso para su uso comercial a escala experimental, generalmente para sustituir por un tiempo al órgano dañado mientras se trasplanta un nuevo corazón. Las dos principales ventajas del aparato de Innovamédica son su costo, pues se estima que su precio de venta será de aproximadamente $1,500 dólares, una mínima parte del rango $45,000 a $55,000 dólares que cuesta el corazón artificial más utilizado actualmente en México.

- Su diseño le permite ser empleado en diferentes aplicaciones, como en las cirugías cardiovasculares, en la recuperación del paciente, durante el tiempo de espera de un trasplante de corazón e incluso como implante definitivo. La etapa precomercial del mecanismo está prevista para 2006.

- El corazón tiene tres patentes, cada una registrada en diferentes países, pero son tres inventos los que hacen posible el mecanismo. Actualmente los socios están renegociando para que Innovamédica conserve la patente, porque el proyecto se ha vuelto caro y sólo en el desarrollo, sin contar el lanzamiento y la etapa comercial, requerirá una inversión estimada de $22 millones de pesos.

- La reducción de costos se debe a que los sistemas con los que se está comparando el proyecto de Innovamédica se desarrollaron hace 20 años, con mecanismos que si bien eran tecnología de punta en esa época, privilegiaban el funcionamiento del sistema por encima del costo. “Desde un principio lo diseñamos para que fuera barato, usando sobre todo materiales desarrollados más recientemente”.

- La empresa no va a gastar tanto como con un proyecto nuevo en la certificación de la FDA porque hay antecedentes, ni invertirá tanto en investigación porque existen muchos datos sobre el mecanismo, situaciones que impactan en los costos, pero el hecho es que fue diseñado para ser barato y la empresa ha podido aprovechar en su desarrollo tecnologías que no existían, como el diseño de una válvula avanzada que es además muy barata.

- El futuro
“La tecnología es una cosa que se importa”, fue el comentario que recibió en más de una ocasión este especialista en ingeniería biomédica de 39 años, egresado del Instituto Politécnico de Worcester (WPI, en inglés), en Boston, cuando a fines de 2000 despegó el proyecto de Innovamédica, convencido de que la investigación y el desarrollo pueden generar riqueza.

- Él mismo había sido parte de un proyecto similar cuando estudió la maestría y el doctorado en Boston, becado por dos empresas dedicadas al desarrollo de nuevas tecnologías, que financiaron tanto sus estudios como sus primeros proyectos: Tonometrics y VivaScan Corporation. Con este último se creó una empresa para desarrollar comercialmente algunos de los inventos del investigador.

- Además, estas empresas financiaron su plaza como profesor investigador del WPI y la instalación de un laboratorio donde pudiera continuar con su trabajo, lo que hizo durante un par de años. Fue ahí donde constató la vinculación academia-empresa: “Todos los departamentos de ingeniería de las grandes universidades están continuamente generando nuevas empresas, todos los profesores están involucrados en alguna nueva empresa que está generando tecnología”.

- En 1995 Sacristán volvió a México, dentro del programa de becas de repatriación impulsado por el Conacyt, y siguió trabajando con la empresa que había apoyado sus proyectos y que a su regreso financió parte de sus investigaciones en la UAM.

- “Mi trabajo me llevó a nuevos proyectos y estoy generando tecnología para mejorar la salud, pero si no se desarrolla comercialmente, no se va a usar. Para que tenga un impacto debe ser comercial, ponerse al alcance de la gente”, explica.

- El impulso inicial surgió entre 1998 y 1999: “fui a buscar un socio que me ayudara a echarla a andar”. Ese socio fue Grupo Vitalmex, hoy accionista principal de Innovamédica, con el que Sacristán se lanzó a la aventura de crear una especie de incubadora de proyectos de desarrollo tecnológico, con miras a una eventual comercialización.

- El capital inicial fue de aproximadamente $1 millón de dólares, que incluía algunas patentes de equipo desarrollado por Sacristán, por ejemplo, un aparato llamado intruvag, comercializado por Vitalmex Internacional, que se utiliza para retirar muestras en cirugías por endoscopia.

- Al principio, Sacristán se encontró con que no había esquemas para financiar los proyectos que planteaba y con una serie de dificultades legales y administrativas que proponía esta nueva forma de vinculación entre la academia y el sector empresarial. Incluso las universidades no sabían cómo debían relacionarse, pues nunca habían aplicado este esquema.

- “Había que cambiar completamente el tipo de contratos que se firman, el Conacyt y el gobierno no sabían tratar con una empresa que se dedica nada más a la investigación y desarrollo, es una idea que sale de todos los esquemas”, recuerda.

- Menos de cinco años después, la empresa ya planea expandirse y está negociando con capital de riesgo para aumentar su capital e invertir en nuevos proyectos de desarrollo, que incluyen la apertura de una oficina de ventas en San José, California, nada menos que en Sillicon Valley, como parte del programa de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia impulsado por la Secretaría de Economía.

- “La intención es empezar a vender nuestra tecnología y capacidades de investigación y desarrollo a empresas estadounidenses en el campo de la salud. También expandir nuestros servicios a empresas en México, donde la industria de equipo médico está orientada a la distribución de equipo importado y hay muy poco desarrollo tecnológico”, anticipa Sacristán.

- Actualmente es investigador de nivel 3, el más alto del Sistema Nacional de Investigadores, y desarrolla parte de su trabajo en el laboratorio de ingeniería biomédica de la UAM, financiado por Innovamédica.

- Su principal reto es mantener y consolidar la credibilidad de la empresa, y seguir desarrollando tecnologías con aplicación en cualquier parte del mundo. “Si es así, la gente va a estar dispuesta a pagar por ella aquí, en China y en donde sea”.

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