El lujoso cómputo
Para ciertas personas, el gravamen sobre algunos productos de cómputo representa un freno al crecimiento de México. Según otras, la medida es un mecanismo legítimo para que el Estado obtenga más recursos de la población de mayores ingresos. A su modo, las dos posiciones responden a una misma pregunta: ¿cuál es la mejor manera de alentar el desarrollo tecnológico del país?
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Las nuevas cargas impositivas, aprobadas en los artículos transitorios de la Ley de Ingresos 2002, consisten en cargar con 5% a las computadoras que posean un precio mayor a $25,000 pesos, así como a los monitores de pantalla plana y las agendas electrónicas. Las personas que no presenten la cédula fiscal de su empresa o actividad profesional, al momento de adquirir el equipo tendrán que cubrir el tributo . Por tal motivo, todas las compañías debidamente registradas ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) están exentas de liquidar estos impuestos "tecnológicos". Parece sencillo, pero no lo es.
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Durante los primeros días de marzo, el presidente Vicente Fox decidió enmendar lo aprobado y anular la aplicación de algunas contribuciones. Tanto las agendas electrónicas como el equipo cuyo costo es mayor a la cantidad fijada quedaron exentos del gravamen suntuario en el estado de Baja California y en un área de 20 kilómetros de las fronteras sur y norte del país. En el resto de México, mientras tanto, el efecto que los tributos tendrán sobre la venta de sistemas aún es incierto.
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"En un contexto mundial de uso creciente de tecnología, es absurdo que se cataloguen ciertos productos como de lujo. Es un impuesto al desarrollo", dice Alonso Carral, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de la Tecnología de la Información (AMITI).
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Alireza Pourshojai, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cómputo (Anadic), señala que aunque no se han registrado disminuciones en las ventas, varios de sus agremiados recurrirán al amparo para no pagar la nueva contribución.
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Francisco Patiño, diputado del PRD y miembro de la Comisión de Ciencia y Tecnología, defiende la aprobación de los impuestos al equipo de cómputo. Según él, aunque se afectará a algunos empresarios y consumidores, la perfectible reforma fiscal logró beneficiar a la mayor parte de la población.
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Contrario a la opinión de los hombres de negocio del sector informático, el legislador afirma que el desarrollo del país en este renglón está garantizado. Y añade: "Lo esencial es que el presupuesto dedicado al rubro de tecnología e informática cuenta con los mayores recursos en la historia de México."
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Efecto psicológico
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El monto que se puede recaudar por concepto de tributos suntuarios representará un porcentaje mínimo dentro del presupuesto final. De acuerdo con estimaciones, las contribuciones de esta clase aportarán $9,000 millones de pesos, de un total de ingresos fiscales que superará ligeramente $800,000 millones de pesos. Es decir, las cargas impositivas en cuestión generarán poco más de 1% del total.
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En el marco de dicho porcentaje, lo recolectado a través del equipo de cómputo tampoco resultará significativo. De acuerdo con análisis de Select, 80% de las PCs compradas en México tiene un precio por debajo de $15,000 pesos. Susana Espinosa, consultora de esta firma de investigación de mercados, comenta que los fabricantes con sistemas más costosos que $25,000 pesos están reduciendo sus precios, por lo cual sólo una pequeña franja de productos está sujeta al nuevo impuesto. Así, pocos contribuyentes serán perjudicados por el gravamen, incluso aquellos que le quieran dar un uso personal.
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La contribución sobre agendas electrónicas (salvo en las fronteras) y las pantallas planas, en cambio, afectarán a todo usuario que no las destine para su trabajo o que, por la naturaleza informal de su empleo, no tenga cédula fiscal.
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Sin embargo, como la gran mayoría de las ventas de los fabricantes se realiza a empresas legalmente establecidas, el impacto económico para la industria será nulo en primera instancia, acepta Carral.
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La molestia del sector radica en que los legisladores consideren suntuarios a tres tipos de artículos que pueden mejorar la productividad. "Más que económico, el efecto es psicológico. Si la gente percibe que la tecnología es un lujo, no se alienta el crecimiento del país", dice Juan Luis Tron, director de Acer Computec México, compañía que fabrica computadoras.
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No obstante, los minoristas sí podrían enfrentar un problema. Como se requiere de cédula fiscal para no causar impuestos, las ventas se burocratizan y entorpecen. Dicha situación puede alentar las adquisiciones en el comercio informal o en el extranjero, infiere Carral, de AMITI.
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La organización detallista –apunta Manuel Rico, socio de KPMG– será afectada debido a que es la instancia que, en teoría, debe absorber el tributo fiscal.
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No obstante, como buscan proteger sus márgenes de utilidad, las firmas minoristas probablemente integren el nuevo gasto al precio final al consumidor. La medida no sólo aumentará la inflación, sino que posiblemente disminuirá la venta de los artículos gravados. Como consecuencia, explica, los fabricantes podrían ver mermada su facturación.
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Empero, desde que se aprobó la reforma fiscal en las primeras horas de 2002, el comercio no se ha visto lastimado. "No se detuvieron las ventas de los distribuidores, al revés, están aumentando. Es un efecto muy curioso y contrario al esperado", dice Pourshojai.
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El presidente de Anadic ofrece una explicación: "Quien pretende gastar una cantidad de esa naturaleza en pantallas planas, agendas electrónicas o computadoras que poseen un precio mayor a $25,000 pesos, lo hará de todos modos, con 5% de aumento o sin él." De todos modos, una buena parte de los más de 7,000 distribuidores de cómputo establecidos en México recurrirá al amparo, sostiene el entrevistado.
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Es muy probable que sus demandas prosperen. No es lícito que un artículo cause impuestos dependiendo de la naturaleza fiscal del contribuyente, entre otros vicios de inconstitucionalidad que padece esta ley, apunta Rico.
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Leyes deficientes
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Las fuentes consultadas coinciden en señalar que la reforma fiscal, en lo que se refiere a tributos suntuarios en equipos electrónicos, dista mucho de ser perfecta. Sin embargo, las opiniones sobre las urgentes mejoras son divergentes.
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Carral asegura que la AMITI tiene propuestas muy concretas de recaudación fiscal, exitosas en otros países, que no recurren a las contribuciones especiales sobre ciertos artículos. Para empezar, si se cobran impuestos generales al consumo (IVA), se tasa con ello al comercio informal y lo recabado puede destinarse, puntualmente, a la población más necesitada de apoyo. Además, a decir del directivo, se evitaría que las empresas que realizan intensos cabildeos con el gobierno quedaran exentas de gravámenes particulares.
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Cuitláhuac Osorio, socio de Chein –organización que ofrece consultoría tecnológica para pequeñas y medianas empresas– opina que la aplicación del IVA a alimentos y medicinas hubiera resultado más costosa para el desarrollo tecnológico del país. Según él, no aumentar este gravamen conjuró posibles brotes de inconformidad, con lo que se mantuvo la estabilidad social, favorable para las inversiones de cualquier sector. Adicionalmente, los consumidores contarán de ese modo con más recursos para adquirir herramientas de cómputo. A decir del ejecutivo, el debate sobre el desarrollo tecnológico debe centrarse no en la ley de ingresos, sino en la de egresos. Es decir, en cuánto y cómo invierte el gobierno mexicano en tecnología.
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En ese sentido, el Ejecutivo aportará $750 millones de pesos a programas de telecomunicaciones y $300 millones de pesos al proyecto e-México (La red nacional de comunicaciones que se destinará a la salud y la educación). La capacitación tecnológica fue uno de los dos rubros educativos con mayor aumento este año. "Aunque globalmente hay una disminución en el presupuesto de ciencia y tecnología, existirán más recursos para la investigación en el campo de la informática, considerada una línea prioritaria", explica Patiño.
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Para el diputado del PRD, el debate sobre la legitimidad de los impuestos especiales no tiene sentido, pues afectan en el corto plazo a un núcleo muy pequeño de la población. Y dicho sector social, en el futuro, también resultará beneficiado. A pesar de señalar que Vicente Fox violó los acuerdos tomados por el Poder Legislativo, al congresista le parece correcto que el equipo de cómputo y las agendas electrónicas queden exentas de impuestos en las zonas fronterizas, dada la temible competencia de los minoristas estadounidenses. Por tal motivo, no descarta que el Congreso discuta, en el siguiente periodo de sesiones, la posibilidad de modificar la aplicación de los tributos suntuarios e inclusive la de desecharlos por completo.
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Más de tres meses tardaron en darse cuenta los legisladores que estos gravámenes fracasarían. Debido a artículos transitorios mal diseñados, no resultó difícil que muchas compañías se ampararan, con grandes posibilidades de éxito.
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Como consecuencia, el fisco no logrará recaudar lo planeado en este renglón. Rico observa: "En caso de que se reformaran cuanto antes los incisos que hacen referencia a este impuesto, se perdería la recaudación de tres meses. De lo contrario, con empresas amparadas, se puede perder la de todo un año."
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Es decir, con razón o sin ella, las arcas del país seguirán perdiendo.
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