CLAROSCUROS DE LA PERLA
La capital tapatía es un atractivo polo de inversión. Sin embargo, la competitividad para los negocios de esta zona metropolitana integrada por Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá es, dependiendo de cada municipio, de regular a buena.
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José Luis Macías, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, opina que la infraestructura de la metrópoli se ha rezagado. A ese factor negativo le añade una “pésima regulación”, más notoria aún en los municipios de Guadalajara y Zapopan. De cualquier forma, Juan de Oyarzábal, director general de Promoción, Inversión y Comercio Exterior de la Secretaría de Promoción Económica, estima que el tiempo promedio para establecer una empresa es de dos semanas.
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Por lo demás, quien venga a hacer negocios a esta urbe encontrará una mano de obra calificada, un bajo índice de rotación de personal y cero conflictos sindicales. Además del buen ambiente laboral, otro punto a su favor es la oferta educativa, con siete prestigiadas instituciones de educación superior. Es cierto, admite Alfredo Molina, director del Centro de Estudios Estratégicos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), "hay escasez de ingenieros, pero es por el boom de la industria electrónica".
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De todos los sectores que conviven en la ciudad, es el de la electrónica el que ha experimentando un auge inusitado; no por nada ya es conocida como el "Valle del Silicio mexicano". Pero también es tierra fértil para el desarrollo de las industrias metalmecánica, textil, de la confección, calzado, alimentos, bebidas, mueblería, joyería, y artesanías.
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A pesar de su crecimiento, en Guadalajara se vive a gusto. Aunque Macías detecta dos "prietitos en el arroz": la vialidad, que a juicio de Molina no es tan conflictiva, y la inseguridad, que según Oyarzábal hasta ahora no ha sido un factor que ahuyente las inversiones.