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Hacia el trapecio más alto

Luego de varias décadas de entretener al público en el país, esta familia cirquera se lanza a dom
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Allá por 1994, el Circo Hermanos Vázquez no soñaba gran cosa en conquistar al público de la unión americana.

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Casi en plan de responder a un desafío, Guillermo Vázquez, el hermano mayor, llevó el circo a Brownsville, Texas, una ciudad fronteriza muy cerca de Monterrey, donde 98% de la población es de ascendencia mexicana. Se acercó a la asociación de oficiales policíacos de la ciudad, que lo ayudó a vender boletos.

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Fue un viaje rápido, una contratación de un mes, pero todo salió bien para ser la primera incursión en un ámbito desconocido hasta ese momento para la empresa.

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Sin embargo, el tipo de cambio era de $3.00 pesos por dólar, por lo que el costo de establecer un negocio era alto en comparación a México, y la familia no tenía gran necesidad de dólares. Por lo tanto, su interés en incursionar en Estados Unidos tampoco era grande.

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Eso cambió con la devaluación de la moneda, en diciembre de 1994.

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De repente, los préstamos en dólares obtenidos por la familia para comprar una carpa de fabricación italiana y equipo se volvieron onerosos en el país. “Papá y mamá dijeron: ‘Ahora sí vale la pena ir a Estados Unidos’”,  recuerda José Vázquez, el hermano que ahora se encarga de la firma al otro lado de la frontera.

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Hoy en día, el de los hermanos Vázquez es el primer circo mexicano que hace giras permanentes, de tiempo completo, en la unión americana, y lo hace aprovechando el ingreso disponible de los mexicanos que trabajan allá.

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“El tratado de libre comercio se aplica también al entretenimiento”, refiere Guillermo.

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La historia de este circo se remonta a principios de los años 70, cuando Rafael y Guillermo Vázquez, tío y padre, respectivamente, de los actuales dueños, decidieron crear un espectáculo circense. Poco después, el segundo compró la participación del primero, y con el correr del tiempo, Guillermo y sus cinco hijos se fueron identificando con el negocio.

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Durante años, los hermanos Vázquez sólo tuvieron dos circos: uno que hace giras por la zona metropolitana de la ciudad de México y otro que recorre el interior de la República.

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No obstante, desde 1994 la familia descubrió más allá del Río Bravo un mercado atractivo  y una fuente de ingresos segura, y en dólares.

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Ahora, el circo estadounidense de los Hermanos Vázquez cuenta con 100 personas, 15 de ellas artistas que recorren un circuito a todo lo largo de la nación. Posee seis tigres, tres leones, un canguro, dos caballos y cuatro elefantes.

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Los primeros malabares
Los integrantes del clan familiar admiten que no han emprendido grandes proyectos de negocios, excepto el que desembocó en la idea de aprovechar la oportunidad de establecerse en el vecino país del norte.

Ninguno de ellos había pasado mucho tiempo allá; la timidez hizo que al inicio de la cruzada, en 1994, se mantuvieran bastante cerca del Río Bravo.

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Después, con el correr de los meses, sintiéndose ya más confiada, la familia se animó y se presentó en Houston, una ciudad con gran población hispánica; fue una revelación para los hermanos Vázquez.

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Descubrieron que los mexicanos residentes en las ciudades estadounidenses tenían un poder de compra suficiente como para gastar en entretenimiento y que ansiaban la presencia de los espectáculos de su patria. La lealtad que su marca les permitió cosechar entre la población, desarrollada por el circo durante años de recorrer el interior de la república mexicana, comenzó a devolverles dividendos.

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“¡Comenzamos a expandirnos de veras al descubrir las ciudades con gran población hispánica!”, exclama jubiloso José. “Muchas veces, cuando la gente ve el circo, ve un pedacito de México. Un gran número nos ha dicho que lo habían visto cuando eran niños”, en su país natal.

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Con estas evidencias a la vista, en 1996 la familia decidió que podía establecer un tercer circo, exclusivamente para el mercado estadounidense.

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Los primeros años fueron difíciles. Estaban aprendiendo cómo hacer negocios en Estados Unidos, pero entre tanto, este circo desangraba económicamente a los dos que tenían en México.

Con todo, salieron adelante y para 1999 ya realizaban largas giras por todo el estado de Texas. En 2000 se presentaron en California por primera vez; pasaron seis meses completos en distintas comunidades mexicanas ubicadas alrededor de Los Ángeles.

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A domar a la fiera
El año pasado, los hermanos Vázquez decidieron que había llegado la hora de explorar el resto de “los Estados Unidos mexicanos”. El censo poblacional de 2000 había revelado la existencia de crecientes comunidades nacionales en el sur y el medio oeste, en lugares donde por muchos años los inmigrantes no acostumbraron asentarse, y  los hermanos Vázquez los siguieron hasta esos sitios. La  gira se extendió hacia Indianapolis, Indiana; Nashville, Tennessee; Atlanta, Georgia y Greenville, Carolina del Sur.

“Este es un mercado nuevo, en el que no hay competencia”, asegura Ramón Vázquez, el hermano que manejó el negocio durante esa gira. Sin embargo, en el medio corre la especie de que el Ringling Brothers & Barnum and Bailey Circus, el más grande de la unión americana, está organizado un espectáculo para el público de habla hispana.

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A la fecha, las giras del Circo Hermanos Vázquez se planean de manera informal. La familia no ha hecho estudios de mercado de las ciudades para sus giras, reconoce Ramón. Pero es posible que, al enfrentar el futuro, tenga que adoptar una fórmula más estratégica enfocada al mercado circense de Estados Unidos, si es que quiere consolidarse y continuar creciendo.

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Pese a su escasa planeación, toman algunas previsiones. “Hacemos llamadas telefónicas, hacemos preguntas –explica Ramón–. Una  buena señal es que haya una estación de radio en la localidad, porque entonces podemos hacerle publicidad al circo. Por lo general, escogemos ciudades que tengan televisión en español, sea de Univision o de Telemundo.”

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Además, un circo tiene características muy diferentes al resto de las empresas, y no cualquiera puede manejarlo. “Cada semana es una aventura. Generalmente, el que edifica un negocio tiene que pasar por el proceso de hacer planes de construcción, invertir y gestionar permisos solamente una vez. Este circo lo hace todas las semanas.”

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Los hermanos Vázquez no se están enriqueciendo con sus giras por la unión americana, pero creen que están estableciendo su nombre en el país del norte.

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Ramón es modesto, aunque se guarda una carta bajo la manga para el futuro: “Si nos comparan con Mr. Walmart, somos pobres. Hay que trabajar mucho pero, si se es listo, puede ganarse algún dinero.”

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