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Héctor Rangel, de Bancomer. &#34La raz?

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

En la película de la economía mexicana, a los banqueros siempre les toca el papel del malo. Estos hombres de cuello blanco, célebres porque no perdonan ni un centavo de lo que prestan, son, en opinión de muchos empresarios, los culpables de que el país esté en crisis, de que no se reactive la planta productiva y, en fin, de que ellos mismos tengan que declararse en suspensión de pagos.

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Pero los banqueros afirman que también son víctimas de la realidad nacional y que muchos abusan de la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos. Creen que se requiere una modificación de fondo de ésta y que ellos tienen derecho de que se les liquide su deuda completa, ya que su negocio es prestar dinero ajeno. Los hombres del capital confirman que están en posición de negociar con cualquier empresa que tenga la voluntad de pagar y aseguran que 99% de las compañías que solicitaron una moratoria podrían haber negociado su adeudo.

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A continuación, EXPANSIÓN presenta una versión editada de una charla sostenida con Héctor Rangel, director general de banca institucional de Bancomer.

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¿Cómo ven en la banca que las empresas se declaren en suspensión de pagos?
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La suspensión de pagos es una protección de la que se ha abusado. Muchas veces se utiliza para lograr ventaja en la negociación con la banca y se desvirtúa la legislación. La ley pone a la empresa en manos de un síndico, que no tiene la menor idea de lo que se trata la compañía y rigidiza los procedimientos.

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¿Por qué llegan las empresas a la suspensión de pagos?
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Muchas llegan mal aconsejadas, por abogados sin escrúpulos que quieren vender sus servicios. Luego se dan cuenta de que la moratoria no soluciona el problema, y que hubiera sido preferible una negociación con sus acreedores.

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¿Requiere la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos actualizarse?
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Se requiere una ley más moderna, que permita una mejor forma de atacar los problemas. En Estados Unidos existe el Chapter 11 y otras formas de atraer capital. Nuestra ley no nos da flexibilidad. Si la empresa estaba mal cuando se declaró en suspensión de pagos, todo empeora.

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¿Qué modificaciones específicas requiere la legislación?
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El tema debe ser discutido. Se requiere buscar formas con las que las empresas puedan reorganizarse, atraer capital adicional, negociar mejores contratos con los acreedores y no que se vuelan una camisa de fuerza, por la cual todo el mundo sale perjudicado. Valdría la pena que el Congreso analizara y modernizara esta ley.

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¿Se justifica la solicitud de suspensión de pagos por parte de las empresas?
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Se justifica en un mínimo de casos, pero primero se debería negociar con los acreedores y no declararla unilateralmente.

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¿Son una carga para la banca las empresas declaradas en moratoria?
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Sí, son una carga que nos frena, no se puede negociar y se pospone la solución de la empresa. Todo lo prestado queda congelado y sin muchas posibilidades de reestructuración. No obstante, en 99% de los casos se logra una mejor negociación por la vía amistosa.

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Si la banca está en la mejor disposición de negociar. ¿Por qué las empresas llegan a un juicio?
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Los bancos estamos en el mejor de los ánimos para lograr una negociación razonable. Pero muchas veces la palabra razonable no tiene el mismo significado para nosotros y la gente. Te dicen que te pagan 30 centavos por cada peso, cuando tienes garantías, avales y otras formas que te permiten recuperar tu adeudo. Nosotros tenemos que recuperar al máximo nuestros créditos, ya que el dinero no es nuestro.

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Se dice que la banca prestó a todo el mundo sin medir las consecuencias. ¿Eso es cierto?
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Es probable que existan casos de créditos mal otorgados, pero muchas veces el problema es más de una actitud intransigente de los empresarios. Aunque no descarto que los bancos lleven cierta culpa.

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¿Cuántos clientes de Bancomer se han declarado en suspensión de pagos y cuánto les deben?
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Tenemos 50 empresas, entre medianas y chicas, que para las 10,000 que atendemos son mínimas. Nos deben cerca de N$600 millones de nuevos pesos; pero comparados con los N$100,000 millones que tenemos prestados, no es nada.

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Usted habla de negociación. ¿Qué ofrecen para que ésta se dé?
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Damos plazos que permiten a las empresas recuperar sus ingresos. Un ejemplo son las Unidades de Inversión (UDIs). Además tenemos esquemas propios, trajes a la medida. Existen negocios que con un poco de aire resurgen, otros que requieren reestructurar a 10 ó 15 años. Existe margen de negociación y parte de ésta es que se levante la suspensión de pagos y que se vuelva a las reglas de antes, ya que la moratoria es una situación que afecta brutalmente al deudor. A veces tenemos que tomar a cuenta bienes. Pero a los bancos no les interesa quedarse con coches usados, casas viejas o ranchos.

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Pero las UDIs no han funcionado...
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Las UDIs sí han funcionado, sólo que no al ritmo que se quiere. Existe un poco de desconfianza. En Chile pasaron 6 ó 7 años para que las Unidades de Fomento fueran aceptadas.

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¿Recuperará Bancomer lo prestado?  
- Tenemos confianza en recuperar la totalidad de nuestros créditos, ya que en la mayoría de los casos tenemos buenas garantías. Es cuestión de tiempo; la razón nos asiste y nos deben ese dinero. Por eso creo que la mejor opción es una negociación amistosa; de lo contrario, todos pierden y a la larga la más perjudicada es la empresa.

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Parte de la crisis de las empresas se debe a que tenían un panorama económico distinto al que se les había planteado. ¿La banca comprende esto?
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Muchas empresas apostaron a un país y a una situación económica diferente. De la noche a la mañana tuvieron que modificar su situación. Pero el país volverá a crecer. El próximo año, el PIB crecerá 3%, y los años subsecuentes, si se toman las medidas necesarias, 5%. Este año es muy malo, pero los negocios no son para un año, sino para muchos.

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¿Qué recomendaría a los suspensos?
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Les hago una invitación para que reconsideren y vean a largo plazo, para que se acerquen a sus bancos, en donde seguramente encontrarán formas de volver al camino normal.

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