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La huella de Afrodita

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Entre las quejas habituales de las mujeres está la de que su ropa se ensucia con demasiada frecuencia, debido al maquillaje que utilizan para agradar a su galán. Más queja que otra cosa, porque entre ellas intercambian trucos que les simplifican la vida. Para combatir una huella intrusa, como para tantas otras cosas, nada mejor que un telefonazo a la amiga predilecta.

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Esa es quizá una de las principales diferencias entre el mal llamado sexo débil y el hombre: como en un aquelarre, las damas se reúnen de vez en cuando para intercambiar trucos y secretos de cualquier índole. Por eso saben qué hacer si se derrama vino en la alfombra, o cómo seducir a su inocente mejor amigo. Si los hombres hicieran lo mismo, probablemente dejarían de pensar que la mujer tiene una mente retorcida, un sexto sentido, o el sentido práctico especialmente desarrollado... Y podrían encarar un sinnúmero de pormenores que, hasta ahora, suelen resolver esposas, novias y amantes.

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El ejemplo del maquillaje es bueno: aunque la queja sea, en apariencia, exclusivamente femenina, lo cierto es que los hombres también se ven, en numerosas ocasiones, enfrentados a una marca de lápiz labial o colorete... Y es que hay mujeres que dejan huella. Para esos momentos (¿desesperados?) en los que la huella no ha lugar, o simplemente para que su esposa no se pase horas tallando sus camisas, le recomendamos algunos trucos, quizá complicados, pero efectivos.

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En primer lugar es importante no mojar el pañuelo para frotar como un loco: en ese caso, la mancha se extiende, y no hay manera de deshacerse de ella. Tampoco sirve la gasolina blanca, que puede agujerear la tela. Una de las soluciones es que, al llegar a casa, se quite la prenda en cuestión y talle usted mismo; pero si todavía es necesario enfrentar una larga jornada con impecable camisa, hay un método infalible contra la mancha inoportuna: aplique un spray tipo laca sobre la mancha, y deje secar. Después, frote con un pañuelo húmedo, y esta desaparecerá como si nunca hubiera existido. Luego, claro, están métodos más drásticos como echar catsup o cualquier cosa encima del labial, para que no se vea de qué es la mancha. Aunque si de infidelidad se trata no hay truco que valga, su mujer ya lo sabe: se lo han dicho sus ojos.

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