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La humedad perfecta

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Por color, forma y aroma, usted ya eligió su marca o marcas, para los distintos momentos del día; cada cual responde a estados de ánimo, a esas atmósferas, a la sobremesa. Ya domina las técnicas del corte y el encendido perfectos. Pero los puros, al igual que los vinos, son en extremo sensibles al entorno. La primera consideración es que no existen trampas en lo que a conservación se refiere. Pese a todos los rumores que corren por ahí, si, por alguna razón, el puro se secó, no hay forma de resucitarlo, excepto en algunos casos en que responden a varias semanas en una buena caja con la humedad necesaria. Inútil todo esfuerzo de exponerlos al vapor de un baño turco, por ejemplo, pues, al sacarlo,  las hojas externas estarán secas mientras que las centrales habrán concentrado la humedad. El resultado es un puro rasgado por la mitad.

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Ahora bien, ¿cómo comprar una buena caja (humidificador) que controle el flujo de aire y mantenga entre 70 y 75% de la humedad? Para empezar, observe los bordes (lisos) y la tapa pesada que debe cerrar por completo, sin sellar, pues es necesario que entre una pizca de aire para que circule. Por otra parte, es indispensable que tenga un sistema de humidificación  –de lo contrario es una simple caja–, aunque no es necesario que este sea sofisticado pues, a fin de cuentas, depende de que usted no olvide alimentarlo con agua o químicos a intervalos periódicos. Recuerde, si los puros exudan un poco de aceite, es señal de que las condiciones son perfectas.

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Busque una caja con maderas no aromáticas, como el cedro español que, además, absorbe y recicla la humedad. Las bandejas deben permitir la correcta organización de los puros para que, de cuando en cuando, rote el contenido y todos se beneficien de la humedad equilibrada. Y conviene recordar que los más secos deben ingresar lo más alejado posible del sistema de humidificación para exponerlos a una lenta hidratación.

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Una experiencia desagradable es la visita inesperada del llamado escarabajo del tabaco, que perfora con rapidez las más bellas cajas. La razón de estos intrusos obedece a que la temperatura ha rebasado los 75 grados durante más de un día. Para acabar con los escarabajos y sus larvas, la solución es congelar los puros durante 48 horas y después colocarlos en el refrigerador durante un día antes de regresarlos al humidificador, sin olvidar que este debe limpiarse con un trapo humedecido con agua destilada. Y una consideración adicional: procure abrir la caja lo menos posible, para evitar la entrada de aire en demasía.

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Ahora, a disfrutar de un buen puro, bien sea que se haya conservado en una caja de fina superficie laqueada o con elegantes diseños de marquetería.

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