El rompope es heredero de una tradición centenaria, originada en los conventos de la Europa católica a mediados del milenio pasado. Hoy Santa Clara, de Casa Cuervo, lo promociona a escala internacional como ingrediente para un coctel feminista y de vanguardia, llamado rompopito. Basándose en un juego de palabras de dudoso buen gusto, se pretende dar a esta bebida el carácter de sólo para ellas: repulsión absoluta al sexo masculino, con todo el estilo de la mujer difícil y casi siempre inasequible. El coctel está compuesto por jerez, rompope y tequila, brebaje que asegura ser cobijo de mujeres despechadas y engañadas.
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