La incorporación de 10 naciones de Europa del Este a la Unión Europea podría ocasionar aún más cierres de plantas para reubicarlas entre los nuevos miembros. Peugeot y Toyota decidieron situar la nave que fabricará su nuevo coche en la República Checa. Hace algunos años hubieran podido establecerse en Francia, dice Giroux, de la Medef.
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Mientras que los grandes grupos aprovechan la mano de obra barata, la incorporación europea será un golpe para las firmas más pequeñas de sectores vulnerables, como el textil. Aún así, Francia lleva 15 años de integración en el mercado común europeo. Sus compañías se beneficiaron de un más amplio mercado doméstico a cambio de una competencia mayor. Además, el euro eliminó en su zona de influencia los efectos de las variaciones en el valor de la moneda.
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“Lo que esperamos de Europa en general es que reduzca nuestros costos operativos. Lo ha hecho sólo parcialmente. Nos perjudican las legislaciones y la contabilidad local, etcétera. Como grupo europeo nuestro costo es ligeramente superior al de Estados Unidos. Allá no necesitan crear empresas en Los Ángeles, Houston o Nueva York. No hemos llegado a ese nivel de facilidad de hacer negocios que existe en territorio de la unión americana”, afirma Dunogue, de Alcatel.
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El sector privado francés se puede felicitar del hecho de que el gobierno de Raffarin llevará su disposición amigable para los negocios a la Comisión Europea, donde buscará evitar la adopción de reglas estrictas que desalienten la inversión en la Unión.