Con apenas cinco años de creación, los hoteles W han logrado un sitio privilegiado entre las preferencias de los ejecutivos a la moda, de entre 25 y 35 años. En este lapso, la cadena hotelera Starwood ha abierto 15 establecimientos en Estados Unidos, uno en Sydney, Australia, y ahora llega a conquistar el mercado mexicano.
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El W Ciudad de México será el primero en América Latina y se construirá en la zona de Polanco con el fin de hacerle competencia frontal al Inter-Continental y al Nikko, al menos en ubicación geográfica; al JW Marriot en concepto, y al Fiesta Americana Gran Chapultepec en el nivel de huéspedes, explica Laura Stringel, directora de Ventas de la firma para México y Centroamérica.
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El concepto será moderno, con el fin de atraer a hombres de negocio de nichos como tecnología, finanzas, medios de comunicación, publicidad y entretenimiento.
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La entrevistada prefirió no hablar del monto de la inversión para la construcción del edificio, que contará con 239 habitaciones –a un costo promedio de $200 dólares por noche– y será inaugurado en el tercer trimestre de 2003. Para su primer año estima que la ocupación será de 58% y aumentará a 70% el segundo.
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Otro de los negocios en los que la multinacional ha puesto el ojo es la operación de las haciendas Temozón, Santa Rosa y San José, en Yucatán, y Uayamón, en Campeche. La idea de la remodelación de los inmuebles corrió a cargo de Grupo Plan, propietario de estos bienes raíces y de dos resorts –El Tamarindo y Careyes– que también son administrados por Starwood.
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El reducido número de habitaciones de estos recintos permite la privacidad y atención que banqueros, miembros de la nobleza y mandatarios buscan para cerrar negocios o descansar. Cobrar $300 dólares por noche no ha sido obstáculo para alcanzar una ocupación de aproximadamente 40%, que la empresa espera aumentar en cinco puntos.