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Lo que fue de 1995

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Revisar los datos sobre la conducta de las inversiones para un periodo determinado -en este caso 1995- representa un ejercicio interesante para ver aciertos y errores; sin embargo, hay varios detalles a tener presentes. En primer lugar, es importante mencionar que al realizar estas comparaciones estamos hablando de historia, por lo que resultados pasados no dicen nada sobre el desempeño futuro.

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El segundo elemento es que estas comparaciones son como una fotografía y no como una película, de manera que sólo se ven las cifras a un momento determinado y no se toma en cuenta la dinámica de comprar barato y vender caro.

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Para quien, en diciembre de 1994 y octubre de 1995, tuvo alguna moneda como el franco suizo, el marco alemán o dólares, estará feliz del fuerte incremento que tuvieron las divisas en estas fechas. Sin embargo, entre uno y otro movimiento hubo la oportunidad de aprovechar las altas tasas de interés nacionales, lo que podría haber mejorado sustancialmente los resultados. Contrariamente a este buen tino, si usted compró dólares el -1o. de marzo de 1995 a N$8 nuevos pesos, en la primera semana de noviembre su semblante mejoró al ver que nuevamente la cotización del peso se ubicó en N$8 nuevos pesos; sin embargo, al revisar el costo de oportunidad, en términos reales no se tomó la mejor decisión.

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El tercer elemento es el relativo a la diversificación. Aunque habrá quien guste de tener el patrimonio concentrado en un solo instrumento, habrá en contrapartida inversionistas que no sólo tengan un portafolios diversificado en instrumentos de renta fija o de deuda, divisas y acciones, sino que tengan (en el caso particular de las inversiones en renta variable) el abecedario completo en materia bursátil.

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Peter Lynch, autor del libro Venciendo al mercado (Beating the -street, Simon & Schuster, 1993), considera que el inversionista debe tener cuantas acciones quiera, al igual que el número de hijos. Todo esto en función de cuántos o cuántas pueda controlar y mantener.

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Finalmente, como cuarto elemento, hay que tomar en cuenta que no se incluyen los costos transaccionales, como son las comisiones en bolsa, el diferencial entre el mercado primario y el secundario en el caso de las inversiones en valores de deuda, así como la brecha entre las posturas de compra y de venta en las divisas.

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Quizá lo más interesante de esto es que el inversionista debe tomarlos como focos rojos para sus futuras decisiones -aprendiendo del error- y no para amargarse la existencia y vivir con él "si yo hubiese".

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Los resultados. Para el periodo comprendido entre el 30 de diciembre de 1994 y el 31 de octubre de 1995, a nivel agregado las inversiones en monedas y metales sobresalieron por encima de las inversiones tanto en instrumento de deuda como de renta fija, así como del mercado accionario.

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Es interesante tomar en cuenta que en estos resultados ya se contempla parte del ajuste que experimentó la paridad cambiaria, ya que el dólar, durante diciembre, se movió de N$3.40 nuevos pesos a N$5 nuevos pesos, por citar tan sólo un ejemplo.

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Aunque los dólares fueron un recurso muy socorrido por parte de los inversionistas, hay que reconocer que no fue precisamente esta moneda la que mejor resultados presentó, ya que el franco francés (52.88%) y el marco alemán (45.99%) estuvieron por encima del resultado del dólar (42.80%). En estos datos sólo se toman en cuenta las ganancias cambiarias y no incluyen intereses.

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El movimiento que experimentó la paridad ocasionó que los metales tuvieran una revaluación, de manera que el centenario presentó una ganancia de 43.75% y la onza troy de plata una utilidad de 37.50%.

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Si se compara el rendimiento de los Cetes a 28 días con respecto al movimiento del dólar (40.57% vs. 42.80%), se puede ver que por lo menos en cuanto al movimiento de los 10 primeros meses del año los instrumentos de deuda presentan un rendimiento -"competitivo", y es en este punto donde vale la pena hacer una observación.

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Así como en el periférico habrá quien guste de ir zigzagueando entre el carril de -baja y el de alta, en contrapartida habrá quien prefiera irse por un sólo carril y tomar un paso constante. Si usted se identifica con uno u otro, se podrá dar cuenta que en ocasiones uno le gana al otro y viceversa. Lo anterior, aplicado a las inversiones, significa que cada individuo debe tomar el camino que más le acomode y con el que se sienta más tranquilo.

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En el caso del mercado accionario, 1995 no fue precisamente uno de sus mejores años, ya que a nivel agregado la bolsa presenta una contracción de 3.10%, aunque hay que tomar en cuenta las fuertes fluctuaciones que se han observado en el periodo.

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En el caso de las sociedades de inversión, las 253 opciones que existen se pueden dividir en 13 diferentes categorías, siendo precisamente esta distinción la que permite evaluar los resultados de estas alternativas. Los fondos de inversión no sólo se pueden dividir en instrumentos de deuda -tanto para personas físicas como para personas morales-, sino que también están las carteras orientadas a la cobertura cambiaria y las que canalizan sus recursos al mercado accionario.

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De manera particular, los empresariales provisionales (51.77%) sobresalieron por sus resultados respecto de los líquidos (40.41%) y los de plazo (45.15%). Para los de deuda, personas físicas, sobresalieron los de plazo (45.11%) sobre los líquidos (41.22%), haciendo patente que las inversiones, a un horizonte de mediano plazo, resultaron ser una mejor alternativa que la disponibilidad del dinero.

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Las nueve carteras para personas físicas, orientadas a la cobertura cambiaria, presentaron interesantes resultados al obtener una ganancia de 43.43%, mientras que las carteras orientadas al mercado accionario presentaron en promedio bajos rendimientos. Como se puede observar, los resultados en los mercados financieros son contrastantes.

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