En 2000 Carolina Mendoza, Alejandro Barrada, Alfredo Salinas y Marlene González decidieron emprender un negocio. Con el mínimo capital requerido y guiados por la tradición familiar en cosméticos, crearon Industrias Maravilla, que originalmente comercializó sólo Uña Maravilla, tratamiento especial para fortalecerlas.
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En su primer año, la empresa registró ventas por $400,000 pesos, pero sus creadores no se conformaron, pues sabían que tenían un producto con alto potencial en el mercado de cosméticos con base en productos naturales, que estaban abriendo un nuevo nicho y que eso podía dar para más. No se equivocaron. El año siguiente sus ventas fueron por $35 millones de pesos.
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Ahora la firma comercializa 18 diferentes artículos, cuenta con alrededor de 400 clientes y tiene nueve oficinas regionales. Ya con las uñas afiladas, comenzó a exportar a Panamá y República Dominicana, con miras de extenderse a Centro y Sudamérica. También dio origen a una nueva filial llamada Fábrica de Cosméticos de México, que en la actualidad elabora productos para Fuller, Arabela y Avon, entre otras. “Nuestro plan es que en cinco años esta planta se convierta en la maquiladora más importante del país en su ramo”, señala Wilfredo Ferrer, gerente de Planeación.