En los últimos años, las compañías que componen o tienen operaciones dentro del sector textil han mostrado resultados mixtos en cuanto al valor que han generado para sus accionistas, aunque es notable que algunas han ofrecido retornos por debajo de los ofrecidos por los Certificados de Tesorería de la Federación.
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Afectadas considerablemente por la crisis económica que azotó al país a fines de 1994 –algunas desde la apertura comercial de 1985–, las compañías textiles han luchado por hacer más eficiente sus operaciones invirtiendo sumas importantes de capital. La apertura ocasionó que se enfrentaran a productores asiáticos y norteamericanos mucho más eficientes en costos y, a pesar del establecimiento de impuestos compensatorios a los productos de Asia, varias firmas pequeñas y medianas se vieron obligados a cerrar sus puertas a causa del rezago tecnológico que tenía frente a los competidores extranjeros.
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Para las grandes empresas textiles –que generan 60% de las ventas del sector–, el panorama es, en cambio, positivo, pues han mostrado una recuperación notable y han retomado el camino del crecimiento.
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Con las inversiones en modernización y tecnología de punta, eficiencia en sus procesos productivos, exposición a mercados mayores y las crecientes exportaciones, estas compañías se encuentran en la posición de lograr obtener mayores flujos de efectivo que les permitirá reiniciar la generación de valor. Son susceptibles de destacarse los casos de las empresas Celanese y Texel.