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Los muchos sueños de Jalisco

Con todo y rezagos, varias regiones de esta entidad se perfilan como polos de desarrollo: cuencas le
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Por la múltiple dinámica funcional que Guadalajara ha desempeñado desde la época colonial en el occidente del país, se antoja difícil que la capital tapatía –y ahora también su zona conurbada– deje de ser el eje central en torno al cual giren las actividades de Jalisco. Lo que sí es más factible es disminuir las distancias que separan al centro de las regiones periféricas.

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Sin embargo, aun dentro de la periferia, existe tal polarización que no todas las regiones tienen las mismas posibilidades para acortar la brecha, a menos que reciban un buen impulso de fuera. Para muestra está la región Norte que, al tener como handicap el aislamiento geográfico, ha sido una de las más dejadas de la mano de Dios.

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Pero también hay regiones que, con todos sus rezagos de infraestructura social y productiva, reúnen más y mejores condiciones para aspirar a perfilarse como polos de desarrollo. Ése es el caso de Altos Norte, la principal cuenca lechera del país; Altos Sur, centro agropecuario de primer orden nacional y con una importante ramificación textil; Sur, zona comercial y agrícola con un enorme potencial forestal; Valles, centro productor de caña y tequila; Ciénega, polo industrial y turístico, y Costa Norte, que tiene en Puerto Vallarta su mejor tarjeta de presentación.

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UN SUEÑO SEXENAL
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A Lagos de Moreno, sede de la región Altos Norte, le pasó lo que a los novias de rancho: se quedó vestida y alborotada. En el pasado sexenio, por influencia de una distinguida laguense (ni más ni menos que la ex primera dama de la nación, doña Cecilia Occeli de Salinas), se soñó hacer de esta cabecera municipal un gran centro urbano. Para ello, se le dotó de avenidas, un centro para la feria, un buen club, un hotel y hasta un aeropuerto. “Fueron proyectos muy ambiciosos que quedaron truncos o como elefantes blancos, porque no había una economía real que los demandara”, comenta Ciro Alfonso Herrera Ramírez, director del plantel Lagos de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa).

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Con un nivel de ingresos que no correspondía a lo que se había proyectado y la herencia de una pesada deuda ($18 millones de pesos), el ayuntamiento de Lagos de Moreno no tuvo mayor margen de maniobra. “Todo el presupuesto ha sido para obras básicas de infraestructura o de -equipamiento urbano; no para obras de relumbrón”, justifica el alcalde de extracción panista Víctor Manuel Larios Muñoz.

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Sin recursos, el tan deseado proyecto de un parque industrial nunca se concretó, por lo que se perdió la oportunidad de recibir a importantes firmas que mejor optaron por ubicarse en los dadivosos estados vecinos de Aguacalientes y Guanajuato. Aun así, carente de una zona industrial definida, en el último trienio se han instalado por diversos puntos de la ciudad empresas como Sigma Alimentos, -Bachoco, Mexlub, Parmalat, Vanity Fair y La Concordia, las cuales se vinieron a sumar a -Nestlé, Swiss-mex y el Grupo Sanfandila. La estratégica ubicación de Lagos de Moreno, con una excelente comunicación con los tres mercados más importantes del país, ha sido un factor de mucho peso para la localización de tan fuertes compañías que han venido a darle un respiro a la economía local.

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Diversificado hacia las ramas porcícola, avícola (con Sanfandila y Bachoco como puntas de lanza), textil, del calzado y la fundición (hay un boom de fábricas de artículos de -pewter), la vocación natural de este municipio de 120,000 habitantes es la producción de leche. No por nada es considerada la primera cuenca lechera del país, arriba incluso de La Laguna.

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La cadena lechera no se ha quedado en la fase primaria; ha evolucionado hacia la industrialización, aunque con ciertas dificultades. “El gran coco –señala Alejandro Manrique, gerente de Compras de Comercial Forrajera– es el gran número de productores que todavía maneja su ganado en forma no tecnificada, aunque las exigencias de empresas como -Nestlé, Parmalat o Sigma los está llevando a tecnificarse.”

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Sin un centro tecnológico que apoye al sector, las propias empresas de la cadena productiva son las que hacen la tarea. Es el caso de Comercial Forrajera y, también, de -Parmalat. Según explica Doménico Guida, director general de la firma italiana que procesa 100,000 litros diarios de leche, a sus proveedores se les brinda asesoría integral, al igual que apoyo con la venta de alimento balanceado, insumo que representa 60% del costo de producción de un litro de leche.

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Además de conservadores, Sergio Manrique describe a los laguenses como “individualistas y envidiosos”. Quizá por ello, no a todos les ha caído el veinte de que, para impulsar la industria lechera a un nivel superior, es obligado unirse. “Mientras nos peleamos aquí adentro, llegan empresas de fuera y nos comen el mandado”, reconoce el gerente general de Comercial Forrajera. La asociación entre Lechera Guadalajara y productores de la región Altos Sur en el proyecto de La Concordia (que al día procesa 1.5 millones de litros de leche) es sólo un ejemplo que confirma sus palabras.

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Para esta ciudad media que tiene una convivencia muy íntima con Aguascalientes y León (por su cercanía, los laguenses estudian, hacen el super y buscan su diversión en esas localidades), lo que Herrera pronostica es un despegue lento y a mediano plazo. “A corto plazo no veo que sea el gran centro de desarrollo que se creía sería en el sexenio pasado.”

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LOS SUEÑOS DE OTROS ALTEÑOS
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A diferencia de sus vecinos del norte, los alteños del sur han sabido superar su carácter conservador e individualista. Para muestra están los 14 avicultores de Tepatitlán que en 1979 se asociaron para formar -Vitep. Hoy este grupo, bajo la batuta de César de Anda, no sólo es líder nacional en la producción e industrialización de huevo; también ha conjuntado una cadena de 18 empresas integradas –que inicia con la salida del cascarón de la pollita ponedora y termina con la industrialización de productos avícolas–, en algunas de las cuales participan socios extranjeros.

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Tepatitlán es dueña de un privilegiado inventario avícola (18 millones de aves de postura, de las que 12 son de Grupo -Vitep) y ganadero (tanto porcino como bovino). Sin embargo, De Anda considera que ha llegado el momento para que esta cabecera y toda la región “se industrialice y se convierta en un verdadero procesador de alimentos, no nada más para el mercado nacional sino también para la exportación”. Ese “corredor alimenticio” igualmente incluye a las fábricas tequileras de -Arandas, que están realizando inversiones por más de $15 millones de dólares.

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Para fortalecer el nicho alimenticio, el presidente de Vitep cree necesario dotar a la zona de una mejor infraestructura productiva. Concretamente, se refiere a un parque industrial, aunque ya su grupo cuente con uno propio.

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Rigoberto González Martínez, alcalde de Tepatitlán, ofrece como causa justificante de no haber realizado ese proyecto la herencia de una economía “muy insana”. Con el lastre de esa deuda que proporcionalmente es la más pesada de todos los municipios y un presupuesto - per cápita de los más bajos, asegura que poco pudo hacerse para dotar de servicios e infraestuctura a una ciudad cuya población ronda los 110,000 habitantes.

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Si el sector agroalimentario es y debe seguir siendo el basamento económico de la región, la rama textil puede ser uno sus pilares. De hecho, en Tepatitlán existe una industria casera dedicada a la producción de blancos, además de una planta de Vanity Fair que recientemente se instaló para la producción de ropa íntima.

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Donde está más desarrollada la rama textil es en San Miguel El Alto. Ahí impera el Grupo -Jomar, de José Martínez, quien en 1965 llevó esa industria a una zona que tradicionalmente era ganadera. A partir de entonces, Jomar fue abriendo fábricas de hilos, telas y producto terminado, hasta convertirse en “el grupo textil más integrado de México”.

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Mientras se daba esa integración (que está por complementarse con una nueva planta de hilos de poliéster y algodón), en torno de Jomar se fueron abriendo cientos de talleres familiares, de tal suerte que Martínez calcula que, de los 30,000 habitantes que tiene San Miguel El Alto, 10% están dedicados a la industria textil. La influencia de este grupo que exporta 40% de su producción a Norte, Centro y Sudamérica, trascendió igualmente a los municipios aledaños de Zapotlanejo, Ayotlán y Villa Hidalgo. “Esas poblaciones –asevera– han despertado y han logrado ser zonas muy importantes en la industria de la confección por la influencia y los apoyos que nosotros les hemos dado.”

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POR LOS CAMINOS DEL SUR
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Por su estratégica posición –a sólo 200 kilómetros del puerto de Manzanillo–, a Ciudad Guzmán se le ha visualizado como un importante eje industrial y comercial que, a la vez que estaría conectado al corredor del TLC, sería el punto de enlace con la Cuenca del Pacífico. Hasta ahora, el ambicioso plan ha quedado en letra muerta, por lo que la tierra de Juan José Arreola y de “Beto” (así le llaman sus paisanos al gobernador Alberto Cárdenas) se ha tenido que conformar con seguir siendo el principal centro comercial y de servicios de la región Sur.

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Aun con esa intensa actividad –que da empleo a casi 60% de la población económicamente activa–, el alcalde de la también conocida como Zapotlán El Grande, José Rafael Ríos Martínez confiesa que la ciudad atraviesa por una “depresión económica muy señalada” y que se están “quedando atrás en el desarrollo económico”. La principal causa del rezago, dice, es la falta de inversión foránea.

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Ciudad Guzmán reúne muchas cualidades para atraer inversiones. Es una población agradable y ordenada; cuenta con uno de los índices de equipamiento urbano más altos y uno de los más bajos índices de marginalidad; posee varias instituciones educativas de nivel superior (el Instituto Tecnológico, el Centro Universitario del Sur y el Centro Regional Normal) y su participativa sociedad vive tranquila y segura. A pesar de tantas cualidades, las inversiones no han llegado.

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Hay quienes lo atribuyen al riesgo sísmico que representa la zona. Sin embargo, Luis Fernando Ríos, director general de Chocolate Rey Amargo, no cree que la sismicidad ni la presencia del Volcán de Colima sea un factor de peso para frenar las inversiones. Entonces, ¿cuál es? Para muchos, el mismo que en otras regiones: la carencia de un parque industrial.

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Aunque existe el proyecto de una parque industrial-ecológico, José María Gutiérrez, presidente de la delegación Ciudad Guzmán de la Cámara Regional de la Industria de Transformación, opina que carece de la infraestructura adecuada para su arranque; “aun así se están vendiendo los terrenos”.

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“Se estarán vendiendo, pero el metro sale más caro que en Monterrey y Guadalajara”, tercia Jorge Magaña, el principal fabricante del país de cajas recolectoras para basura. “Para que se venga la industria, hay que regalar los terrenos como en Aguascalientes y cobrar sólo los servicios”, propone.

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Para Gutiérrez no todo está perdido, porque “si no hay forma de atraer empresas grandes, hay que generar micro y pequeñas empresas”. Con esa industria de bajo calado, rodeada de una fuerte industria aledaña (compuesta por -cementeras, caleras, ingenios y fábricas de papel), y dándole un fuerte impulso al área forestal y turística es como percibe el alcalde Ríos el futuro desarrollo del municipio.

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De hecho, Ciudad Guzmán forma parte del núcleo forestal más rico de Jalisco, además de que cuenta con el incipiente corredor turístico lago-montaña-volcanes. El potencial existe; lo que sigue es pulir el diamante para que brille en todas sus facetas.

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CAÑA Y TEQUILA
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La región Valles es una mezcla de colores y olores. Mientras que por el lado de Tala y Ameca se tiñe de un verde vivo y huele a caña, por el lado de Tequila, Amatitán y Arenal se pinta de un singular verde azulado y huele a tequila.

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Tala y Ameca –cabecera regional– forman la mancuerna cañera más importante de Jalisco. Después del ingenio José María Martínez, en Tala, el ingenio de San Francisco, en Ameca, es el más grande del estado. Éste no sólo surte al mercado nacional sino que también exporta a Japón, por lo que se ha constituido en el pilar de la economía local; aún más después de una ampliación que significó una inversión de $11.6 millones de pesos.

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En Ameca ningún rastrojo de la caña se desperdicia; es aprovechado por Industrias Melder para la producción de forraje. Y es que la actividad ganadera aquí también es fuerte. “Somos uno de los productores de ganado de carne más grande de Jalisco”, asevera Marco Antonio Sánchez, presidente de la Asociación Ganadera local.

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Con tan rica actividad agropecuaria, la región necesitaba de profesionales ad -hoc. Los va a tener, pues la regidora de Educación de Ameca, María Isabel -Arreola, informa que a partir de septiembre se está impartiendo una carrera a nivel técnico superior en Administración de Recursos Naturales. “También vemos la posibilidad de instalar otro tipo de servicios para la región, como un laboratorio de suelos, por ejemplo”, añade.

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Igual de pródiga ha sido la naturaleza con Tequila, topónimo que en todo el mundo evoca a la más mexicana de las bebidas. Sus tierras han recibido la bendición del agave azul tequilana weber y de un volcán extinto –el de Tequila– de donde emanan cristalinas aguas ideales para el proceso de elaboración del tequila. “No por nada –apunta Eduardo Orendáin Giovannini, director de Destiladora Azteca de Jalisco– aquí se elabora más de 65% de la producción total de la industria tequilera (133.1 millones de litros en 1996) y más de 80% de lo que se exporta (73.4 millones de litros en el mismo año).”

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Con 11 fábricas establecidas (Cuervo, Sauza y Orendáin son las principales), y tres más que están por instalarse, la población de Tequila (con 34,000 habitantes) vive, directamente o indirectamente, del tequila. Lo mismo sucede en los municipios aledaños de Arenal y Amatitán que, en conjunto, albergan a cinco destilerías. La más renombrada: Herradura, casa tequilera que, sin duda, ha proyectado a la industria a otro nivel.

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LA MULTIPLICACIÓN DE LOS MUEBLES
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Mientras que en la ribera del Lago de Chapala miles de retirados de Estados Unidos y Canadá gozan del excelente microclima y de las bellezas naturales, en la misma región Ciénega hay una ciudad muy industriosa: Ocotlán.

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Ocotlán –cabecera regional– arrancó su industrialización en los años 40, cuando llegó a establecerse Celanese. Junto con -Nestlé, fueron los grandes empleadores de la localidad hasta que, por la automatización de sus procesos, redujeron su nómina.

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Por fortuna, los ocotlenses encontraron su vocación en la fabricación de muebles. Víctor Alfonso Padilla, vocal de la Asociación de Fabricantes de Muebles de Ocotlán, cuenta que la multiplicación del ramo se dio a partir del taller de Jesús -Chavoya, de donde salieron varios trabajadores para emprender su propio negocio. Hoy en día, se presume que hay de 200 a 250 empresas (95% micro y -pequeñas), las cuales generan 5,000 empleos. “De no haber sido por esa industria, Ocotlán tendría un grave problema social por tanta gente que se quedó sin empleo”, valora su presidente municipal, José de Jesús Aceves González.

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En el segmento de aglomerados de madera, Ocotlán es, junto con el Distrito Federal, el principal productor del país. Casi la totalidad de las fábricas surten al mercado nacional, con excepción de unas cuantas que, gracias a que han dado el brinco hacia la tecnificación, están logrando exportar. Una de ellas es Muebles Decorativos de Ocotlán, de Pedro Jaime Zúñiga, la cual embarca tres contenedores mensuales a Guatemala.

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A juicio de Padilla, el ramo todavía cojea por muchos lados: carece de sistemas de calidad, de personal capacitado, de desarrollo de proveedores, de una adecuada comercialización y, sobre todo, de adoptar esquemas de asociación. “En vez de unirnos y organizarnos, nos estamos peleando por los mismos clientes, por los mismos proveedores y hasta por los mismos modelos”, se lamenta.

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Pero lo que este sector pide a gritos es su relocalización en una zona industrial, ya que al estar entreverada con las áreas habitacionales, es una verdadera bomba de tiempo que en cualquier momento puede explotar. Según el único alcalde pedemista del país –y quizá el último–, existe el proyecto de un corredor industrial; “lo que se necesita es que los tres niveles de gobierno nos pongamos de acuerdo y lo saquemos adelante”.

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Por no contar con un parque industrial y por la deficiente infraestructura urbana, González admite que se han perdido varias oportunidades de inversión. “Es una ciudad que ha crecido tanto y las partidas que nos llegan apenas son mejoralitos para todo lo que carecemos”, intenta justificar. Para Zúñiga, el argumento no es suficiente y lo único que observa es un: “Ocotlán se ha venido para abajo”.

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CASI UN PARAÍSO
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“Puerto Vallarta es un lugar privilegiado”, expresa Carlos Rizo Aceves, presidente de la Cámara de Comercio de la localidad. Razón no le falta, pues en esta joven ciudad no hay desempleo, el equipamiento urbano y los servicios han mejorado notablemente y su economía crece a un envidiable ritmo del 8%. ¿La fórmula? El turismo.

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Desde que Liz Taylor y Richard Burton, en la película La Noche de la Iguana, revelaron al mundo las bellezas de lo que entonces era un recóndito pueblito de la costa norte de Jalisco, la actividad turística comenzó a ser la fuente de vida de Puerto Vallarta. Ahora más, pues representa su principal fuente de ingresos (calculados en $800 millones de dólares anuales) y de empleo (18,000 directos y 9,000 eventuales en temporada alta).

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Arturo Vázquez Rivas, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles, el Fideicomiso de Turismo y el Fondo Mixto de Puerto Vallarta, reconoce que la devaluación le dio un gran empuje al que es el segundo destino turístico internacional del país. Gracias a ello, en 1996 se recibieron cerca de 2.6 millones de visitantes (casi la mitad extranjeros) y sus 117 hoteles (con 14,000 habitaciones, más 4,700 condominios de tiempo compartido) cerraron con una tasa de ocupación promedio de 65%.

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No todo ha sido obra de una coyuntura. “Estamos viviendo la consecuencia de lo que en los últimos cuatro años se ha venido haciendo en el sentido de la excelencia en el trabajo, en el servicio, en la promoción y en la imagen”, señala Joaquín Baeza Serrano, presidente del Centro Empresarial de Puerto Vallarta.

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Además de intensas campañas de promoción nacional e internacional para atraer a más visitantes, detalla Vázquez, se han implantado programas de capacitación a todos niveles para “que el turismo que llegue se vaya complacido y vuelva”.

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La autoridad, parece, también ha hecho su tarea. Humberto Muñoz Vargas, alcalde de Puerto Vallarta, destaca que, a pesar de que el municipio no recibe una participación proporcional a la riqueza que genera, se ha trabajado fuerte para dotar de servicios y de infraestructura a una ciudad que crece a un ritmo acelerado (su población ya rebasa los 150,000 habitantes). Ello también incluye la coordinación en algunas acciones con el vecino Nayarit, con quien comparte la que es considerada como una de la bahías más bellas del mundo, y hacia donde se está colgando el crecimiento del puerto a través de Nuevo Vallarta.

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Alvaro Sánchez Navarrete, director general del plantel Vallarta de la Univa, enciende un foco de alerta: “Hay que ir revirtiendo las contradicciones que aún se observan entre lo que es el Puerto Vallarta turístico y el resto de la población”.

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Pero aun cuando todos los vallartenses –nativos y adoptivos– han jalado parejo, todavía hay cuentas pendientes. Entre las necesidades que tiene la cabecera de la región Costa Norte, Rizo señala un centro de convenciones; Vázquez, una mejor comunicación carretera hacia Guadalajara; Muñoz, cuidar a “esta gallina de los huevos de oro” con un porcentaje mayor de participaciones, y Baeza, una planeación integral para un desarrollo a largo plazo. El paraíso, entonces, ya estaría más cercano.

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