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Maxcom: Apuesta al futuro

Pese a las dificultades de las telecomunicaciones en el mundo, la telefónica recibe un voto de conf
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

A principios de 2001 Credit Suisse First Boston comenzó a analizar diversas alternativas con el fin de reestructurar la deuda de una empresa mexicana de telecomunicaciones. Semanas antes de que este sector colapsara por las anomalías contables de WorldCom, el banco de inversión no sólo logró que Maxcom mejorara el perfil de sus pasivos, aproximadamente $300 millones de dólares, sino además una nueva inyección de recursos, la mayor parte de la cual salió de la cartera de sus actuales inversionistas y otro porcentaje de los que intercambiaron su deuda por acciones de la firma local.

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Fúlvio del Valle, presidente de la agrupación, resume la ingeniería financiera: del pasivo original, $25 millones de dólares fueron recomprados anticipadamente y los $275 millones restantes se intercambiaron por un nuevo bono de $175 millones que vencen en 2007 –que no pagará intereses los primeros cuatro años– y por acciones equivalentes al 15% de Maxcom. Esta operación se complementó con una capitalización por $70 millones de dólares que servirá para financiar el plan de negocios de la compañía.

-Pero este no es el único voto de confianza para la administración de Del Valle. Mientras que la industria y los legisladores discuten la posibilidad de incrementar la participación extranjera en telefonía alámbrica –en celular está permitida 100%–, el equipo legal de la corporación negoció ante la Secretaría de Economía que su accionista Bank of America aumentara a 65% su participación en la firma. El entrevistado precisa que la familia Aguirre, socios locales, continuarán manteniendo la mayoría de las acciones de control de la empresa. Respecto al acuerdo Jack Glisberg, ejecutivo del banco estadounidense, destaca que su organización, como el resto de los inversionistas, tiene confianza en las oportunidades y el potencial de la compañía de telecomunicaciones.

-Todas las transacciones necesitaron el aval de la Comisión Federal de Competencia. “Debido a que Maxcom es un jugador relativamente nuevo y a que en los mercados relevantes existe otro operador con poder sustancial, no se prevén efectos adversos a la competencia y la libre concurrencia como resultado de la operación notificada”, dictaminó el organismo.

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Sin interferencias
En abril de 2001 Del Valle se incorporó a Maxcom y, según sus propias palabras, se encontró con una empresa con un plan de negocios apropiado pero sin la ejecución adecuada. “Lo que faltaba era un equipo y una verdadera definición de las responsabilidades”, asegura el directivo. Medidas enfocadas a mejorar la productividad de las operaciones y un experimentado grupo ejecutivo fueron, según especialistas del sector, las claves para mejorar la operación de la firma. A la llegada del ejecutivo, que antes dirigió a Iusacell, se reportaron 28,000 líneas y 13,000 clientes; al primer trimestre de este año sumaron 85,000 líneas y 53,000 clientes. El siguiente paso, señala Del Valle, es lograr una liquidez positiva en un lapso no mayor a 18 meses. Al cierre de 2001 Maxcom reportó un flujo negativo por $30 millones de dólares.

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Los accionistas acordaron una cláusula de salida para que en un plazo determinado analicen diversas alternativas con el fin de transferir su participación. En este periodo esperan que el valor de la empresa aumente, de modo que obtengan beneficios de su inversión. Por ejemplo, menciona Del Valle, Bank of America visualiza varias opciones, como una oferta pública, vender su participación a un operador local que busque incrementar su presencia en México o alguno que desee ingresar al mercado doméstico. Según cálculos del directivo, Maxcom tenía un valor aproximado a $220 millones de dólares con 28,000 líneas; pero al lograr 150,000 al cierre del año, con flujo de operación positivo y estabilidad económica, el valor podría llegar a $400 millones de dólares.

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Los especialistas dividen su opinión de cara a los recientes acontecimientos en el sector. Por el contagio, afirman, es posible el retraso de los planes de expansión de las compañías y una baja en el valor de las empresas de telecomunicaciones.

-Felipe González, analista de Yankee Group en México, considera que el mayor reto para los operadores del servicio telefónico básico es lograr rentabilidad, mantener el equilibrio entre el mercado capturado y sus inversiones de capital. “Tanto para Axtel como para Maxcom los resultados no han sido muy atractivos”, asegura. El especialista agrega que la organización que encabeza Del Valle registra una base de usuarios más reducida, principalmente por los cambios de enfoque en su estrategia, sobre todo en lo que respecta a oferta de productos y mercado objetivo. “Ahora, tal parece que se ha llegado a un consenso en cuanto a la composición de su portafolios de servicios, lo cual ha favorecido el incremento en líneas y usuarios. Nuestra expectativa es en el sentido de que, si la actual administración logra un acuerdo en cuanto a la estrategia operativa [flujo de efectivo positivo], estará en camino de alcanzar sus metas de rentabilidad en el transcurso de este año.”

-Mientras esto sucede, la directiva de Maxcom quiere seguir firme en el camino de mejorar su desempeño financiero. “Queremos ser una empresa de nicho, con un millón o millón y medio de clientes, que nos reconozcan el mercado y los clientes como su mejor opción”, resume Del Valle. La pregunta es si en estos tiempos de volatilidad en el sector de telecomunicaciones este compromiso será suficiente para sus inversionistas.

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