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Monterrey. Un sueño regio

Monterrey aspira reconvertir su antiguo pasado industrial para inaugurar una etapa de tecnología y
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Fundidora Monterrey, la empresa que cerró sus puertas en 1985, dejó en la calle a 15,000 empleados y por los suelos las esperanzas de progreso de los regiomontanos es, desde hace unos años, un parque. Extensos prados verdes, un centro de convenciones y un hotel rodean el edificio herrumbroso que ahora es un monumento a la historia de Monterrey, y un símbolo de lo que ya no quiere ser: una ciudad de chimeneas.

- La Sultana del Norte se propone para los siguientes 20 años convertirse en la capital de las telecomunicaciones, de la industria electrónica, del desarrollo de software y de la alta tecnología en México; quiere verse como el centro financiero del país y como la Houston de México en investigación y atención médica.

- “Quienes van a impulsar el futuro ya no son el acero, la cerveza o el cemento; ya no serán los Poncho Romo diversificándose, sino otros nuevos empresarios, muy globalizados”, apuesta Manuel Zertuche, director del Centro de Estudios Estratégicos, que surgió en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para  formular un plan estratégico que lleve a concretar ese sueño. “Monterrey debe ser centro de logística del comercio exterior, de desarrollo de productos con mayor valor agregado, ya no puede seguir creciendo en fábricas”, coincide Eugenio Clariond, presidente de Industrias Monterrey (IMSA), una de las empresas que definieron la vocación industrial de la capital neoleonesa.

- El cambio de rumbo no es fortuito. Responde al éxito que vive la ciudad desde hace cuatro años en la atracción de inversión nacional y extranjera directa, a la inmigración que ha provocado la sobreoferta de empleo, al impacto que ese boom ha tenido en la calidad de vida de la ciudad y, también, a su problema crónico de falta de agua.

- Además, las grandes industrias regias se han globalizado en los últimos 15 años, y sus directivos ya no se ocupan sólo de sus fábricas y de su liderazgo en México, sino también de la producción y venta en otros países de América, Asia y Europa, y abren paso a otra generación de empresarios, hijos del TLCAN.

- Y es que el cambio que detonó el tratado ha sido notable y precipitado. Las exportaciones regias de la pequeña y mediana empresa se cuadruplicaron y el tráfico de carga terrestre que tradicionalmente pasa por esta ciudad en su trayecto desde o hacia el puente fronterizo de Nuevo Laredo, se duplicó, lo que desencadenó un incremento en la actividad financiera, en las transacciones comerciales, en los servicios aduanales, de empaquetado y etiquetado ligadas al comercio internacional.

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- En el último lustro, la distancia entre Monterrey y Saltillo se acortó con un corredor de empresas proveedoras de la industria automotriz. Una franja de parques industriales comienza a cercar a la ciudad con todo tipo de plantas, desde maquiladoras del ramo textil hasta empresas dedicadas a la telefonía celular y a la electrónica.

- Desde el año pasado conseguir un empleo no es un problema y sí en cambio lo es conseguir empleados: ejecutivos y contadores, operadores y peones de albañil. En cuatro años la tasa de desempleo cayó de 5%, una de las más altas en el país, a 1.6%. Las constructoras importan trabajadores de otras regiones, y las maquiladoras y las empresas recién llegadas ofrecen plazas a personas de hasta 55 años de edad.

- Este auge, que hace a muchos salivar, no ha venido libre de complicaciones, y éstas son tales que funcionarios del gobierno del estado no supieron si festejar o llorar cuando la revista Fortune publicó a fines de 1999 que la consultora Arthur Andersen ubicaba a Monterrey como la mejor ciudad en Latinoamérica para hacer negocios, codeándose con Dallas, Londres y Singapur, lo que hizo que sus teléfonos repiquetearan aún con más insistencia.

- Desde entonces, los regios se quejan del tráfico y las “horas pico”, pues los tiempos de traslado son mayores en la angosta y poco transformada vialidad de la ciudad. El precio de las viviendas se disparó y se hizo notar una sorprendente inmigración de extranjeros, así como de población rural del Centro y Sur del país, a la que no estaban acostumbrados.

- El éxito comienza  incluso a preocupar a algunos, que se preguntan si Monterrey y los regios podrán dirigir su crecimiento y generar la infraestructura necesaria para enfrentarlo, o si, como temen, su ciudad de 3.5 millones de habitantes se convertirá en un pequeño Distrito Federal.

La talla de su éxito
Los kilómetros que separaban al aeropuerto Mariano Escobedo del área metropolitana de Monterrey parecían, hasta hace tres años, un aburrido e interminable recorrido. El aeropuerto estaba apartado de la ciudad por 22 kilómetros de desierto, poblado únicamente por huisaches, anacuas y mezquites. Por eso muchos vieron como una tontería que en 1995 el Grupo Óptima inaugurara un hotel Hampton Inn en el margen de la carretera, a dos kilómetros de la terminal. El aeropuerto recibía entonces 6,000 pasajeros al día y el hotel estaba instalado en la nada. Pero los incrédulos debieron morderse pronto la lengua, porque en cuestión de tres años el tráfico internacional del aeropuerto se duplicó y la carretera se convirtió en un corredor de modernos parques industriales. Ahora ya nadie juzga desorbitado el proyecto de construir ahí un campo de golf de 18 hoyos, el tercero que tendrá la ciudad. - Tal vez esta zona, donde las banderas de Canadá, Estados Unidos y México ondean en los frentes de muchas empresas nuevas, es la que mejor ilustra lo que sucede en Monterrey. “Es una inversión pavorosa”, la describe Manuel Zertuche, del ITESM.

- Los regios tienen un particular celo en atribuir el éxito al TLCAN y lo cierto es que no existen datos o estudios que distingan qué de su suerte viene de una dinámica que ya traían de los años 80, y qué vino con el tratado; después de todo, los empresarios regios fueron los primeros en establecer relaciones comerciales con Estados Unidos. “Lo que sí hizo el tratado es poner a Monterrey en el mapa de los inversionistas estadounidenses, que no sabían ni dónde estaban”, confiesa un experto de ese país en la materia, radicado aquí, que prefirió no ser citado.

- Según la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi), Nuevo León es el segundo estado que más inversión recibe, y el cuarto con más crecimiento en la captación de inversión extranjera directa. Datos del gobierno local revelan que en 1999 la entidad recibió $1,250 millones de dólares, equivalente a 15% del total que llegó al país, y una cantidad 25% superior a la del año anterior.

- Aunque el Distrito Federal sigue a la cabeza en esa materia, hace dos años dejó de ser una ciudad recomendada en el ámbito internacional para los negocios, por su problema con el crimen. Según el estudio de Arthur Andersen, la Sultana del Norte es favorita justamente porque no tiene los problemas de inseguridad y de tráfico que su rival padece, porque cuenta con ingenieros y científicos calificados egresados del ITESM, y costos de la mano de obra menores a los de la capital.

- Juan Llaguno y Eduardo Taylor, de la agencia buscadora de altos ejecutivos Korn & Ferry International, estiman que hay otros incentivos. El mismo hecho de que Monterrey parezca una ciudad estadounidense, la vuelve más accesible y familiar a los ojos de los inversionistas foráneos. “Los ejecutivos extranjeros están dispuestos a venir”, asegura Taylor. Las empresas se ahorran aquí los bonos que, por el crimen y la contaminación, están obligadas a pagar a sus ejecutivos en Guadalajara y el Distrito Federal (30% de sobresueldo por la inseguridad en el DF), además del pago de guardaespaldas, que en la capital exigen desde los ejecutivos medios, pero que en Monterrey suelen usar solamente los presidentes de consejo.

- “La ciudad es cada vez más texana, no sé, más extendida y llena de comida rápida”, comenta Laura Flores, una estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Las escuelas particulares están llenas de niños extranjeros, y es parte del paisaje escuchar coreano un día domingo en el centro comercial San Agustín. Ya es habitual hacer la compra en el supermercado texano heb y escuchar inglés salpicado en la conversación entre estudiantes.

- Hay algo también en la habilidad del regiomontano de tratar con los extranjeros. “Han aprendido a comer más temprano, a hablar en inglés, a ser puntuales”, observa María de los Ángeles Pozas, investigadora del Colegio de México (Colmex). “Hay más similitudes entre un empresario regiomontano y uno de Dallas, que entre uno de Dallas y otro de Nueva York, o entre uno de Monterrey y uno del DF”, complementa Jaime Alonso Gómez, quien dirige la escuela de graduados en Administración y Negocios del ITESM, donde forman ejecutivos “bilingües, binacionales y biculturales”.

- Uno de los casos que ilustran el buen entendimiento entre regios y estadounidenses es el de Alejandro Martínez Treviño, de 35 años, quien logró seducir al mercado estadounidense con los agridulces chilitos y tamarindos mexicanos. Su negocio de dulces Lucas es uno de los ejemplos más presumidos de una empresa regiomontana exportadora.

- Sin embargo, a decir de Santiago González, fabricante de muebles, este éxito y esta habilidad siguen concentrados en los empresarios descendientes de la “nobleza” regia, como los Garza y los Zambrano. “Esto funciona así entre los grandes empresarios, pero no con los pequeños y medianos”, coincide José Luis Mastretta, quien ha estudiado de cerca el comercio de la ciudad cuando actuó en la Cámara Nacional de Comercio de Monterrey. Pozas, del Colmex, expresa a su vez que los beneficios del TLCAN han sido muy disparejos, y no se han traducido  en un mayor encadenamiento productivo. “Tal vez fue un error pensar que esto iba a cambiar –confiesa–. Vemos un proceso de fortalecimiento de la gran industria pero poco vinculada a otros sectores de la producción industrial.” La investigadora espera que las nuevas plantas desarrollen una política distinta que impulse a los pequeños y medianos empresarios, pues, según ella, por ahora sólo 5% del valor de los productos de las industrias regias proviene de los proveedores locales.

Su apuesta de futuro
A los ojos de funcionarios del gobierno estatal y de grandes empresarios el escenario es menos gris, porque creen que el nuevo rumbo reactivará todos los sectores económicos. “En la medida en que atraigamos empresas de mayor valor agregado y menos de pico y pala, vamos a tener una clase media más pujante y un nivel de vida con mayores satisfactores”, estima Clariond, el presidente de IMSA. - Según Carlos Zambrano, secretario de Desarrollo Económico de Nuevo León, 70% de la inversión extranjera directa que captan cae ya en las cuatro ramas que quieren fomentar: electrónica, telecomunicaciones, autopartes y desarrollo de alta tecnología.  En cambio, “en la maquila es mínimo, y no es una maquila de mano de obra barata”, asegura. “Si bien la aportación al PIB de las telecomunicaciones o de la electrónica, en comparación con la aportación de los grandes sectores, como el vidrio o el cemento, no pesa, esas son las ramas que marcarán nuestro futuro”, insiste Zertuche, del ITESM.

- No existe, sin embargo, ni una estrategia específica de gobierno ni un plan de incentivos para atraer inversión hacia unos sectores y no hacia otros. “La ventaja que tiene Monterrey es que no existe eso (planificación), dejan que la gente haga, y la gente busca y hace. Serán las reglas del mercado las que dicten qué hacer”, opina el economista Salvador Kalifa, director del Centro de Análisis y Difusión Económica.

- Analistas estadounidenses especializados advierten que la sustentabilidad del éxito de Monterrey dependerá justamente de su capacidad de previsión para crear infraestructura que lo soporte, y de su habilidad para hacer extensivos los beneficios. La inversión en obra pública es una de las características de las ciudades que Arthur Andersen eligió en Estados Unidos como las más atractivas para hacer negocios, pero no es algo de lo que pueda presumir Monterrey. Según la encuesta de competitividad de los estados, que publicó el ITESM en 1999, Nuevo León se encuentra entre los que realizan menos obra pública.

- “Crecemos a una velocidad a la que no estábamos acostumbrados, con una infraestructura que no es lo suficientemente grande para ese crecimiento, pero trabajamos para atenderlo”, reconoce Zambrano.

- Las vialidades de la ciudad no han crecido en la misma proporción que el parque automotriz, y la infraestructura carretera –un tema que preocupa a transportistas de carga como Ricardo Alonso Treviño, de Alfri-Loder– ya se considera insuficiente para la carga que se mueve entre Nuevo Laredo y Monterrey.

- El urbanista Antonio Fuentes Flores cree que Monterrey se expande a un ritmo que no podrá soportar, por lo cual tendrá que descentralizarse para dar lugar al desarrollo de ciudades medias del estado, como China, que no obstante disponer de agua suficiente hasta hoy no ha logrado despegar.

- El pronóstico del gobierno para Monterrey, que concentra el grueso de la actividad industrial y de la población del estado, es que la ciudad crecerá en dos millones de habitantes en los siguientes 20 años. Para dimensionar esta cifra baste saber que, según demógrafos estadounidenses, entre 1990 y 1997 la población de Texas, Estados Unidos, creció en 2.5 millones de habitantes, principalmente como resultado del TLCAN.

- “Los texanos y los regios tienen algo en común –remata David Eaton, un académico estadounidense integrado al ITESM –: confían que pueden hacer lo que se proponen.” El nuevo escenario que se plantea para el estado pondrá a prueba su capacidad ejecutiva. 

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