A la luz de los recientes indicadores sobre la economía estadounidense, es posible adelantar que el segundo semestre presentará un mejor desempeño que el primero. Aunque siempre es aventurado hacer pronósticos, el conjunto de señales en Estados Unidos muestra que los inventarios de las empresas se han reducido y se percibe un repunte en las ventas de sectores como el automotriz.
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Si bien la magnitud de la recuperación todavía es incierta y se antoja bastante gradual, es importante reconocer que ya se ha tocado piso y que la tendencia comienza a cambiar. Estas son buenas noticias para México, ya que durante el primer semestre del año ha resentido la baja en el ciclo económico de los vecinos.
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En el país también han aparecido señales positivas. Los indicadores de empleo muestran que a finales de junio la tendencia de pérdidas de trabajo se revirtió. La información sobre la actividad económica continúa mostrando contracciones en los ámbitos industrial y de construcción, el resto no la está pasando tan mal.
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Además de las alentadoras nuevas respecto al crecimiento económico, es importante hacer notar que en el reciente episodio de nerviosismo causado por la crisis en Argentina, México salió bien librado. Aunque se demostró que el país y el "superpeso" no son inmunes a todo, el nivel de corrección que tuvo nuestra moneda y las tasas de interés fueron muy moderados. A pesar de la inquietud de los mercados financieros, los inversionistas, nacionales y extranjeros, reconocieron las fortalezas de México, a diferencia del resto de los países emergentes.
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Es en estos episodios de dificultad y agitación en los mercados financieros internacionales que la consistencia y congruencia con la que se ha instrumentado tanto la política monetaria como la fiscal se ponen a prueba y dan frutos.
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Ojalá que aquellas personas que critican al Banco de México por su "insistencia" en bajar la inflación y por ser "demasiado conservador", y los que dicen que un déficit fiscal pequeño "no hace daño", reconozcan la importancia de estas políticas. La fortaleza que presenta el país no es resultado de la casualidad ni de que esté "de moda", sino que es producto de años de esfuerzo en que se han habilitado políticas económicas que, aunque pueden ser mejoradas, representan un cambio radical respecto de la forma en que se manejaba la economía.
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Si bien la situación de México es distinta a la Argentina, es importante que nuestros gobernantes tomen la crisis por la que atraviesa el país sudamericano como muestra de lo que puede provocar un mal manejo de las finanzas públicas, y se avance de forma más rápida en la reforma fiscal.
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–El autor es director de Análisis Económico del Banco Santander Mexicano
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