Cuando tenía 20 años era una soñadora: pensaba que crear una fundación de apoyo a las personas discapacitadas sería una gran aventura y que las donaciones llegarían solas.
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“Tengo dos hermanos con capacidades distintas y vivo en carne propia la manera como son rechazados. Por eso decidí que la fundación Unidos Lo Lograremos tendría dos tareas, aumentar su autoestima y enseñarle a la sociedad a convivir con ellos y a emplearlos”, comenta Villareal.
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La asociación realiza programas recreativos, conferencias, e invita a voluntarios a romper el miedo. Pero más allá de su labor altruista, esta mujer ya no es del todo soñadora y maneja a Unidos como una empresa que debe ser rentable.
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Desde hace dos años la fundación tiene un fondo patrimonial gracias al cual se sostiene y paga los sueldos de los empleados.
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Villareal está convencida de que la innovación es lo más importante desde el punto de vista de una fundación como negocio. Manejar una marca y hacer planeación estratégica son tareas comunes, aunque detrás de todo esté la buena voluntad y la cooperación de 600 voluntarios y decenas de familias.