Hay quienes afirman que el siglo XX no comenzó el 1 de enero de 1901 sino el 28 de junio de 1914. En esa fecha, en la ciudad bosnia de Sarajevo, fue asesinado Francisco Fernando, heredero del trono de Austria-Hungría, lo cual desencadenó la Primera Guerra Mundial. Según esta visión, la centuria habría terminado en 1989, con la "caída" del muro de Berlín, o en diciembre de 1991, con el desmoronamiento de la Unión Soviética.
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Bajo este concepto, el siglo XXI empezó, no el 1 de enero de 2001, pero sí el 11 de septiembre, con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono.
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El flamante siglo estaría marcado no sólo por el inicio de una nueva guerra: todos están llenos de ellas y las del pasado, desde la de Vietnam hasta la de Corea, desde la de los Balcanes de 1912 hasta la del Golfo Pérsico en 1991, desde las de Burundi y Ruanda hasta la de Yugoslavia de fines de los 90, son tan numerosas y confusas que difícilmente dejan una huella histórica.
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Tal vez la guerra que abrió el siglo XXI con los ataques de septiembre podría ser el inicio de una distinta clase de conflagración: un "choque de civilizaciones", para citar a Samuel Huntington.
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El gobierno estadounidense ha enfatizado que no está en pugna con el Islam y sus 1,300 millones de fieles, o siquiera con Afganistán y sus 26 millones de habitantes. La contienda, según ellos, es contra un pequeño grupo de terroristas y el régimen no democrático que los protege. Pero aun cuando sea verdad que no todos los musulmanes son extremistas, no hay duda de que muchos han reaccionado con entusiasmo ante las acciones criminales en el vecino país del norte.
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Todavía no podemos hablar de un choque de civilizaciones. Sin embargo, sería irresponsable no prestarle atención al cultivo de animadversión contra la unión americana e Israel, generado por el conflicto de Palestina. Osama bin Laden, el dirigente de al-Qaida, está consciente de esta situación y ha buscado encender el ánimo de los musulmanes en todos los países para una yihad o guerra santa. Con ese fin ha hecho constantes referencias a las cruzadas cristianas contra el Islam de fines del Medievo y a la expulsión de los musulmanes de la España andalusí de 1492. Él sabe que el futuro de su causa radica en revivir el conflicto de civilizaciones que hace siglos enfrentó al mundo cristiano con el Islam.
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–El autor es columnista editorial e investigador adjunto del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington.
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