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Planeación y control de riesgos <br>Có

Con el nacimiento del mercado de opciones y futuros se abre un atractivo instrumento para una eficie
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

No es un secreto que México arrastra un importante rezago —algunos creen que de dos décadas— respecto de las principales bolsas de valores del mundo. La crisis ocasionó que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cayera del noveno lugar al 27. Con ello perdió el título de “cabeza de los mercados emergentes”, lo que aprovecharon los “tigres” asiáticos para tomar la delantera.

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Sin embargo, hay iniciativas como la comandada por Bernardo González Aréchiga, director de Mercados de Productos Derivados de la Bolsa -Mexicana de Valores, que podrían contribuir al desarrollo de un mercado bursátil mucho más conveniente y -diversificado para una buena cantidad de empresas. En este sentido, la creación de un mercado de opciones y futuros promete ser un instrumento que permitirá una mejor -planeación y nuevas alternativas que apoyen el crecimiento de las finanzas corporativas e, incluso, de la economía nacional.

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Con la nueva bolsa —denominada Mercado Mexicano de Derivados (Mex-Der) y que empieza a funcionar este mes—, y la creación de la cámara de compensación y liquidación Asigna, podrá superarse la limitada capacidad para estructurar productos derivados (también llamados híbridos o exóticos), de modo que el país pueda valerse de lo que ya es costumbre en diversas naciones.

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Un derivado es un título cuyo valor deriva, precisamente, de un producto primario (acción, bono, tasa de interés, mercadería, moneda); es decir, su creación se da en función de la existencia de instrumentos originales, básicos o referenciales. Los derivados surgieron en el siglo pasado cuando comerciantes y productores se reunían en Chicago con el fin de pactar precios para operaciones de compraventa de -productos agrícolas, a realizarse en una fecha futura y acordada. Hoy por hoy, los derivados más comunes a escala internacional son las opciones, los futuros y los -swaps (en México, la opciones que ya venían operando se denominan warrants).

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Una “opción” confiere el derecho de comprar o vender una cantidad determinada de un bien (es decir, un valor subyacente) a un precio específico (precio de ejercicio) dentro de un periodo o plazo, mediante el pago de una prima.

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De acuerdo con las estimaciones de González, el mercado de derivados puede jugar un papel estratégico en el país, cuyos frutos se empezarán a ver ya a fines de este año y principios del próximo. “Es tiempo de ver qué tanta enseñanza obtuvimos en estos últimos años de ‘vacas flacas’. Es tiempo de diversificar, de crear nuevos productos”.

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Estos instrumentos permiten manejar más eficientemente la tesorería de las empresas y flexibilizar la administración de riesgos, por ejemplo, para importaciones de equipo, partes y componentes. Como se sabe, los riesgos principales para la mayoría de las tesorerías de las empresas son las tasas de interés y el tipo de cambio. Con el mercado de -derivados se pretende disminuir dichos riesgos.

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“La administración prudente de los derivados permite ampliar el horizonte de planeación de una empresa —dice González—. Especular ante la -volatilidad de las tasas de interés es algo común en México, y ella es, de hecho, el peor enemigo de la inversión. El -punto es que, si una empresa compra un futuro, tiene la capacidad de controlar el riesgo en cuanto a las tasas de interés. Si esta tasa sube o baja, eso no le afecta a la compañía porque ya ha comprado un seguro”.

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González pronostica negociaciones por $400 millones de dólares diarios en valores de derivados, cifra semejante a lo que hasta ahora se opera en el mercado de capitales.

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A crear cultura
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La administración de derivados requiere de una cultura que deseche la concepción de que éstos son un “volado” o un medio de especulación. Aunque ciertamente pueden convertirse en eso, lo que intenta la nueva bolsa es propiciar un manejo prudente de estos títulos.

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“Si alguna empresa tiene un riesgo muy grande, puede quebrar. En el caso de un importador, por ejemplo, si se modifica el tipo de cambio puede perder toda su inversión. Lo más natural, entonces, es que se cubra ante ese riesgo que puede resultarle mortal. Esa es la función del mercado de derivados: se trata de que existan dos partes, una que quiera vender un riesgo y otra que desee comprarlo”, dice González.

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Añade que el más capacitado para manejar riesgos será quien los compre a los menos experimentados. Advierte el ejecutivo que “daremos a conocer las potencialidades de los derivados y sus grandes riesgos, para que cada quien determine si desea participar con madurez en este mercado. Las empresas deben considerar también que no utilizar derivados, midiendo los riesgos, puede ser negligente”.

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Desde un punto de vista macro, continúa, si un país cuenta con mercado de derivados ello significa que a mediano plazo podría esperar una tasa de crecimiento económico más grande, con mayor capacidad de control de portafolios, es decir, se amplía el conjunto de inversiones idóneas que antes se limitaban a mercado de dinero y de capitales. Por lo tanto, se requiere replantear la forma como se aplica la política monetaria.

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Vinculados a la producción real, estos títulos no son productos financieros especializados únicamente manejables por bancos, casas de bolsa o por administradores de portafolios de inversión. Se trata de instrumentos con capacidad para apoyar a las tesorerías de las empresas en decisiones importantes.

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Los apoyos
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Para la creación de Mex-Der y Asigna —empresas totalmente independientes entre sí— se involucraron organismos expertos internacionales, como el Chicago Board of Trade (la bolsa de derivados más grande del mundo) y el Chicago Mercantile Exchange, donde operan futuros del peso mexicano. Además de esta asociación tecnológica y de asesoría, también se cuenta con el apoyo de la Bolsa de París.

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Asegura González que para lograr eficiencia y seguridad habrá sinergias en las que converjan el Mex-Der, la BMV y la Cámara de Compensación, pero estableciendo con claridad las llamadas “murallas chinas” que oportunamente las separen. Estas empresas contarán —apoyadas por la Options Clearing Corporation, la cámara de compensación de máximo nivel mundial—, con los sistemas estándar de los países asociados al TLC, dado que todas las opciones que se liquidan en Estados Unidos y Canadá ahora lo harán también en México.

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Los retos básicos del nuevo mercado han sido aceptar los más altos estándares internacionales para controlar los riesgos y crear una infraestructura competitiva.

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Así como el Mex-Der se creó con la participación de casas de bolsa, casas de cambio, personas físicas y morales, se asegura que en el caso de Asigna se busca formar una entidad financiera que tenga la mayor solvencia crediticia del país, “y para esto tendremos un grupo reducido de socios liquidadores, bancos y casas de bolsa, que sean particularmente cuidadosos y meticulosos en el control de riesgos”, comenta González. Mex-Der y Asigna serán autorreguladas y contarán con consejos de administración propios, órganos de gobierno, consejos y comités para la toma de decisiones.

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El directivo augura que “el de los derivados será un mercado competitivo, solvente y abierto, con amplia participación y cobertura de riesgos, administración de portafolios y establecimiento de posiciones con alto grado de apalancamiento. La naturaleza de los derivados en México hace que las posibilidades de obtener utilidades sean, asimismo, mucho más grandes”.

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