Sin lugar a dudas la actual crisis ha afectado tanto a las grandes como a las medianas y pequeñas empresas y sólo las que tienen posibilidades de exportar han resultado beneficiadas, al poder canalizar la producción que no venden en México al extranjero.
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Los problemas financieros y de la contratación de mercado por la recesión afectan a toda la planta productiva nacional y aunque por lo general al hablar de los problemas de la deuda, se menciona a los pequeños y medianos empresarios, también las grandes empresas se han visto afectadas, y si bien por su tamaño no alcanzan a beneficiarse del ADE, si tienen acceso a diversos programas de reestructuración que ha puesto en marcha los bancos.
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Uno de los programas que llama la atención es la capitalización de pasivos, con lo cual los bancos, como en el caso de Aeroméxico --que presidía el tristemente célebre y hoy prófugo Gerardo de Prevoisin-, asumieron el control de la empresa nombrando a un nuevo presidente de consejo; o como en el caso de Grupo Synkro, de José Luis Ballesteros, son socios en un porcentaje importante, participando desde luego en la toma de decisiones.
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Habría que hacer aquí un poco de historia y recordar que una de las causas de la estatización de la banca en 1982 era que los bancos, a través de programas semejantes de capitalización, eran dueños o accionistas importantes de muchas empresas.
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De hecho, quien más se benefició de la venta de las "banco empresas" tras la nacionalización, fue Carlos "Midas" Slim, quien a partir de 1982 --cuando el mercado accionario atravesaba por una de sus peores crisis- comenzó a comprar estas empresas y a concluir su imperio, integrado entre otras por Teléfonos de México, Nacobre, Euzkadi, Condumex, Cigatam, Sanborns, Seguros Inbursa, Banco Inbursa e Inversora Bursátil.
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Cuando se privatizó la banca, las autoridades -encabezadas entonces por Pedro Aspe como secretario de -Hacienda- formularon los ahora ya olvidados "ocho mandamientos" para la venta de los bancos. Uno de los preceptos aludía a mantener separados a los bancos de las empresas y evitar que volvieran a surgir los bancoempresarios.
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Lo preocupante es que son dos ya las grandes empresas del país (ambas cotizando en bolsa no sólo en México sino en el extranjero) cuyos pasivos son capitalizados por los bancos acreedores. Y la pregunta obligada es lógicamente cuántas empresas aceptarán el esquema de capitalización.
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Como sucedió antes de la estatización de 1982, son un grupo de 10 bancos, los más grandes del país, los que participaron en la capitalización de Aeroméxico (por un monto de $500 millones de dólares) y de Synkro ($145 millones de dólares). La tercera será Mexicana de Aviación, si no hay una sorpresa antes. La reestructuración de esta aerolínea se ha frenado porque la Comisión Federal de Competencia, que preside Fernando Sánchez Ugarte, impuso muchas restricciones a la creación de la -holding Univías de México, que manejará ambas aerolíneas.
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Lo que buscaban las autoridades al privatizar la banca era una mayor transparencia en el manejo de las instituciones. Con las "banco empresas" y los banqueros de inmediato se convierten en juez y parte, a la vez que incurren en un costo financiero porque se trata de pasivos que finalmente no fueron cubiertos.
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También debe reconocerse que el costo de no rescatar a las grandes sería demasiado elevado en cuanto a los problemas de confianza e imagen que generaría la quiebra de una gran empresa. Basta señalar que en marzo pasado una de las causas que propició el mini crac bursátil que llevó al índice a niveles de 1,500 puntos y al peso a cotizarse hasta en N$8 nuevos pesos, fue la decisión de Grupo Sidek de posponer el pago sobre el vencimiento de una emisión de europapel comercial.
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Sería muy grave para la economía permitir el quebranto de Aeroméxico o de Synkro. Sin embargo, sí será responsabilidad de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que preside Eduardo Fernández, volver a imponer candados que impidan que esta práctica de capitalización de pasivos, tan criticada en el pasado, vuelva a generalizarse.
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La autora es licenciada en Periodismo especializada en temas financieros. Actualmente es columnista del diario -Excélsior.