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Si el presidente afecta a los empresario

&#34Es falso que sólo vaya a defender al gran capital. Tengo muy claro que el Consejo Coordinador E
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Claudio X. González es accionista, director general y presidente del Consejo de Administración de Kimberly Clark –la empresa de papel más grande de México–. También figura en los consejos de administración de Alfa, Nacobre, Grupo Carso, Telmex, Modelo, Televisa y Sanluis, entre otros gigantes nacionales, y de General Electric, Kellog, Unilever y JP Morgan entre compañías multinacionales. En los últimos 18 años se ha convertido en uno de los principales interlocutores ante el poder público. Empezó su carrera gremial en los 70, como presidente de la Asociación de Técnicos en Celulosa y Papel y desde entonces ha ocupado varios cargos cupulares. Fue presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN) en 1984 y 1995, y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE, que agrupa a las siete cúpulas mas importantes del país) en 1985, cargo para el que fue escogido nuevamente en junio pasado, tras una controvertida elección, y que ahora desempeña. También fue asesor presidencial en materia de inversión extranjera durante el sexenio de Salinas de Gortari.

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González regresa a la llamada cúpula de cúpulas con la misión de recalcarle al siguiente gobierno que los empresarios no aceptarán retrocesos en la política económica e insistirán en la privatización del sector eléctrico. Sin embargo, su llegada al CCE se produce en momentos en que las cámaras se encuentran debilitadas por una pérdida de representatividad.

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El CCE se creó para contrarrestar las políticas populistas del presidente Luis Echeverría. De la agenda original ¿qué queda por hacer?

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El CCE se crea, en efecto, para defender al sector empresarial de las políticas intervencionistas y estatistas que se aplicaron entre 1970 y 1982. En esos años no tuvimos el éxito que nos hubiera gustado tener, pero afortunadamente a mediados de los 80 el rumbo empezó a enderezarse.

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Tuvo algo que ver el CCE en este viraje?
Definitivamente. El CCE estuvo insistiendo fuertemente (ante las autoridades) en que el rumbo era equivocado. Teníamos una economía cerrada y poco eficiente que nos iba a traer consecuencias muy negativas. Perdimos la década de los 70 y parte de los 80. Por fortuna, el Estado reconoció que tenía que tomar el camino de ser impulsor y no actor de la economía.

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¿No cree que los cambios se dieron muy rápidamente, considerando el atraso tecnológico del país y los problemas estructurales?
La crisis fue tan profunda que no teníamos otra alternativa que virar rápidamente. Quizás viendo hacia atrás (es cierto que) todo fue muy rápido.

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¿No cree que se produjo una fuerte concentración de la riqueza en México en los últimos 20 años?
Hay estadísticas que tienden a decir que eso sucedió, pero en los países mas desarrollados también ocurrió algo similar. A principios del siglo XX estaban los Rockefeller, los Morgan, etcétera. Creo que es una etapa por la que debemos pasar.

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¿Debe plantearse una redistribución de la riqueza en México?
Es un mito eso de que la riqueza debe repartirse. No creo que la que hay actualmente en el país alcance para los 100 millones de habitantes. La solución es darle a este país un entorno para que se creen empleos y para que mejore la educación. Su pregunta me recuerda una anécdota. Un trabajador colocó frente a una de las fábricas de Henry Ford un letrero pidiéndole distribuir su fortuna. Ford lo llamó y le preguntó ‘¿Cuánto dinero crees que tengo? Unos $80 millones de dólares. ¿Cuántos habitantes tiene Estados Unidos? 80 millones’, contestó. Ford sacó $1 dólar y le dijo: ‘aquí está tu parte proporcional’.

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La liberalización económica favoreció a unos cuantos grupos que han hecho enormes fortunas, pero dejó sin apoyo a las pequeñas y medianas industrias, ¿no cree?
La pequeña y mediana industria es una importante generadora de empleos. Las cadenas productivas en las economías desarrolladas (las integran y) finalizan en ellas.

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Aquí en México se da una situación muy peculiar. Las pymes son las que financian a los grandes grupos. ¿Esto tiene lógica?
La gran empresa tampoco recibe inmediatamente sus pagos. Si mis clientes me pagaran más rápidamente, yo encantado (de pagar antes). En México, todo el crecimiento que hemos logrado se hizo sin la banca. ¿Cómo? Con el apoyo que la gran empresa le ha dado a la mediana y a la chica.

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Empresas como Kimberly Clark tienen acceso a capitales en los mercados internacionales y se han endeudado fuertemente, ¿cierto?
Correcto. ¿Hacia dónde ha ido ese dinero? Se ha invertido. Cuando traes créditos del exterior eres el que lo derrama hacia la pequeña y mediana empresa. ¿Quién es el vaso comunicante? El que tiene acceso a los capitales.

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Regresando a su papel como presidente del CCE, ¿qué tanto está funcionando la Ley de Cámaras aprobada en 1998? (Que establece la no-obligatoriedad de afiliación de los agremiados.)
Hay una gran inquietud al respecto.

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Pero en su momento fue apoyada por los empresarios…
Hubo mucha discusión y se llegó a un entendimiento, pero en la práctica no estamos satisfechos. Ese es un tema que vamos a tratar con el nuevo gobierno.

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¿La insatisfacción se debe a que las cámaras perdieron representatividad?
No es un solo punto, sino que no está funcionando. Tiene cosas buenas, pero no cumplió con el objetivo de mejorar las cámaras. Es necesario que se revise.

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Deme una razón por la que deba modificarse la Ley de Cámaras.
Muchas cámaras no sienten que sea un camino que verdaderamente les dé representatividad. Además es importante tomar en cuenta el punto de vista de los representados.

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¿Qué va a proponer para mejorarla?
No me atrevo a decirlo, pues hay que consultarlo y tenerlo más aterrizado.

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Usted reconoce que mucha gente lo ve como el representante del gran capital en México. Ahora que está de regreso en la CCE, ¿qué hará para mejorar la situación de la pequeña y mediana industria?
Es falso que sólo vaya a defender al gran capital. Tengo muy claro que el CCE tiene que representar a todos los empresarios. Estoy convencido de que sin pequeñas y medianas empresas no habrá suficientes empresarios en el país. Para lograr una distribución de la riqueza necesitamos más empleadores. Los mexicanos tienen grandes dotes empresariales y hay que darles la oportunidad de desarrollarlas.

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¿Es necesario tener una política industrial de largo plazo?
La política industrial empieza con un marco. Si al empresario le creas la cancha se pone a pelotear rápidamente. Malo es que no tenga cancha. La interpretación de política industrial de la que se habla es llevar al empresario de la mano para hacer su labor.

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Hay países donde sí ha funcionado la puesta en marcha de una política industrial. Está el caso de Taiwan, que se convirtió en potencia gracias a una visión de largo plazo.
Eso se llama dirigir. Los taiwaneses se concentraron en algunos sectores como la electrónica y los semiconductores. Yo creo que en México no es tan fácil hacerlo, pues ¿cómo le haríamos con los tratados de libre comercio? No debemos tener una economía dirigista a extremo porque, ¿quien será el dios que decida qué es lo que va a triunfar? Eso no quiere decir que no deba haber políticas industriales, particularmente en el nivel regional.

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¿Sería adecuado apoyar a los sectores que tienen más posibilidades de salir adelante con la globalización?
Dejemos que los empresarios decidan lo que tiene sentido, y no que las decisiones se tomen desde un gabinete. Una vez montados sobre un buen caballo hay que apoyarlos, con infraestructura y con tasas fiscales competitivas. Darles más rienda para que nos indiquen dónde están las vetas.

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¿Cree que la maquila ha desplazado a la pequeña y mediana empresa del país?
(La maquila) es una industria muy fuerte. Ahora la tenemos que integrar para que compre más nuestros insumos. Hay que lograr que las empresas se vuelvan proveedoras de la industria maquiladora. Para eso necesitamos una buena infraestructura.

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Hay quienes dicen que más que coordinar, usted se dedica a dar instrucciones en el CCE.
Cada presidente tiene su propio estilo, pero el objetivo es coordinar.  Yo actúo a nombre de todo el sector empresarial.

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Quién es mejor interlocutor con el poder público. ¿El CCE o el CMNH?
Definitivamente el CCE, pues tiene la suma de los siete organismos principales del sector empresarial. El CMNH es una séptima parte.

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¿Tiene la puerta abierta en Los Pinos?
Espero. Vamos a pedir cosas que son muy importantes. Vamos a ser demandantes para que se cumpla el decálogo. (Se refiere a su agenda de 10 puntos: imperio de la ley; fin de la inestabilidad macroeconómica; reforma fiscal, regulatoria y laboral; capacitación,; mejor infraestructura; mayor inversión privada en el sector energético; mayor acceso a capitales, y consolidación del régimen democrático.)

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¿Qué hará para convencer a la Concanaco de regresar al CCE?
Esto no se resuelve de un día para otro. Dentro de cualquier organismo siempre hay tensiones y en este caso llegaron a un límite. Pero yo sigo en contacto con ellos y ellos saben que el CCE es su casa.

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La relación de los empresarios con el poder público, ¿debe ser de presión o de cordialidad?
Siempre respetuosa, pero hay momentos en que hay que hacer presión. Si un presidente quiere establecer políticas que afecten los intereses del sector empresarial, habrá presión.

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¿Cómo se pueden conjuntar los intereses del sector empresarial donde hay pequeños, medianos y grandes?
Es muy difícil conjuntar (esfuerzos). Recuerdo que en 1985 el Presidente me preguntó por qué no podía manejar el sector privado. Yo le contesté que en el gobierno, cuando alguien se sale del huacal, lo cesan o lo mandan de embajador. En el sector privado no podemos hacer eso. Por definición es una asociación muy heterogénea y dispersa.

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¿Cómo es su relación con Zedillo?
No fui asesor de Zedillo como lo fui de Salinas, pero creo que en este sexenio se sembró mucho y fue una etapa en la que tuvimos muchos éxitos, sobre todo en inversión extranjera. No puedo desconocer, sin embargo, mi etapa con el presidente Salinas. Yo estuve a favor de que fuera Presidente y en muchos sentidos creo que fue estupendo, aunque desafortunadamente no en todo.

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Durante el sexenio de Salinas de Gortari, ¿se dio una relación poco clara entre los empresarios y el gobierno?
La etapa privatizadora fue muy intensa y con errores.

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¿Qué se aprendió?
Que nunca más debe tener una sola persona tanto poder en el país.

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¿Por qué vuelve a dirigir el CCE sabiendo que le va a “destrozar el hígado”?
Estoy muy comprometido con la transformación de nuestro país. Hasta 1982 pertenecí a distintos organismos empresariales, entre ellos Concamin y Coparmex, pero siempre tuve una participación limitada. Vino la estatización bancaria de septiembre de 1982 y me dije: no se vale que con un plumazo puedan borrar el trabajo de una vida.

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A pesar de todos los cambios, los mexicanos vivimos peor que hace 20 años. Ya prácticamente no hay clase media.
Antes teníamos una clase media bien formada y la perdimos.

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Entonces, ¿hay que tomar con reserva todos los cambios que se han hecho?
Debemos reinstalar muchas cosas y eso no se hace de un día para otro.

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¿Hay algo que cambiaría en su vida o que se replantearía?
Empezar a ser activo más temprano. También habría iniciado la internacionalización de la empresa antes. Uno nunca puede estar totalmente satisfecho. Estoy seguro que he cometido errores, pero me da gusto seguir activo.

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¿Se piensa retirar algún día?
A principios de este año hicimos cambios muy importantes dentro de Kimberly-Clark porque debemos empezar a pasar la batuta. Pero en los próximos cuatro, cinco años espero seguir activo. Afortunadamente hay gente joven que está tomando las riendas y eso me permite dedicarle el tiempo necesario al CCE.

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