El futuro del vecino del norte no roba el sueño sólo a las grandes corporaciones, también las pequeñas y medianas se muestran cautelosas. Una encuesta de Barlow Research Associates revela que, antes del 11 de septiembre, 58% de los empresarios menores esperaban mejorar en el mediano plazo y 6% era poco optimista sobre la situación venidera.
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El mismo estudio, aplicado después de los atentados, arroja los siguientes resultados: sólo 46% de los hombres de negocio piensa que las perspectivas serán más favorables y 15% opina lo contrario.
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El sector de las pymes está compuesto por aproximadamente 25.5 millones de firmas, según la Small Business Administration (SBA), agencia federal constituida en 1953 y actualmente encabezada por Héctor Barreto. Esta organización incluso puso en marcha un plan de emergencia para atender las necesidades financieras de negocios afectados directa o indirectamente por los ataques terroristas. Los apoyos crediticios varían desde $5,000 hasta $1 millón de dólares a tasas preferentes y podrán solicitarse hasta enero 21 de 2002.
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A pesar del programa de asistencia, la mayoría de las asociaciones decidieron aplicar medidas preventivas como jornadas de trabajo más extensas, cancelación de contrataciones y menor número de órdenes de compra. Según John Barlow, presidente de la consultora, los trágicos sucesos obligaron a las empresas a vigilar de cerca los detalles operativos, y las pérdidas económicas las obligaron a ser más productivas y eficientes.
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