A pesar de que no hay una norma establecida, los hoteles ofrecen condiciones que facilitan la estancia. Para nosotros, un hotel que cuente con un piso ejecutivo debe tener, por lo menos:
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* Un lounge ejecutivo que ofrezca desayunos, servicio de café, canapés y vino en la tarde. Ahí el huésped puede recibir de manera informal a sus visitas.
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* Concierge personalizado, que pueda encargarse del planchado de los trajes, el lustrado de los zapatos, empacar y desempacar las maletas y otros asuntos personales.
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* Sala de lectura y televisión con las principales publicaciones de negocios, periódicos y novelas, así como juegos de mesa.
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* Acceso a internet, de preferencia de alta velocidad. En los más sofisticados es inalámbrico, así que se puede usar en todo el hotel sin necesidad de conexiones.
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* Salas de juntas, lo ideal, de entre seis y 30 personas, para las reuniones formales de trabajo. Que cuente con proyector, pizarrón, fax y teléfono.
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* Gimnasio equipado y spa. El no estar en la misma ciudad que el gimnasio habitual ya no es pretexto para detener la rutina; además, no hay nada más rico al final de un intenso día laboral que desconectarse haciendo ejercicio o con un buen masaje.
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* Menú de almohadas. Puede parecer una exquisitez, pero el cojín indicado influye mucho en cómo pasas la noche. Las hay de pluma, antialérgicas, con apoyo cervical o de semillas.