La caótica ciudad de México ha encontrado a su salvador: Rudolf Giuliani, ex alcalde de Nueva York, asesorará al Gobierno del DF para tratar de resolver el nudo gordiano de la criminalidad, por un contrato de cuatro millones de dólares pagado por empresarios.
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Este hombre fue un gran administrador. Durante su mandato, de 1994 a 2002, se produjo una disminución de 57% en los índices de criminalidad; saneó las finanzas y propició un aumento sin precedentes en el valor de la propiedad inmobiliaria.
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Dicho esto, conviene apuntar que la actuación del funcionario coincidió con un momento particularmente propicio. Durante su gestión, el país vivió su mayor periodo de bonanza económica y Nueva York fue el enclave que más se benefició de la globalización de capitales, con un índice de desempleo casi inexistente. Además, según señala un estudio de Bernard Harcourt, de la Universidad de Arizona, factores como una disminución en el número de adultos varones entre 18 y 24 años y un cambio de conducta entre la nueva generación de adolescentes, menos predispuestos al consumo de drogas violentas (cocaína, crack y heroína) ayudaron a la reducción de la delincuencia. Tampoco conviene olvidar los abusos de la policía.
“Hay similitudes sorprendentes entre la situación que vive hoy la ciudad de México y la de Nueva York a fines de los 80”, dijo Giuliani. Pero también hay diferencias. La más importante es que, si bien existe corrupción en la policía neoyorquina, no se compara con la que envenena a la mexicana.
No obstante, a decir de varios expertos, ya es un paso que el gobierno del DF reconozca que necesita ayuda, y que ésta venga sin desembolso del erario. Por poco que el ex alcalde pueda aportar, algo es mejor que nada.