Tal parece que la popularidad del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, al igual que los mercados está en picada. Las tres rebajas consecutivas de las tasas de interés no han sido suficientes para calmar a los inversionistas, preocupados por la brusca desaceleración de la economía más poderosa del planeta, que aún no toca fondo.
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Aunque Greenspan insiste en que ya se le ha aplicado suficiente hielo a la economía y que el fantasma de la recesión ha quedado atrás, analistas neoyorquinos aseguran una inminente nueva baja en los réditos para llegar hasta 4%. El agente más atento a esta diferencia de opiniones es el gobierno mexicano, que sujeta su futuro económico al desempeño del vecino país del norte; sin embargo confía en que su meta de crecimiento económico (durante el año) de 4.5% se mantenga inalterable y que variables como el tipo de cambio y las tasas de interés continúen relativamente estables.
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