El mercado mexicano de las telecomunicaciones entrará en el plazo inmediato a una etapa de gran vitalidad. Con la apertura del sector se hace posible la participación directa de nuevas compañías, tanto operadoras como proveedoras de equipo. A su manera, cada una tiene importantes planes de inversión, que ayudarán a ampliar y modernizar la infraestructura de telecomunicaciones del país. No hace falta abundar aquí sobre el impacto directo que, una vez realizados, tendrán para la actividad económica. Baste mencionar que los costos se abaratarán y se introducirán nuevos servicios. Además, para muchas grandes compañías fabricantes de equipo, México es el lugar ideal para proyectarse hacia el mercado regional latinoamericano.
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En efecto, en un par de años, quizá, ese gigante llamado Teléfonos de México (Telmex) deberá enfrentar a la competencia que ya toca a la puerta. Parece ya lugar común, pero, cuando entren al mercado tantos y tan variados competidores, para poner fin a la ventajosa posición de Telmex, uno de los ganadores será el usuario que, cansado del mal servicio que por años caracterizó a la telefónica, espera con interés la llegada de un nuevo día.
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Asimismo, la desregulación hará posible el levantamiento final de un entronque mexicano que conecte al país a la Supercarretera de la Información. Así, los beneficios de la globalización informática podrán derramarse a lo largo y ancho, del país, acelerando procesos y mejorando la atención a los usuarios.
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Sin embargo, los más beneficiados con tales procesos serán, al corto y mediano plazo, las grandes compañías; es decir, los 50 clientes premium de Telmex. Todo indica que firmas extranjeras como AT&T, MCI, GTE, Sprint, etcétera, tendrán los ojos puestos en tan apetitosa rebanada del pastel (a pesar de las enormes necesidades de telefonía rural y de que la densidad telefónica del país no alcanza, en promedio, ni 10%). La mayoría (los usuarios comunes y corrientes ‑actuales y potenciales) deberán esperar aún más tiempo para que la cascada de beneficios les alcance.
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Y a otra cosa: seguramente el lector descubrirá en esta edición varias novedades en el diseño de EXPANSIÓN. Como bien reza el dicho aquél de renovarse o morir, hemos decidido "actualizar" la presentación gráfica de varias de las secciones de la revista. Como resultado de la encuesta realizada en fechas recientes sobre el contenido editorial de la publicación, percibimos entre nuestros lectores el interés por un diseño más moderno y dinámico. De modo pues que, al grito de "al mal tiempo buena cara", enfrentamos los retos que nos depara este difícil pero prometedor año.
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