Permítanos abrazar un lugar común para describir el mundo de los negocios: -es como la rueda de la fortuna. En efecto, a veces se está arriba, a veces -abajo. Y en este país, en los últimos años, la rueda ha girado con mayor -velocidad.
- Luego del contagioso triunfalismo del sexenio salinista, la resaca de la -realidad pegó con fuerza temprano en esta administración. Sucedió que grandes -“empresarios” no eran más que pillos disfrazados: Carlos Cabal Peniche, -Ángel Isidoro Rodríguez, Gerardo de Prevoisin y Jorge Lankenau, por citar a -los más célebres. Bien, pues 1998 se distinguió por ser el año de las -capturas de varios de estos hombres de negocios, quienes hoy esperan solamente -los veredictos para su extradición a México.
- En general, los “tropezados” del año tienen que ver con la triste -historia de la banca reprivatizada. Si bien en su carpeta no hay expedientes de -ilegalidades, Juan Arturo Covarrubias –Banco Industrial– y Eduardo Carrillo -–Banca Promex– debieron despedirse de sus instituciones financieras para -dedicarse a sus antiguos negocios. Asimismo, Juan Diego Gutiérrez Cortina –Gutsa–, -gracias a deudas inmanejables, cedió la operación del World Trade Center a -Bancomext. Tristes historias, todas ellas.
- Arriba de la rueda, por otro lado, se pasearon algunos empresarios que, sin -creerse demasiado el cuento del colapso financiero internacional, dedicaron sus -recursos y energía en desarrollar sus negocios. Algunos de ellos –Sergio -Autrey, Alfonso Romo, Carlos Slim y Lorenzo Zambrano– son viejos conocidos de -estas páginas. Otros –Gastón Azcárraga, Alejandro Junco, Isaac Saba y -Alejandro Soberón– cosecharon méritos suficientes para ser considerados -entre los grandes triunfadores del año. Sus características comunes: visión -estratégica, diversificación geográfica, enfoque de liderazgo e inversión, -mucha inversión. Felices historias, todas ellas.