Algunos sectores están conscientes de que la actual oferta excesiva de agave representa un riesgo. Y es que los altos precios que alcanzó este insumo hace cuatro años (hasta $16 pesos por kilo) lo hicieron tan atractivo que se plantó masivamente. “Vemos el problema que tenemos a corto plazo”, concede Eduardo Orendain, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera.
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Datos extraoficiales del Consejo Regulador del Tequila (CRT) calculan que el inventario, contando lo que se sembró este año, podría sumar 245 millones de plantas –20% más de lo que existía antes de la crisis, cuando la industria alcanzó una producción récord de 190 millones de litros de esa bebida–.
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El organismo dice que ha invertido $2 millones de pesos en los últimos cinco años para poner a disposición de los involucrados el inventario del agave. Sin embargo, no cuenta con los elementos jurídicos que le permitan ordenar la producción y evitar un sobreabasto. Por ejemplo, no es obligatorio registrar una plantación ni tener un contrato previo de compraventa. En pocas palabras: cualquiera puede plantar esta planta con el solo requisito de estar en la zona de denominación de origen. “No es fácil poner de acuerdo a toda la cadena productiva –refiere Ismael Vicente, gerente agrícola en CRT–. Son más de 6,000 agricultores y 104 empresas, distribuidos en 180 municipios de cinco estados: 124 en Jalisco y 66 repartidos en Michoacán, Nayarit, Guanajuato y Tamaulipas.”
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Según Orendain, la industria está buscando un entendimiento con el productor de agave para fijar un precio mínimo de compra-venta que le haga atractivo plantarlo y cuidarlo durante su ciclo de siete años de maduración. Pero advierte que si no se logra un acuerdo en el precio, la oferta y la demanda tendrán que marcarlo.