Christopher Bowers está convencido de que, aprendiendo de sus errores, United Airlines –que tiene 77 años en el mercado y cerca de tres con severos problemas financieros– saldrá de la quiebra el próximo año.
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El vicepresidente senior de Ventas y Reservaciones de la aerolínea define los puntos clave de su estrategia: mantener la presencia de la firma en vuelos internacionales y rutas de negocios, en sus modalidades de primera clase, business y económica; crear una subsidiaria de bajo costo que operará aviones de 50 a 70 asientos, en lugar de los actuales que tienen entre 120 y 150; el cierre de las oficinas de boletos en Estados Unidos; el despido de 22,000 trabajadores y la renegociación de condiciones laborales.
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Para lograr que la aerolínea vuelva a ser rentable, el ejecutivo confía en sus activos: “La de United ha sido durante mucho tiempo la más poderosa red en la industria aérea estadounidense, tenemos una marca muy fuerte, maravillosos empleados –en 2002 fuimos la organización de transporte aéreo número uno en puntualidad– y una gran lealtad de nuestros clientes en todo el mundo.”