Éxito nutritivo
El médico Gustavo Cornejo soñaba con idear una solución para mejorar la calidad de la alimentación de los mexicanos; a partir de esa investigación creó fórmulas a base de insumos naturales, que derivaron en 10 complementos nutricionales.
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En 1997 intentó venderlos en México, pero chocó con una saturación en la oferta de productos naturistas; no se desanimó. De inmediato pensó en otro camino: la exportación. Partió de cero con un préstamo familiar y buscó ayuda oficial para encontrar clientes. La búsqueda se dirigió a mercados con bajos aranceles y donde las reglamentaciones sanitarias no fueran severas. Como resultado de ese estudio, la empresa del galeno, Grupo Corag, enfocó los intentos de venta de los suplementos alimenticios a Centro y Sudamérica, una región donde el uso de complementos alimenticios no estaba tan extendido y había pocos competidores.
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El panorama fuera de México, sin embargo, tampoco se veía muy alentador. "Conseguir clientes no es fácil, concretar una negociación lleva tiempo, pero con perseverancia se puede", dice Cornejo. Varios importadores potenciales lo contactaron a través de su página en internet, pero faltaba que se abriera el mercado en sus países. En 2000, una farmacéutica de Venezuela se interesó en comprar los productos. Primero mensajes electrónicos, y finalmente, el trato que convirtió al venezolano en el primer distribuidor externo de Corag. Poco después un empresario de Nigeria contactó al médico mexicano para adquirir sus artículos y venderlos en dicha nación. Sus colegas le advertían sobre la fama de los nigerianos como malos pagadores. No les hizo caso y, hasta ahora, les ha vendido dos pedidos de 70,000 piezas (una cantidad alentadora para sus volúmenes), cobrando la mitad por anticipado. Tras cuatro años de esfuerzos, la compañía consolidó un portafolio de clientes extranjeros en ambos países, con contratos anuales de compra, y tiene negociaciones en puerta con empresas de Colombia, Canadá y Santo Domingo.