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¿Por qué Giuliani <i>no</i> aportará

&#34La política de cero tolerancia es una excusa para eliminar la &#39fealdad&#39 de la calle.&#34
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, cobrará $4 millones de dólares al Distrito Federal por explicar técnicas policíacas que no tienen nada de mágico ni novedoso. Eso es lo que cree Bernard Harcourt, un joven catedrático de derecho de la Universidad de Chicago que comenzó hace cinco años a investigar la verdadera eficacia de la teoría de las ventanas rotas o de cero tolerancia que hizo famoso al funcionario, y la cual se cree que originó la espectacular disminución del crimen en la gran manzana.

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El académico terminó escribiendo un libro que se publicó el año pasado, Illusion of Order, en el que –basándose en rigurosos datos científicos– concluye que, al contrario de lo que vaticina la popular teoría, castigar los pequeños desórdenes callejeros no ayuda a reducir el delito en las ciudades. Si bien la mayoría de las autoridades municipales estadounidenses sigue creyendo a pies juntillas la idea contraria, un número creciente de prestigiados investigadores y criminalistas, como John Donohue de Stanford University o David Cole, del Centro de Derecho de Georgetown University, ya han respaldado las averiguaciones de Harcourt.

-En el número anterior, Expansión (853, noviembre 13)  entrevistó a George Kelling, el creador de la teoría de cero tolerancia. Mientras los ojos siguen puestos en Giuliani y su labor de asesoría al gobierno de la ciudad de México, para seguir enriqueciendo el debate es necesario escuchar los argumentos de su principal opositor.

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¿Cómo comenzó a interesarse por esta teoría?
En 1997 se leía por todos lados que la teoría de ventanas rotas era la panacea, la revolución. Me costó creer que eliminando a los mendigos o las prostitutas de la calle se podría reducir el crimen. Busqué el artículo que comenzó la teoría, que publicaron en 1982 George Kelling y James Wilson en la revista Atlantic Monthly, y me encontré con nueve páginas de puras anécdotas, sin ningún tipo de investigación. Me impresionó que un trabajo tan poco científico tuviera tanta influencia. Luego leí el libro que publicó Kelling en 1996, Fixing Broken Windows, y me volvió a pasar lo mismo: era una retahíla de relatos acerca de su experiencia en Nueva York. No ofrece ninguna prueba científica de que exista una conexión entre desorden y crimen. En lo único que se basa es en un estudio realizado por el catedrático Wesley Skogan; Kelling no aporta nada porque, según él, todo queda demostrado en esa investigación.

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Leí entonces a Skogan y revisé las bases de datos de encuestas que utilizó para escribir su informe. Me encontré con que originalmente había en los escrutinios cinco clasificaciones para medir el crimen: robos, asaltos, violación, hurtos de bolsa en la calle y asaltos. Pero el libro de Skogan sólo habla de los primeros. En ese caso, parece que sí se comprueba: menos desorden callejero podría producir menos robos. Hice una correlación y me encontré que ese mismo vínculo no se daba en los otros cuatro casos. Investigando más, me di cuenta de que ni siquiera la relación robos-desorden se demostraba.

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Pero si posee tan poco sustento empírico, ¿por qué la teoría es ahora más popular que nunca?
Porque Skogan y Kelling camuflaron los datos. La verdadera razón es que la idea de cero tolerancia permite a mucha gente no sentirse culpable al eliminar la fealdad de la calle, como los mendigos, los limpiadores de vidrios en los semáforos o las prostitutas... La teoría brinda una razón para quitarlos de en medio: ya no se trata de gente molesta, sino de los causantes de robos, violaciones y asesinatos. Así, en muchas partes del país, los desórdenes causados por mendigos o por la prostitución pasaron de ser considerados inmorales a perjudiciales. Una gran parte de la teoría de ventanas rotas tiene un fundamento económico: sirve para incrementar el valor de las propiedades inmobiliarias, conseguir que la gente compre y pasee por la calle.

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¿Y qué hay de malo en eso?
Nada en sí mismo. La zona de Times Square en Nueva York era un sitio sucio, lleno de prostitución. Ahora es Nike Town, el paraíso de las marcas corporativas y los estudios de televisión. No hay nada malo en ello, pero mucha gente que tenía tiendas o vivía allí se ha visto desplazada por los conglomerados.

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Bueno, pero ahora Times Square es un sitio más seguro de lo que era...
Sí, pero no se debe a la eliminación de la prostitución. La conexión entre el comercio sexual y el crimen es muy interesante: resulta que los sitios donde se da el primero generalmente suelen ser más seguros que otras zonas de las ciudades, porque las prostitutas no quieren que sus clientes se les acerquen con miedo a perder la cartera. Skogan creó un índice para intentar demostrar que el comercio sexual era causante de delitos, y al ver que realmente no incidía en el crimen lo excluyó de su estudio.

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Según su investigación, la causa de la baja en la criminalidad se encuentra en el boom económico de los 90, una mejora en las técnicas de la policía y una disminución en el número de jóvenes y en el consumo de drogas violentas.
Sí. El descenso del delito no es exclusivo de Nueva York, ha sido un fenómeno nacional, independientemente de si se ha aplicado la política de cero tolerancia o no. Si uno se fija en Los Ángeles, por ejemplo, entre 1991 y 1998 los robos se redujeron 60.9%, mientras que en Nueva York cayeron 60.1%. Las autoridades californianas no aplicaron la teoría de las ventanas rotas y en aquel entonces eran un cuerpo con muchos fallos, incluso mucha corrupción, sin planeación estratégica; a pesar de ello los crímenes también disminuyeron de forma dramática. Según un estudio de 1998, de las 17 principales áreas urbanas del país con mayor reducción de la criminalidad, Nueva York era la quinta y San Diego la primera. Y esta ciudad nunca buscó arrestar a los que pintan graffiti, mendigos u otros supuestos causantes de desórdenes.

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¿La labor de Giuliani no fue determinante?
Giuliani hizo cosas muy positivas como gestor. Lo que yo no respaldo es su creencia en que el mantenimiento del orden genera menos crimen. Cuando llegó a la alcaldía contrató a 6,000 nuevos policías e integró a otros 6,000 que estaban en otros cuerpos. Al final, el número de vigilantes se incrementó 50%. Con 40,000 vigilantes para ocho millones de habitantes Nueva York tiene el mayor índice de policías per cápita de todo el país.

Por otro lado, él y el jefe de policía, William Bratton, instrumentaron métodos para medir el crimen con el Compstat y monitorear en qué zonas prolifera, como si se tratara de estadísticas financieras. También exigieron mayor responsabilidad a los agentes y se redujo la burocracia.

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O sea que Rudolph Giuliani va a recibir $4 millones de dólares en México simplemente por dar consejos de buen gestor, no por aportar un método revolucionario.

El secreto del ex alcalde de Nueva York para reducir el crimen no radicó tanto en reducir el desorden, sino en incrementar la vigilancia. La policía de la ciudad volvió a hacer su trabajo aplicando métodos estándar: pasearse por las calles y estar en contacto con los ciudadanos. Se dieron más arrestos y más registros entre la población, pero esa es la labor normal y clásica de la policía: no se necesita una teoría para llevarla a cabo, tan sólo aplicar la ley.

Por otro lado, las quejas respecto a la policía se dispararon durante los tres primeros años. Las acusaciones de malos tratos se incrementaron 68%. Las demandas por abusos subieron 36%. Luego disminuyeron, porque los policías se calmaron. Además, los que más sufren son las poblaciones de raza no blanca, como latinos y negros.

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Entonces, ¿usted considera que la población tiene que convivir con el desorden?
El problema siempre radica en  definir ese término, porque dependerá de los valores culturales de cada barrio. Hay zonas de una población en las que vagar por las calles es una forma de control social, aun cuando otros creerían que esos vagos son posibles criminales. Es necesario plantearnos qué entendemos por desorden. Todos tenemos claro que el robo o los asesinatos son terribles, pero ¿por qué la brutalidad policíaca no figura en la lista de problemas a remediar en la teoría de las ventanas rotas? ¿Y la evasión fiscal? ¿Acaso no es un factor de inestabilidad social? ¿Por qué ciertas clases de desorden se toman en cuenta y otras no?

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