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La rebatinga presupuestaria

Los legisladores deben entender que la discusión del presupuesto tiene que ir más allá de decidir qué lado de ‘la cobija’ se debe jalar.
lun 26 septiembre 2011 11:45 AM

Cada septiembre comienza la etapa de rebatinga en el Congreso de la Unión para ver quién logra jalar más dinero para sus agendas. En el escenario ideal, la discusión y la aprobación del presupuesto partirán del principio de contrapesos entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo. Sin embargo, hoy en día, una buena parte de este proceso se ha enfocado únicamente a reasignar recursos sin considerar la efectividad que éstos vayan a tener. Muchas de las propuestas de modificación al presupuesto que realizan los legisladores se hacen a pesar de que la ejecución de recursos no se pueda efectuar en tiempo y forma, lo cual abona a profundizar los problemas sistémicos.

Uno de los primeros ejercicios de aprobación presupuestaria se remonta a la Edad Media en Inglaterra, donde el Parlamento aprobaba los impuestos que el rey proponía recaudar. Este ejercicio servía para controlar y prevenir el ejercicio despótico del poder del rey. A lo largo de la historia, los órganos de contrapeso (el Poder Legislativo o Parlamento) fueron incrementando sus atribuciones para así tener injerencia sobre el ejercicio del gasto. No fue sino hasta mediados del siglo XVIII cuando en Europa se establecieron muchos de los elementos asociados con el proceso presupuestario, incluida la aprobación anual del presupuesto por el Poder Legislativo. Desde entonces, ha existido una riña constante entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo por el control de los recursos públicos.

México no es la excepción y existe una discusión sobre el destino de los recursos y, en menor medida, sobre los impuestos. Aunque ha habido algunas propuestas para incrementar los recursos tributarios, hay demasiadas resistencias para llegar a un acuerdo. Adicionalmente, en contraste al contrapeso que ejercían los parlamentos ingleses en los tiempos medievales, las finanzas públicas son más complejas hoy en día y, por este motivo, la ciudadanía merece representantes preparados y comprometidos con mejorar las finanzas públicas del país.

Recientemente, el tema noticioso se dio en torno a la deuda de los estados y la necesidad de canalizar mayores recursos presupuestarios a éstos. En esta discusión observamos que los estados (y algunos legisladores) quieren obtener mayores recursos para ser utilizados en sus entidades; sin embargo, no están dispuestos a recaudarlos ellos mismos. Es necesario que los estados fortalezcan sus finanzas públicas al incrementar la recaudación local. Por otro lado, el gobierno federal también debe aumentar la recaudación tributaria para eliminar la volatilidad causada por la dependencia de los recursos petroleros.

Un segundo gran tema postergado está relacionado con la calidad del gasto; sin embargo, en contraste con lo que señalan muchos legisladores, no me refiero al gasto a nivel federal, sino al gasto a nivel subnacional. En 2011, durante el primer semestre, aproximadamente 47.5% del gasto primario del gobierno federal ejercido se transfirió a los gobiernos subnacionales a través de las aportaciones, participaciones, subsidios y convenios. Por ello, las preguntas sobre cuántos recursos adicionales necesitan los gobiernos estatales y para qué, y en qué se utilizaron los recursos derivados del endeudamiento, se vuelven sumamente relevantes.

El paquete económico 2012 será como el de todos los años: una fiesta de niños en la que una vez rota la piñata buscan llevarse la mayor cantidad posible de dulces. La aprobación del presupuesto para 2012 se enmarca en un periodo preelectoral y los temas de finanzas públicas que realmente importan pasarán a segundo plano. Habrá que esperar a la próxima gran crisis en las finanzas públicas para que los legisladores se den cuenta de que su papel va más allá de aprobar el presupuesto y así hagan la labor que le deben a la ciudadanía: finanzas públicas sanas y sustentables.

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El autor es investigador del área de Presupuestos y Políticas Públicas de Fundar.Comentarios: opinion@expansion.com.mx

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