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El millonario más extraño

Nicolas Berggruen, que planea dar todo su dinero a obras benéficas, ahora pretende salvar al mundo.
dom 01 enero 2012 04:34 PM

No puede quedarse quieto. A una hora de nuestra entrevista, en el restaurante al lado de la alberca del hotel Cipriani en Venecia, Italia, el inversionista multimillonario Nicolas Berggruen mira a la multitud que se alista a comer desde sus tumbonas. Juega con sus dedos sobre la mesa. Después de beberse un capuchino que ha coronado con crema batida, sugiere que nos vayamos de allí.

Berggruen vive toda su vida así: siempre moviéndose mientras busca empresas para comprar, desde Berlín a Bangalore, a Brisbane. Durante la década pasada, el ciudadano estadounidense-alemán no ha tenido una dirección de domicilio fija. Constantemente vaga por el mundo en su jet Gulfstream IV, viviendo en hoteles cinco estrellas. La mayoría de las veces, sólo lleva una pequeña maleta de ropa y su Black- Berry. "Si usted tiene cosas y es un perfeccionista, como yo, tiene que atenderlas y dedicarles tiempo; y eso hace que usted le quite energía a otras cosas", dice Berggruen, vestido con una camisa rosa, con un monograma con sus iniciales en rojo en el bolsillo, desgastada en los puños y en el cuello.

Hijo de un rico marchante de arte, Berggruen transformó un fideicomiso de aproximadamente 250,000 dólares en una fortuna de, al menos, 2,500 millones de dólares (MDD). Durante tres décadas, el inversionista ha incrementado su fortuna recurriendo a sus contactos de negocio en todo el mundo para encontrar pequeñas empresas en dificultades económicas para comprar, hacerlas crecer y luego venderlas.

El excéntrico inversionista también ha tenido algunos fracasos, especialmente cuando se ha desviado de su especialidad de adquisiciones. Su incursión en los fondos de cobertura logró sólo resultados mediocres antes de que decidiera abandonar este emprendimiento. Y algunas de sus inversiones en negocios de moda, como el del etanol, resultaron un fracaso.

Ahora Berggruen está abocado a un proyecto mucho más alejado de sus inversiones: salvar a Occidente de hundirse en el caos. Dice que las caídas del mercado de valores durante 2011, la política suicida de Washington con respecto al techo de la deuda y la debacle en la eurozona, son síntomas del mismo problema subyacente. "Lo que realmente está pasando en Occidente es una crisis sumamente profunda de gobernancia", asegura.

Se dice salvador

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Con la idea de reducir la parálisis política que amenaza a Estados Unidos y a Europa, el multimillonario donó 100 MDD para crear el Instituto Nicolas Berggruen, con oficinas en Berlín, Los Ángeles, Nueva York y Washington. A principios de septiembre, el instituto reunió a un grupo llamado el Consejo para el Futuro de Europa. Participan en él ex líderes de gobierno, como Felipe González, de España, Gehrard Schroeder, de Alemania, el ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors, así como los economistas Nouriel Roubini, Joseph Stiglitz y el CEO de Pacific Investment Management, Mohamed El-Erian. El ex primer ministro británico Tony Blair ha sido asesor del organismo.

Berggruen, que en el pasado financió campañas de algunos demócratas en EU, como el senador Charles Schumer, de Nueva York, o la del presidente Barack Obama, dice que su instituto no está presentando ideas nuevas. Más bien, su meta es ayudar a los expertos a lograr un acuerdo y luego influir para que sus propuestas se conviertan en políticas. "En Europa, todos los expertos dicen que se necesita más integración, pero el público no lo cree aún", dice Nathan Gardels, asesor senior del Instituto Berggruen. "Por lo tanto, su tarea es revender al público la visión de una Europa integrada".

Pasa del mundo de la política, al del arte, de las finanzas o a Hollywood. Viajó a la isla de Borkum, en el Mar del Norte, donde Schroeder estaba de vacaciones, para debatir con él sobre la iniciativa europea. Luego Schroeder convocó a otros ex líderes de Estado para el proyecto.

En Los Ángeles, el inversionista da una fiesta anual en el Chateau Marmont a la cual asisten personalidades como Leonardo DiCaprio y Paris Hilton. Berggruen es también miembro del consejo de administración del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y ha comenzado a adquirir obras de arte contemporáneo para la colección del museo. "Tiene una visión holística del mundo, y abarca la política, la cultura y la economía, y las entreteje con todas las personas que conoce", dice Michael Govan, director del museo.

Berggruen creció influido por el mundo del arte que hizo rico a su padre, Heinz. Fue un judío-alemán que huyó de los nazis y se instaló en San Francisco en 1936. Mientras vivía allí, escribe Heinz en su autobiografía de 1997, trabajó como curador y crítico de arte y tuvo un breve romance con la artista mexicana Frida Khalo. Luego de la Segunda Guerra Mundial, vivió en Paris.

Al crecer en París y asistir a escuelas en Suiza en los 70, Berggruen se convirtió en un apasionado de la política. En su adolescencia leyó a Jean-Paul Sartre y se inclinó por las ideologías de izquierda. Pasó algún tiempo negándose a hablar en inglés porque consideraba que era el idioma del imperialismo. A los 17 años, se reconcilió con el capitalismo y trabajó como asistente de Robbie Rayne, por entonces director de Inversiones de London Merchant Securities, hoy conocido como LMS Capital. "Era brillante y mucho más serio que la mayoría de las personas de su edad", dice Rayne. "Y rápidamente se empapó del negocio de los fondos de riesgo".

Berggruen está financiando la construcción de torres en todo el mundo, que incluyen diseños elaborados por el arquitecto Richard Meier, ganador del premio de arquitectura Pritzker, en Newark, Nueva Jersey, y en Tel Aviv. También compró la cadena alemana de tiendas departamentales Karstadt Warenhaus GMBH en bancarrota, por el precio simbólico de 1 euro. Inmediatamente, el inversionista inyectó 83 MDD de liquidez a la empresa y prometió invertir 400 millones de euros en los próximos cinco años para revivir la marca.

Uno de los grandes aciertos de Berggruen fue la compra por 7.8 MDD de AAI Foster Grant, un endeudado fabricante de anteojos de Rhode Island. Él instó a los directivos de la empresa a ofrecer nuevas líneas de productos y estilos más modernos. En 2004, la firma adquirió Magnavision, una marca de anteojos de lectura sin receta, y así logró más del doble de participación de mercado. Luego de la compra, la empresa fue rebautizada FGX International Holdings. Cuando FGX se convirtió en una empresa pública en octubre de 2007, Berggruen vendió la mitad de sus acciones por 113 MDD. Dos años después, la firma francesa Essilor International compró a FGX, con lo cual Berggruen ganó 139.2 MDD.

Berggruen ha sido más exitoso administrando su propio dinero que la riqueza de otras personas. En 1988, cofundó Alpha Investment Management en Nueva York para dirigir un fondo de cobertura más un fondo de fondos de cobertura.

El protector

El principal fondo de fondos de Alpha Investment, que obtenía honorarios por administración además de los cargos por la administración de los otros fondos de cobertura, no logró un rendimiento por encima del rendimiento del mercado. Luego de descontar los honorarios, apenas logró una rentabilidad similar a la del índice Standard & Poor's 500 en los 90, con un tercio de volatilidad en el índice, dice Berggruen. La empresa creció hasta administrar unos 2,000 MDD antes de que en 2004 sus fundadores la vendieran por una cifra no revelada. Para entonces, Berggruen estaba cansado de Alpha.

Dos años después, cuando la corrida alcista de los mercados de acciones estaba acercándose a su nivel más alto de la década, Berggruen decidió liquidar la empresa. Él y su socio Martin Franklin fundaron Freedom Acquisition Holdings, una empresa nominal que se hizo pública en diciembre de 2006. Obtuvo 528 MDD, una recaudación récord para una OPI de una empresa nominal. Al año siguiente, Freedom adquirió la firma de inversiones institucionales GLG de Reino Unido por 4,150 MDD.

Berggruen y Franklin apostaron por las empresas nominales en tres ocasiones más: su Liberty Acquisition Holdings obtuvo más de 1,000 MDD en la Bolsa de Valores de Estados Unidos en diciembre de 2007, y con ello adquirió la empresa española de medios Promotora de Informaciones, propietaria de El País, el periódico de mayor circulación de España por 1,290 millones de dólares en noviembre de 2010.

Vida de... ¿millonario?

Berggruen comenta que la vida rodeado de todos esos lujos se convirtió en un problema y no lo hacía feliz. "Entiendo el instinto humano de querer construir un nido y poseer cosas, para alardear de ellas", dice. "Pero para mí se hacía cada vez menos interesante".

Entonces en 2003, vendió sus casas, guardó su colección de arte y donó o vendió la mayor parte de sus posesiones, entre ellas, su automóvil. Dice que su decisión de vivir una existencia sin raíces no fue para evitar pagar impuestos; asegura que los paga religiosamente en Estados Unidos.

El inversionista, que firmó el compromiso promovido por Bill Gates y Warren Buffett de donar al menos la mitad de su riqueza, dice que finalmente la donará toda. "Todo lo que hago ahora es para aumentar mi riqueza para después donarla".

En los últimos cinco años, Berggruen ha destinado sus ganancias a varios proyectos para resolver los problemas del mundo. En 2006, una subsidiaria de Berggruen Holdings invirtió 85 MDD y ayudó a asegurar una línea de crédito por 100 MDD, así como préstamos por 20 MDD del estado de Oregon para la construcción de una planta de etanol en la costa occidental. Creyó -erróneamente dice ahora- que el etanol sería una fuente creciente de energía a pesar de los químicos y combustibles sucios que se usan para transformar el maíz en combustible. La empresa productora de etanol se declaró en quiebra en 2009.

Sus inversiones para reducir el hambre en el mundo también fracasaron. En 2008, Berggruen anunció un plan para comprar 24,700 acres (10,000 hectáreas) de tierra no cultivada en América Latina y en el sudeste de Asia y transformarlas en granjas para incrementar la producción de alimentos.

La inversión de Berggruen en la renovación urbana de Newark ha sido mucho más promisoria. Le encargó a Meier que diseñara un complejo residencial, de oficinas y de negocios que incluirá casas subsidiadas para maestros. "Dios debe haber enviado a Nicolas para este proyecto en Newark", dice Stefan Pryor, teniente alcalde de la ciudad para el desarrollo económico. Berggruen ha prometido gastar 20 MDD para apoyar las propuestas del comité Think Long.

De vuelta en el hotel Cipriani de Venecia, suena la Black- Berry de Berggruen. "Realmente me tengo que ir", dice. Tiene otra reunión. Después, mañana, vuelve a su Gulfstream IV. Lo aguarda la próxima ciudad, el próximo acuerdo, el próximo lugar que necesita del autodesignado sabio.

ALCANCE GLOBAL
Berggruen posee una variedad de empresas, entre ellas, las que se detallan a continuación.
EDUCACIÓN
International Education. Ubicada en Irvine, California, ofrece capacita-ción vocacional y títulos en 12 campus en California y en sus centros de capacitación en Georgia y en Florida.
MEDIOS
Promotora de Informaciones SA (PRISA). Se encuentra en Madrid. Es propietaria de los periódicos El País y Cinco Días, de una radio y negocios de publicidad.
REVENTA
Karstadt Warenhaus. Se trata de la mayor cadena de tiendas depar-tamentales de Alemania en cuanto a ingresos. Tiene más de 100 sucursales en todo el país.
INDUSTRIAL
Hoover Treated Wood Products. Se ubica en Thomson, Georgia. Es la mayor productora de madera tratada para retardar el fuego que se usa en la construcción. Otra de sus empresas es Oreko Mining en Estambul. La compañía está explorando 24 sitios mineros en búsqueda de zinc, plomo, cobre, cromo y barita. Oreko también comercializa estos minerales.
BIENES RAÍCES
Soma Downtown Newark Development. Está en Newark, Nueva Jersey. El proyecto abarca 8,000 unidades habitacionales, 550,000 pies cuadrados para negocios y 4.75 millones de pies cuadrados para oficinas.

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