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Cuestión de color

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lun 19 febrero 2007 12:00 AM

Es una ironía que muchos empresarios y administradores de negocios logren una gran eficiencia financiera en sus empresas pero que en sus finanzas propias sean desordenados. Quizá por contar con flujo, estar absortos por las presiones del trabajo o atender los compromisos de pago inmediatos, dejan para ‘mejor momento’ planear la organización de sus finanzas personales.

Esa dilación puede tener consecuencias catastróficas, por lo que es importante contar con una guía clara para organizar los recursos personales y lograr un equilibrio entre el talento para crear riqueza y la previsión y disciplina para cuidar el gasto.

El modelo de las cinco zonas, que aquí se presenta, es una guía para tener en orden nuestro bolsillo, mediante un esquema que ubica de manera gráfica todo lo que hay que considerar al respecto, como normalmente se hace en una compañía.

Más de una persona se sentirá familiarizada con este modelo, organizado por colores, por sus similitudes con algunas dietas para bajar de peso. La intención es que sea sencillo de seguir.

Zona dorada: Patrimonio rentable
En la empresa buscamos maximizar el Retorno Sobre Activos, cuidando el rendimiento de cada nuevo activo.

En lo personal nos enfocamos a activos de rendimiento bajo o negativo como son la casa, autos o una casa de campo. Todos estos activos, en realidad, representan un gasto, más que una inversión. Además tienden a deteriorarse y a bajar de precio, por lo que su venta, después de cierto tiempo, no sólo no compensa la inflación, sino que incluye un mayor desgaste.

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La recomendación es dar prioridad a activos rentables en bienes raíces, que hoy son muy accesibles a través del crédito, a inversiones financieras a través de los fondos de inversión o la Bolsa, con más disposición a tomar mayor riesgo, o bien en algún tipo de actividad empresarial.

Lo importante es ampliar las fuentes de ingreso, evitando concentrarnos únicamente en el propio ingreso laboral o en un solo tipo de inversión.

Zona plateada: Gasto bajo control
Cumplir con el presupuesto de gastos en la empresa amplía su rentabilidad y permite destinar fondos al crecimiento.

En el ámbito personal, cada vez que aumenta el ingreso incrementamos el gasto sin tener claro en qué.

Aunque a nivel personal es complicado manejar un presupuesto rígido, sí es necesario saber a qué destinamos nuestro dinero. Las nuevas formas electrónicas de pago permiten contar con el historial de nuestro gasto en tiempo real, sólo es cuestión de usarlas lo más posible y revisar con frecuencia ese historial para tomar las decisiones que nos permitan equilibrar el demandante gasto con la conveniente inversión.

En las empresas existe la máxima de que lo que se puede medir se puede mejorar. Sería increíble que un gerente o administrador no llevara un registro de los presupuestos del área a su cargo y, peor, que en caso de llevarlo, ese registro fuera sólo para cumplir con un requisito, que no lleva a la acción. El registro de los gastos es para analizar qué está pasando, no sólo para llenar un álbum histórico.

En la administración del patrimonio personal, se requiere apegarse al presupuesto marcado.

Zona verde: Créditos para crecer
En la empresa nos enfocamos a que los pasivos apalanquen el Rendimiento del Capital.

En lo personal, en cambio, agotamos el crédito en activos sin rendimiento como la casa, carros y gastos vía tarjeta.

Nunca hubo, como ahora, tantas facilidades para créditos hipotecarios que, aplicados para comprar y vender bienes inmuebles, pueden resultar un buen negocio. Para lograrlo, hay que liberar capacidad de crédito, resistiendo la tentación de agotarla en préstamos de corto plazo con tasas altas que terminan volviéndose de largo plazo, cuando sólo cubrimos los pagos mínimos de las tarjetas.

Zona amarilla: Seguros a su medida
En la empresa cada vez se vuelve más exacta la previsión de escenarios adversos para administrar riesgos.

En lo personal nos sentimos tranquilos con un seguro de vida que un conocido nos vendió hace años, como si no se tratara de una decisión con consecuencias de largo plazo.

Es necesario revisar con frecuencia qué seguros requerimos y de qué tamaño, pues nuestras circunstancias cambian constantemente. El nacimiento de un nuevo hijo, el fallecimiento de los padres,  la contratación de un crédito hipotecario con seguro integrado hacen que cambie la suma requerida de un seguro de vida o del seguro de gastos médicos.

No conviene delegar del todo estos asuntos en un agente, debido a que son tantas las variables que sólo uno mismo puede definir qué le conviene más para contar con una protección suficiente y equilibrada en costo.

Zona azul: socialmente responsable
En la compañía, se hace lo necesario para que la consideren ‘empresa socialmente responsable’.

En lo personal, con frecuencia sentimos que ya tenemos suficiente con nuestros problemas para ponernos a arreglar los de otros.

Si lo primero que le pedimos a una empresa para llamarla socialmente responsable es cumplir con sus obligaciones fiscales, lo mismo tenemos que hacer nosotros. Hacerlo a tiempo y aprovechar los beneficios fiscales debería ser prioritario al planear.

Pero la responsabilidad social va más allá y nos demanda prever acciones efectivas para solucionar problemas de quienes, de una manera u otra, dependen de nosotros.

La planeación os hará libres
Balancear las cinco zonas descritas de manera continua genera la certeza de que nuestras finanzas se fortalecerán cada vez más, y gracias a ello nos sentiremos cada vez más libres económicamente.

El autor es catedrático del ITESM y coautor del libro Ponte vivo con tu dinero. (Panorama, 2007)
Comentarios: opinion@expansion.com.mx

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