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La otra mejilla

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vie 13 junio 2008 12:00 AM

La organización mexicana Alternativas Pacíficas recibió el reconocimiento como el “Emprendedor Social 2008”, que otorga la Fundación Schwab, por su visión sistemática y de largo plazo en la creación de oportunidades productivas para mujeres víctimas de violencia familiar y por sus esfuerzos por cambiar el entorno legal y la actitud hacia este hecho.

Desde 1998, la Fundación Schwab, creada por Klaus e Hilde Schwab y asociada con el Foro Económico Mundial, hace una selección entre miles de proyectos de empresarios sociales en todo el mundo –los cuales considera un elemento clave para el desarrollo de los países– y los coloca en la mira internacional.

El objetivo es que sirvan como ejemplo a otras organizaciones y que otras empresas se sumen a su labor, ya sea brindando asesoría técnica o con recursos económicos.

Alternativas Pacíficas, organización fundada en 1996 por Alicia Leal, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, fue punta de lanza para que en esa entidad la violencia familiar fuera considerada un delito y para que se creara una norma oficial
(NOM-190) que establece criterios y protocolos para la atención de las víctimas de violencia en el sector salud.

Por sus oficinas y refugios han pasado más de 50,000 mujeres y sus hijos, agredidos por sus parejas.

La tarea de Alicia Leal ha sido a contracorriente. Un estudio de la
UNAM, publicado en 2006, revela que, en México, 100% de los hombres y 50% de las mujeres aceptan frases como ‘quien manda en la casa es el hombre’, ‘las mujeres que son golpeadas se lo han buscado’ y ‘calladas se ven más bonitas’, y según Julia Chávez, investigadora del Centro de Estudios de la Mujer de la
UNAM, 70% de las mujeres se niega a reconocer que las agresiones físicas, sexuales o económicas de sus parejas son delitos.

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Más de la mitad de las mexicanas ha sido alguna vez agredida por su pareja. Atenderlas cuesta al país cada año más de 113,000 millones de pesos en gastos hospitalarios, ausencias laborales, trámites legales y defunciones, informa el Instituto Nacional de las Mujeres.

Delito ‘privado’

Al terminar sus estudios de pedagogía, en los 90, Alicia Leal hizo su servicio social en el Centro de Atención a Víctimas de Delitos en Monterrey. “Era inevitable ver la sala de espera llena de mujeres golpeadas con sus hijos”, recuerda.

Leal hizo su tesis sobre la falta de seguridad para las mujeres, pero fue más lejos y, junto con otras compañeras, crearon un refugio, que en ese entonces “expertos en violencia nos decían que no tendría sentido”. En mayo de 1996, con asesoría de la organización texana Women Toghether, abrieron su primera oficina y una pequeña casa como albergue.

En ese tiempo, la violencia familiar no era delito en Nuevo León. El equipo legal de Alicia Leal y otras organizaciones cabildearon hasta lograr en 1999, que se tipificara la violencia familiar como delito y luego convocaron a grupos defensores de los derechos de las mujeres de otros estados.

Ahí surgió la primera red nacional para que las mujeres en situación de alto riesgo y sin protección contra sus agresores fueran trasladadas a algún refugio en otra entidad.

En el año 2000, Leal logró ayuda gubernamental; era tanta la demanda de apoyo jurídico y médico, que consiguió que el entonces presidente Ernesto Zedillo y las autoridades de Nuevo León firmaran un convenio con Alternativas Pacíficas para tener apoyo en el tema de salud, el primer antecedente de este tipo a nivel nacional.

Red de refugios

Cada mes acuden a Alternativas Pacíficas más de 250 personas tanto a las oficinas como a los dos refugios que tiene en Monterrey. Allí, reciben gratuitamente apoyo sicológico, médico y orientación jurídica o representación legal en caso de denuncia penal.

Los dos refugios pueden recibir a 27 mujeres con sus hijos. La estancia promedio es de dos meses, pero se extiende a seis en casos excepcionales. En este tiempo la organización procura que las mujeres se diseñen un plan de vida y se conviertan, en la medida de lo posible, en personas independientes emocional y económicamente.

La organización les provee leche, pañales, medicina a los niños y ropa a sus madres; en el caso de las embarazadas, les llevan a dar a luz en hospitales públicos.

A veces consigue becas para los niños; a las madres les da capacitación laboral, apoyo para vivienda y hasta cirugías.

“No es un lugar de voluntarias sino de gente preparada: abogados especializados ; enfermeras y sicoanalistas que ayudan a que las mujeres no pierdan la paciencia y la fortaleza para seguir los procesos judiciales”, asegura Alicia Leal.

Susana llegó a Alternativas tras un frustrado intento por denunciar a su ‘influyente’ marido. Un abogado tras otro le negaron asesoría cuando supieron que el agresor era un personaje público. Cuando él la amenazó con quitarle los hijos, decidió acercarse a la fundación. “Me siento más tranquila, en paz”, dice Susana. También sus hijos reciben atención.

Elena, también víctima de violencia familiar, comenzó a acudir a escondidas de su marido y cuando se dio cuenta de que por sí misma podía salir adelante, comenzó a trazar un plan de vida que ya no lo incluía. Las abogadas de Alternativas le han aligerado el camino.

No somos damas de la caridad

“Al principio pensaban que éramos damas de la caridad y para nosotras ha sido un gran esfuerzo que se nos considere empresa social”, explica Alicia Leal. Para que su iniciativa se sostenga, ella ha apostado a los modelos de inversión mixta. De 2000 a 2004, logró un acuerdo para que el gobierno federal pusiera 40% de los 12 millones de pesos anuales que la organización necesita para atender a unas 11,500 personas. Los gobiernos estatal y municipal aportan otro 40%, y la organización, el 20% restante.

En los últimos años, 60% de los fondos provinieron de particulares, como la firma Mary Kay, la Fundación Chapa González, DeAcero, Public Welfare Foundation, Fundación Treviño Elizondo,
HEB, Fundación Maldonado Quiroga y USAID.

Hay mucho por hacer. Al Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León llaman cada mes llaman 203 mujeres pidiendo orientación y, desde 1999, suman 188 muertas en la entidad por violencia familiar.

Los emprendedores nominados por la Fundación Schwab se integran a una red de organizaciones –unas 140 en 40 países– y participan en eventos internacionales y asesoría.

“Para nosotras ha sido un gran esfuerzo que se nos considere empresa social”.

Alicia Leal, fundadora de Alternativas Pacíficas.


LOS OTROS FINALISTAS

La Fundación Schwab selecciona cada año a un emprendedor por país. Este año, además de Alternativas Pacíficas, en México hubo otros dos finalistas:

Margarita Barney Almeida fundó y dirige el Grupo para Promover la Educación y el Desarrollo Sustentable (Grupedsac), en el DF. La agrupación nació en 1987 para diseñar y difundir tecnologías que permitan, a gente pobre, resolver problemas de falta de agua, energía y casa. Tiene centros educativos en el Estado de México y Ejutla, Oaxaca, donde desarrollan y difunden estas herramientas e imparten talleres a campesinos, profesionistas y funcionarios. Ofrece microfinanciamiento a pequeños negocios, para la mejora de casas y abre canales para vender artesanías.

Cecilio Solís Librado, geólogo nahua, originario de la sierra norte de Puebla, creó en 2002 la Red Indígena de Turismo de México, que integra a 32 microempresas de 17 etnias. La organización diseña tours y gestiona proyectos de turismo sustentable en áreas protegidas. “El turismo en nuestros territorios debe dejar de utilizar a las tradiciones, culturas y personas como folklore. Buscamos trascender el turismo en donde se ensalza la grandeza del indio muerto y se margina al indio vivo”, dice en su portal.

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