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Los inventores de la ciencia ficción

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jue 17 mayo 2007 12:44 PM

Detectar el consumo de drogas, medir la cantidad de sustancia activa en las medicinas, la calibración de microcomponentes de los celulares, contribuir a la ciencia forense.  Son tareas que pueden sonar ajenas entre sí, pero no lo son tanto. Al menos no para Agilent Technologies, empresa de la que casi nadie fuera del ámbito tecnológico o científico ha escuchado, pero que tiene una enorme presencia en la vida cotidiana de las personas.

Esta firma, escindida de Hewlett-Packard en 1999, con 19,000 empleados, operaciones en 110 países e ingresos netos de 5,000 millones de dólares (MDD) en 2006, fabrica equipos para realizar muchas de las pruebas de calidad para evitar la presencia de toxinas y contaminantes en los alimentos. Y una alta proporción de las pruebas de bioequivalencia y calidad de los medicamentos han sido realizadas en equipos de la empresa.

“Siete de cada 10 teléfonos celulares en operación en el mundo pasaron por nuestros equipos de medición antes de ser empacados”, dice en entrevista Bill Sullivan, presidente y director general (CEO) a nivel mundial.

Y si se trata de detección de consumo de drogas, Agilent es la elección.

Anteriormente también fabricaba y realizaba las pruebas de millones de semiconductores, pero desincorporó esa área para enfocarse en las mediciones especializadas, un negocio valuado en 40,000 MDD al año. Hace poco, el estándar en la industria era realizar pruebas químicas y biológicas buscando partes por millón.  Ahora se trata de obtener resultados con partes por trillón, y es ahí donde entra en juego la nueva tecnología.

Quizá lo que mejor ilustra la forma en que Agilent puede trascender las bambalinas es echando un vistazo a la televisión, pero no dentro del aparato, sino a lo que transmite. Con el auge de los programas de ficción de investigación criminal, tipo CSI o The New Detectives, se dramatizan los procesos científicos forenses y policiacos. Un ejemplo de caso real llevado a la pantalla: con tecnologías desarrolladas por Agilent se pudo resolver el enigma de una mujer que sufría de una inexplicable intoxicación por plomo, hasta que los análisis revelaron que tenía un fragmento de bala, invisible a simple vista, alojado en una pierna por una herida sufrida 35 años antes.

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Agilent está dividida, administrativamente, en dos partes: Mediciones electrónicas y Mediciones bioanalíticas (que incluye biociencias y análisis químicos), además tiene un brazo de investigación, Agilent Laboratories, que provee de inventos y aplicaciones al resto de la compañía. La división electrónica genera dos terceras partes de los ingresos, biociencias, el resto.

Sin embargo, el área de influencia de la empresa está extendida en ámbitos tan diversos y extraños como el análisis de materiales de otros planetas, caso específico de rocas marcianas; nanotecnología; así como la industria militar a través del desarrollo de sofisticados instrumentos de comunicación por microondas, aplicaciones en los sistemas de radar de nueva generación y comunicaciones satelitales.

La empresa, con sede en Santa Clara, California, también está involucrada en la carrera para el desarrollo de ADN sintético, considerado uno de los negocios más lucrativos a futuro, y es elemento clave en la cadena de valor de la industria de redes fijas e inalámbricas, otra área de negocio en pleno crecimiento y de alto potencial en las siguientes décadas.

Empresa mutante
Desde que Sullivan tomó las riendas de Agilent, en 2005, la transformación no cesa. Primero vendió su división de semiconductores, un negocio cuyos márgenes decrecen. Ahora, la compañía entra en una segunda fase de transformación que durante 2007 estará caracterizada por crecimiento orgánico y adquisiciones en nichos poco explorados, como la nanotecnología para procesos de medición, ADN, el bioanálisis y la industria aeroespacial, entre otros.

Al cierre de 2006, Agilent registró efectivo disponible o equivalente a 2,262 MDD, que junto con líneas de crédito disponibles y la posibilidad de emitir acciones para recabar capitales, le otorga un músculo financiero sólido para ir de compras por el mundo. La empresa cotiza en el NYSE.

La primera adquisición del año fue una pequeña empresa que desarrolla ADN sintético. Agilent parece tener la vista puesta en tecnologías incipientes pero con alto potencial de comercialización.

“El siguiente paso de la ciencia será la conjunción de la física, la química y la biología”, anticipa Sullivan, insinuando el tipo de empresas y científicos que tiene en mente para expandirse.

La oferta de empleos en Agilent es amplia (más de 500 puestos abiertos a finales de febrero, muchos de ellos para ingenieros y especialistas en comunicaciones) y uno de los lugares predilectos para la cosecha de talentos es la universidad.  La compañía tiene calculado realizar 45% de sus reclutamientos durante 2007 directamente en las aulas, característica heredada de la vieja HP, como muchas otras prácticas en Agilent que recuerdan la efervescencia por la tecnología de los años 70. “Somos el HP original”, bromea Sullivan ante un selecto grupo de clientes mexicanos atentos a una presentación sobre el nuevo enfoque de la empresa.

Desde el punto de vista de la gestión, el ejecutivo dice que el secreto del éxito está en darle autonomía a los equipos locales.

“El modelo de operación consiste en hacer que cada equipo de trabajo en cada país sea independiente para dar servicio a nuestros clientes, tratar de ser lo más locales que podamos”.

Objetivo local
En México, el principal cliente de Agilent es Pemex y sus subsidiarias, a quienes les proporciona los equipos e insumos para manejar el control de calidad de los hidrocarburos. El azufre de las gasolinas, la calidad del gas y las proporciones correctas de muchos petroquímicos son analizados al salir de las refinerías, comenta Guillermo López, el director general de Agilent en México.

Otros rubros en los que está presente el consorcio son cepas de maíz genéticamente mejorado, pruebas toxicológicas al café orgánico y mediciones de la mayoría de los componentes electrónicos de la industria automotriz.

Bill Sullivan adelanta un avance de utilidad para la población mexicana, afectada por problemas serios de obesidad, diabetes, hipertensión y afecciones cardiacas. “Estamos trabajando en una forma de medición de los niveles de colesterol de muy bajo costo y de una precisión tal que no sólo te dirá si tus niveles son altos, te permitirá identificar las causas y los tipos exactos de colesterol”. A muchos mexicanos les va a caer bien.

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