Vancouver orgánico
En la actualidad, la variedad de sabores y estilos culinarios en Vancouver es un reflejo de su mezcla cultural. La nueva camada de chefs ha puesto su propio sello en los platillos, poniendo énfasis en la parte orgánica, aquella que se produce en las granjas locales; aquí no tienen cabida los plaguicidas, las hormonas, ni los transgénicos.
Además está la cuestión de los precios; por ejemplo, un platillo maridado con excelente vinos, cuesta la mitad de lo que vale en Miami. ¿Se puede pedir más?
Sanafir
El nombre de este restaurante proviene de un lugar en Egipto donde atracaban barcos de China e India, cargados de especias y comidas exóticas. Después del banquete de bienvenida venían las bacanales que duraban semanas.
Inspirado en esta idea, el dueño, Emad Yacoub, un emigrante egipcio, le dio al Sanafir una ambientación estilo Medio Oriente que incluye papiros originales de 10 metros sobre las paredes y candelabros de las mezquitas más antiguas de Asia y África. En el segundo piso hay una sección lounge con camas donde el cliente se acuesta mientras espera que le lleven su orden.
La carta, creada por el chef ejecutivo Mark McEwan, está basada en tapas y cada platillo es servido con tres porciones, simbolizando la unión de los continentes que inspiran el lugar: Asia, África y América.
Desde hace año y medio el Sanafir es el sitio de moda. Celebridades como Penélope Cruz, Shakira y Pamela Anderson no faltan a la cita gastronómica cuando están por estas tierras. Todo sea por los placeres de la boca… y de la carne.
Lumière
En francés, lumière significa luz en su forma más pura. En Vancouver, Lumière es sinónimo de gastronomía de ensueño. El responsable de ello es Rob Feenie, el chef ejecutivo y dueño.
Con una combinación de sofisticación europea en su decoración y sencillez asiática en la estética de los platillos, la cocina de este restaurante ha cautivado desde 1995 a los vancouverites.
C Restaurant
Una oda al minimalismo. Sencillo, blanco y limpio. Comer aquí es, simplemente, enamorarte de la comida marina.
Hace 10 años Harry Cambolis, el dueño, junto con su chef ejecutivo Robert Clark, ideó un recinto gastronómico que tuviera diversidad de platillos y la más alta calidad alimenticia. Por eso es que aún hoy, religiosamente cada mañana, Robert compra la materia prima directamente con los pescadores de la región.
Un plus del C, además de las 64 especies de pescado para agradar a sus comensales, es la manera en que se presentan los platillos, cosa en la que los cocineros no escatiman tiempo ni ganas. “La estética es parte fundamental”, comenta Robert Clark. “Lo que hacemos es tomar recetas clásicas y trazar conexiones a creaciones inesperadas”. Nos queda claro al verlo adornar una trufa de chocolate presentada en una concha de almeja.
En 2005, C fue condecorado con el premio DIRONA como el mejor restaurante de norteamérica y la revista Wine Spectator le dió el reconocimiento a la excelencia, que cada cliente puede ratificar al probar el pez sable con almejas a la mantequilla y salsa del gribiche. Simplemente delicioso.
El lugar es, por mucho, uno de los más exclusivos de la ciudad. Pero el elitismo no existe aquí; cualquiera que acuda bien vestido tiene cabida en la mesa. Para iniciar la orgía de sabores es bueno despertar el paladar en el tasting bar, que es la antesala del restaurante. Lo recomendable es pedir una entrada de Barbeque Duck Broth, elaborado con wonton de pato, albahaca thai y champiñones enoki. Ya en el restaurante, tienes la opción de elegir entre varios menús: vegetariano, de comida marina o de cocina de autor.