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¿Es más difícil que los hombres acepten el cambio?

La presión por proveer a las familias puede afectar que los hombres realicen cambios a su vida; los más jóvenes tienden a aceptar los cambios de mejor manera e incluso su modificación de rol.
mar 22 septiembre 2015 06:03 AM
Las cifras alertan sobre el alto impacto que pueden tener en la salud de los trabajadores, dijo GNP. (Foto: Getty Images)
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Mark Landis, un hombre de 54 años y padre de dos, pasó 30 años escalando a la cima de varios bancos importantes en Wall Street. En un punto de su carrera, estuvo a cargo de más de 1,000 personas y 5,000 millones de dólares de ingresos.

Pero él decidió dejar todo eso atrás, lo que implicaba decir adiós a un sueldo de siete cifras, entre el salario y los bonos, un título impresionante, reuniones con algunos de los inversores más importantes del mundo y un personal significativo: en un punto, él tuvo dos asistentes de tiempo completo, uno en Nueva York y otro en Londres.

Tras aceptar un recorte del 100% (sí, ¡leíste bien!), él se unió a una empresa emergente de dos, Wavelength Capital Management, donde reporta a un jefe que es 20 años menor que él.

“Al final del día, estoy aprendiendo de este chico. Más que cualquier cosa, estoy aprendiendo de él”, dijo Landis sobre el fundador y director de inversiones, Andrew Dassori.

Cuando escuché la historia de Mark, pensé en qué tan seguido hablamos sobre mujeres que se reinventan a sí mismas cuando llegan a la adultez, cómo toman riesgos y hacen cambios drásticos tanto personales como profesionales. Encontrarás historias sobre “Mujer 2.0” en casi cualquier revista y a través del internet, ¿pero qué pasa con los hombres? ¿son más reacios a hacer cambios de vida, especialmente mientras envejecen?

“La mayoría de las personas creen que estoy loco”

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No hubo una cosa en especial que impulsó a Landis a tomar la decisión. Fue una mezcla de lo personal y lo profesional: el diagnóstico de cáncer de seno de su esposa en el 2011; incontables noches y fines de semana familiares perdidos; preocupación por su legado profesional; querer que sus hijos, ahora en el primero y último grados de la preparatoria, entendieran lo que hace para vivir; y un creciente disgusto con la “intoxicación creada por la avaricia” en Wall Street.

“La vida es corta y tienes que empezar a pensar lo que es la vida, qué se supone que debes sacar de ella y qué se supone que tienes que hacer con esa vida”, me dijo durante una larga entrevista en las modestas oficinas de Wavelength Capital. La empresa se enorgullece de tratar de abrir inversiones sofisticadas a todos sus inversores.

Sin duda, Landis tiene suerte de tener suficientes ahorros para lograr un cambio de carrera tal. Hay muchos hombres que no pueden darse el lujo de cambiarse de empleo o que no pueden encontrar un empleo bien pagado. Aún así, este cambio requirió una gran cantidad de valor.

La tarjeta de presentación que lo identificaba como “jefe de ventas de ingresos fijos globales e investigación” se ha ido, los equipos de personas que podían crear presentaciones para él en minutos, los almuerzos en el comedor ejecutivo, la oficina casi del tamaño de la empresa en la que actualmente labora.

Ahora se encuentra buscando mobiliario para la oficina en Craigslist, busca en YouTube cómo poner viñetas en una diapositiva y cómo llenar el enfriador de agua.

“Él está haciendo muchas de estas cosas para las que seguramente tenía personal que lo ayudaba”, dijo Darrori, quien conoció a Landis hace 10 años durante una estancia y ha estado en contacto con él desde entonces.

Al preguntarle qué pensaban sus amigos, Landis contestó, “La mayoría de las personas piensan que estoy loco”.

Él cree que para algunos hombres, el ego hace que no realicen cambios, especialmente más tarde en la vida. Se necesita un cierto tipo de persona que estará bien con no tener una tarjeta de presentación, que no necesita ser “la cabeza de todos”, dijo.

Para algunos hombres, también se trata de la presión por proveer. Muchos hombres mayores sienten que deben continuar siendo los proveedores del ingreso de la familia, dijo Landis.

“Se supone que tú debes ser el ‘que trae el pan a la mesa’… Mamá hace esto, papá hace aquello y vas a trabajar hasta que te retires”, dijo.

Esa idea –de parte de los hombres mayores– sobre que proveer para la familia es la meta más importante se comprueba en la investigación. En el “Shriver Report” sobre el hombre del siglo 21, en una encuesta de abril a más de 800 hombres estadounidenses mayores de 18 años, el 51% de aquellos en el rango de 50 a 64 años dijeron que proveer para su pareja y familia era lo más importante para ellos como hombres, más importante que estar con sus familias.

Los hombres más jóvenes opinaron distinto, interesantemente. Entre aquellos en el rango de 18 a 34 años, el 59% dijo que estar presente es una prioridad mayor que la de proveer para la familia.

“Creo que hay un cambio cultural sobre el cambio y los hombres más jóvenes están más abiertos al cambio que los hombres mayores”, dijo Patrick Wanis, un experto en comportamiento y relaciones humanas y coach de vida de celebridades.

“Los hombres más jóvenes tienen una perspectiva muy distinta sobre su rol… y los jóvenes no tienen miedo de que las mujeres tengan el poder o de tener un presidente femenino o una jefa”.

La próxima generación de hombres está creciendo en una época de “mayor inestabilidad e incertidumbre” en la economía y en la sociedad en general, dijo Wanis, lo que implica que están más familiarizados con el cambio y probablemente no sean tan reacios a aceptar el cambio en sus carreras como quizás lo hayan sido sus padres.

“Los hombres jóvenes están dispuestos a adaptarse y cambiar porque reconocen que es necesario”, agregó.

Las conexiones biológicas del cambio

Los hombres mayores también podrían dudar cambiar porque están pasando por un momento difícil al pasar a la mitad de su vida y más allá.

Sin nombrar a nadie, sé de más de un puñado de hombres que recientemente cumplieron 50 y que tienen dificultad con hacerse a la idea de su edad, mientras que yo estoy planeando una fiesta de baile para mi cumpleaños 50 del próximo año.

Para su libro de 1998, “Understanding Men’s Passages: Discovering the New Map of Men’s Lives”, Gail Sheehy pasó ocho años explorando el impacto de la edad en los hombres. Frecuentemente pensamos en la edad como algo más amable para los hombres que para las mujeres, escribió, pero descubrió que no es para nada cierto.

“Muchos hombres de 40 y más están pasándola más difícil hoy en día al realizar la transición a la segunda mitad de sus vidas que la mayoría de las mujeres”, escribió. “¿Por qué? Las mujeres sienten punzadas por perder su juventud. Los hombres sienten pavor”.

Ella menciona que puede que muchos hombres no igualen el cambio con crecimiento, sino con pérdida. Darse por vencidos y fallar. En conversaciones con cientos de hombres, ella escribió que había escuchado preocupaciones por envejecer, la pérdida de fuerza corporal y destreza atlética, miedo de perder sus empleos y ansiedad por “toda la cuestión de potencia en todas las áreas de su vida”.

Wanis tiene la teoría de que los hombres y mujeres tienen diferentes niveles de confort con el cambio y el envejecimiento en parte gracias a la biología. Las mujeres están acostumbradas a cambiar porque sus cuerpos están en cambios constantes, desde el inicio de la menstruación durante la adolescencia y hasta la menopausia en sus 40 y 50, dijo.

“Una mujer se enfrenta al cambio desde una edad temprana, los hombres tienen muchos menos cambios en sus cuerpos”, dijo Wanis. “Eso por consiguiente, cambia la manera en que las mujeres perciben la vida porque ven las cosas en ciclos, ellas ven las cosas como cambiantes. Ellas esperan los cambios y los aceptan”.

La incomodidad de los hombres frente al cambio también se evidencia en su incapacidad para buscar ayuda. Investigaciones apuntan a que los hombres tienen menor probabilidad de recibir ayuda cuando se enfrentan a problemas como estrés, depresión y abuso de sustancias.

“No tengas miedo”

Cuando le preguntamos a Landis cómo se sintió tras hacer este cambio en su vida, él dijo que se sintió genial.

“Estoy aprendiendo otra vez”, dijo. “Puedo hablar con mis hijos de cosas de las que nunca había podido hablar”.

Antes de hacer el cambio, lo más que sabían sus hijos sobre su profesión era que trabajaba en un gran banco. Ahora tienen curiosidad sobre el fondo y la tecnología que Landis y Dassori están usando para sistematizar las inversiones.

Ellos sin duda han tenido que acoplarse. Sus hijos y susesposa tienen que pensar dos veces sobre su estilo de vida dado que Landis no está percibiendo ningún ingreso por el momento y la familia vive de sus ahorros. Y por supuesto existe estrés por usar sus ahorros en este esfuerzo y realizar una “apuesta financiera” de que esto ultimadamente rinda frutos.

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