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DESECHOS: No se crean ni se destruyen...

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lun 01 enero 2007 12:00 AM

¿Cuántas veces ha cambiado de celular en los últimos dos años?, ¿recuerda cuántos envases de aerosol ha desechado en los últimos seis meses?, ¿cuántas latas de refresco o cerveza en las últimas semanas?, ¿cuántos medicamentos caducos ha tirado a la basura durante el año? Multiplique ahora esa cantidad por los millones de mexicanos que habitan en el país y obtendrá un estimado de las toneladas de residuos sólidos que a diario van a parar a los tiraderos, confinamientos o son incinerados.

Alejandro Merín, director general de Química Wimer, empresa dedicada al reciclado de residuos industriales, cuenta que entre sus proyectos está la creación, en todo el país, de 40 empresas de reciclaje mediante la recuperación y procesamiento de 40 diferentes tipos de desechos, desde pilas y medicamentos caducos, hasta focos, aceites industriales, cosméticos y más.

Hoy, existen a nivel nacional 150,000 negocios de recuperación de materiales, según el Instituto Nacional de Recicladores (Inare), lo que habla del potencial de México para el desarrollo de esta industria, pues también empresas internacionales como Electronic Recyclers, la firma más grande de California, Estados Unidos (EU), dedicada al reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos, están interesadas en instalarse aquí o ampliar sus operaciones igual que la también estadounidense, TBS Industries, que tiene cuatro años operando en el país y ya planea construir su propia fundición para realizar todo el proceso de reciclaje de electrónicos en México.

Pese a la falta de regulación de esta actividad, diversas empresas pequeñas, medianas y grandes han instaurado su propio modelo de negocio acorde al tipo de materiales que recuperan y a las posibilidades que ofrece el país para el desarrollo de esta incipiente industria.

I+D E INNOVACIÓN
Para Alejandro Merín entrar al mercado del reciclaje requiere de mucha paciencia y estar loco, pues para obtener su licencia de operación de la planta ubicada en Valle de Chalco, Estado de México, tuvo que padecer cuatro años de trámites.

Además, explica que no todo en reciclaje es ganar–ganar, ya que en ocasiones debe bajar costos por recuperación o reciclaje de algunos materiales, que no siempre puede compensar con otros. Y si bien ha tenido problemas con el reciclaje de algunos residuos, gracias al laboratorio de investigación, desarrollo (I+D) e innovación con el que cuenta la empresa ha encontrado nuevos nichos de mercado.

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El éxito de su empresa, explica Merín, está basado precisamente en ese laboratorio, pues “estamos haciendo investigación, desarrollo e innovación porque para muchas cosas hacemos los equipos adecuados para cada proceso”. De hecho, hasta ahora son la única compañía que recicla medicamentos caducos, de los que se obtiene aluminio, plástico, vidrio y cartón, además de desechar de manera segura las sustancias medicinales.

Por si fuera poco, está certificada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) como industria limpia y es también la única empresa de su tipo certificada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) como laboralmente segura, ya que el año pasado tuvieron 365 días sin accidentes.

El modelo de negocio que ha implementado Alejandro Merín en su planta es el de la investigación e innovación, ya que debido a la falta de reglamentación en materia de residuos en México, puede resultar engorroso recuperar algunos materiales, por lo que siempre es necesario explorar otros campos.

EMPRESA SÓLIDA
A diferencia de esta firma mexicana, TBS Industries, es una empresa de reciclaje ya consolidada en EU, cuya estrategia es aprovechar la oportunidad que ofrece México en materia de recuperación de residuos eléctricos y electrónicos. Sin embargo, una vez más, por la falta de regulación del sector y la insuficiente infraestructura, ha tenido que comenzar sólo con los procesos de compactación y trituración de materiales que luego son llevados a sus plantas en EU para su fundición o tratamiento.

Además, aunque reciben todo tipo de electrónicos, según explica Jorge Alberto Díaz, director general, lo que más reciclan son computadoras porque su recolección es más sencilla, puesto que la pueden realizar ellos mismos o las firmas que les entregan los desechos.

En México –afirma– se realizan visitas a empresas que deseen deshacerse de sus equipos de cómputo obsoletos, lo que les asegura un cierto volumen de desechos recuperables, situación que a su vez implica un costo más bajo para su procesamiento.

También han iniciado una campaña de reciclaje de celulares en colaboración con la Profepa y la compañía Telefónica Movistar, con lo que se han recuperado 20,000 de los 25 millones que cada año se dejan de usar en el país, puesto que su vida útil es en promedio de 15 meses. Esto, debido a que los avances tecnológicos están creciendo a razón de 3 a 5% anual, es decir, casi tres veces más rápido que el crecimiento general del flujo de basura municipal, de acuerdo con datos de TBS. Se estima que en el mundo sólo se recicla 11% del desecho electrónico y el restante 89% termina en basureros.

En nuestro país no existe información sobre los volúmenes de E-waste o desechos electrónicos, sin embargo, se sabe que hay una computadora en uno de cada cinco hogares y, de acuerdo con estimaciones de las compañías distribuidoras de estos equipos, 790,000 laptops vendidas en el país este año van a desecharse en 2009 para ser reemplazas por equipos nuevos, igual que 1,743,000 computadoras personales que se vendieron durante los primeros seis meses de 2006, las que de no reciclarse puede representar un problema ambiental y de salud.

De cada computadora se obtiene mercurio (0.002%), zinc (2%), plomo (6%), cobre (7%), aluminio (14%), metal ferroso (21%), cadmio (0.009%), plásticos (23%), vidrio (25%) y otros materiales como cobalto, manganeso, níquel, bario, estaño, plata, berilio, antimonio, cromo, selenio, oro y arsénico (2%).

TBS Industries tiene capacidad para desmantelar 2,800 computadoras diarias, aunque actualmente sólo recicla 400; no obstante, a decir de Jorge Alberto Díaz, esa cantidad ha ido en aumento, pues en cuatro años han recuperado material de 150,000 equipos de cómputo y este año llevan ya 35% de esa cifra.

El proceso que se sigue para la recuperación de materiales en la planta de TBS Industries, ubicada en Tlalnepantla, Estado de México, es el mismo para faxes, celulares, módems, equipos de telecomunicaciones, ventiladores, etcétera.

“Se recibe el desecho, se pesa porque necesitamos volumen para que la obtención de material sea costeable. Luego se pasa a proceso de catálogo en el que se toman los diferentes equipos en función de lo que tienen, se desarman, se desensamblan y cuando quedan separados se pasa a trituración tanto el plástico como toda la tarjetería electrónica o todo lo que contenga metal, excepto lo que sea fierro. Una vez que se tritura el material se vende a la fundición a base de sulfato de cobre para obtener, finalmente, barras que contienen 90 o 96% de cobre, además de materiales preciosos o exóticos”, detalla el director de la firma.

El proceso no termina ahí, sino que a través de la electrólisis esas barras se separan y, por un lado queda el cobre, por otro, los microgramos de oro, paladio, plata, zinc y níquel, materiales que de nuevo se reincorporan a la industria electrónica, a la joyería o se vende a quien lo necesite.

AHÍ ESTÁ EL NEGOCIO
Una empresa chilena ha encontrado en México otra fuente de negocios nada menos que en los residuos de madera. Masisa se dedica a la producción de tableros para la industria del mueble y la construcción en más de 50 países de América, Europa, Asia y África.

Claudio Cerda Herreros, director general de la firma en México, explica que la fabricación de sus productos en la planta de Durango se hace exclusivamente con desechos de madera como el aserrín, viruta, chapa y astilla de terceros, pues no poseen plantaciones artificiales de pino en territorio nacional; por ello, desarrollaron un procedimiento de selección de proveedores que les asegurara un suministro avalado por la reglamentación federal.

“Compramos estos desechos mayoritariamente a aserraderos particulares que están cerca de nuestra planta, a carpinteros pequeños y a aquellos que trabajan el triplay; además, elaboramos un convenio con una empresa de Monterrey, NL, que procesa residuos y muebles, en su mayoría residuos de palets y tarimas que ellos pican para mandarnos las astillas”.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), es la dependencia encargada de supervisar la extracción de maderas, para lo que exige un control adecuado de su explotación, de ahí que el único requisito que Masisa le solicita a sus proveedores es contar con un permiso de esa dependencia y que sus desechos estén libres de metales, tierra o cualquier otro material. En nuestro país de cada uno de sus distribuidores reciben en promedio 180 m3 de residuos.

Cerda Herreros afirma que tienen colaboración estrecha con los gobiernos federal y local para facilitar los permisos de extracción de residuos, pues en algunos casos durante el proceso de tala de árboles, los proveedores no utilizan las ramas debido a que son inservibles, además de que les resta parte importante de la cantidad de madera autorizada para su explotación.

“Estamos acercándonos al gobierno para que aclaren esta parte y podamos ayudar a sacar los residuos mucho más fácil, es decir, que nosotros podamos usar estos residuos de manera directa”, afirmó el directivo de Masisa.

Por ser un mercado todavía menos explorado, a decir del directivo, el único reglamento en el que se apoyan es en la Ley General de Prevención y Sistema Integral de Residuos, el cual tiene que ver primordialmente con desechos industriales y peligrosos; sin embargo, el potencial de nuestro país en esta materia es tal que ya analizan la posibilidad de establecer su propia plantación a fin de obtener mayores ganancias.

PEQUEÑOS, PERO PERSISTENTES
A nivel mundial uno de los materiales que más se recicla, gracias a que es reutilizable indefinidamente, es el acero. Enrique Tello, directivo de la compañía familiar Comercial de Desecho, que se ha dedicado desde hace 30 años a la recuperación del metal, explica que sus proveedores son los pequeños y medianos recolectores de chatarra doméstica, aunque en su afán por hacer crecer el negocio lograron ser certificados por la Profepa como empresa autorizada para la destrucción de tanques de gas inservibles y da servicio a gaseras de todo el país que quieren deshacerse de los cilindros que han cumplido su ciclo de vida.

La recuperación de acero a partir de chatarra tiene sus complicaciones, ya que dependiendo de sus características se puede compactar o simplemente cortar. Luego se clasifica en chatarra de primera y de segunda, de esto depende el costo, una vez que lo entregan a la fundición, pues entre más puro esté, más caro se los compran. En 2005, el costo era de 1.20 a 1.60 pesos por kilo de chatarra comprado; por la venta luego de compactarla fue de entre 2.20 y 2.50 pesos, con variaciones durante el año.

Para una empresa familiar las cosas no resultan tan sencillas. Según cuenta Enrique Tello, al principio compraban autos chatarra, pero para su recepción, prácticamente, debían comprobar que no fueran robados; por ello, ahora sólo reciben tanques de gas, aparatos electrodomésticos, herrería, varillas, láminas y escoria o rebabas de la industria del acero.

Desafortunadamente, debido a esto se está perdiendo una gran oportunidad para la recuperación de acero proveniente de autos chatarra, éstos en EU producen cerca de 12 millones de toneladas de acero anualmente.

LOS OBSTÁCULOS
Vale la pena dedicar un apartado para hablar un poco más a detalle de los obstáculos que enfrenta la industria del reciclaje en México.

En principio, podríamos hablar de lo que Europa está haciendo frente al problema del crecimiento de los desechos en el mundo, pues su legislación en materia de reciclaje y manejo de residuos es muy vasta, abarcando aspectos que van desde la obligación de los miembros de la Unión Europea (UE) de crear una base de datos sobre el volumen y tipo de residuos; regular la actividad tanto del reciclaje y reutilización como del transporte de desechos peligrosos y no peligrosos; hasta la obligación de las empresas de fabricar productos con más componentes reciclables y materiales menos nocivos.

Los europeos calculan que el costo de la recolección, desmantelamiento y reutilización sólo de material electrónico desechable ascendería a 15,000 millones de euros (mde) al año; incluso, las autoridades han hecho acuerdos con los fabricantes para que asuman el costo implícito de cada producto por su tratamiento, esto porque la legislación se basa en el principio de “quien contamina paga”, con lo que el costo de la eliminación de residuos recae en quien remite los residuos a un recolector o en el productor del artículo generador de los residuos.

Otras medidas obligatorias a partir de 2006 son: La entrada en funcionamiento de centros de recuperación de materiales en toda la UE; además, se fijó el año 2008 como la fecha límite para dejar de utilizar algunos componentes de gran toxicidad en la fabricación de aparatos electrónicos.

Por ejemplo, también eximen de ciertos requisitos de autorización para operar a las industrias que se encarguen de la eliminación de sus propios residuos, entre otras medidas que países industrializados están tomando ya no sólo como una solución a un problema de salud pública, sino como una manera de fomentar la industria del reciclaje.

El caso de México es distinto. Previo a su instalación en territorio nacional, TBS Industries realizó a través de su filial Consultores en Estrategia y Negociación Ambiental (Coesna) una evaluación de las leyes mexicanas relativas al manejo de desechos, con lo que identificó vacíos legales que han evitado el despunte de la industria del reciclaje.

La firma, entre otras cosas, señala que hace falta contar con información que permita realizar un diagnóstico sobre el problema de los desechos en el país. Destaca que pese a existir la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos aún no se ha publicado el reglamento, por lo que sugiere establecer claramente los requisitos que deberán cumplir los prestadores de servicios relativos a la prevención y gestión integral de los residuos.

“Enfrentamos el problema de que las empresas, usualmente, lo que hacían antaño y todavía, es vender el equipo, es decir, no se preocupan por el reciclaje de los mismos. Al haber una laguna en la legislación entonces no existe más que la obligación, pero sin reglas claras para las empresas, y lo que prefieren es conseguir un beneficio económico inmediato”, asegura Jorge Díaz, director general de TBS.

Por esta razón será hasta 2008 cuando la firma traiga a México el proceso de fundición y electrólisis para poder tener clientes nacionales; por lo pronto, todo el material que recicla en el país es llevado a EU y vendido a empresas europeas y japonesas.

Pese a esta situación están trabajando en conjunto con las autoridades medioambientales mexicanas para promover esta actividad como fuente de negocios y apoyar campañas como la de reciclaje de celulares a fin de favorecer el acopio de desechos y lograr incentivos para impulsar esquemas de reciclado, así como investigaciones que ayuden a determinar cuál es la mejor y más redituable forma de recolectar equipos en desuso para luego reciclar o eliminar.

Por su parte, Alejandro Merín, director de Química Wimer, asegura que en el aspecto legal hubo un gran avance a partir de que se determinó que un residuo pasa a ser materia prima cuando otra empresa lo utiliza en sus procesos.

Considera también que el gobierno federal debe incentivar a las empresas que se dediquen al reciclaje y recuperación de materiales, por ejemplo, reduciendo el número y tiempo de los trámites y autorizaciones. Además, sugiere retomar algunas de las medidas que se han puesto en marcha en Europa y EU a fin de consolidar esta industria en México.

También la falta de una cultura de reciclaje, advierte Merín, es parte de los obstáculos que impiden el desarrollo de una industria. “Hay que empezar a educar al generador de basura para separar los residuos. Si desde la casa el gobierno le dice tal día pasan por esto y tal día por lo otro y los multa si no lo hacen, entonces lo van a hacer”, expresa.

De este problema se desprende otro, directamente relacionado con la operación de los centros de procesamiento y plantas de reciclaje, pues han tenido que ir formando a su propio personal capacitado para los procesos de recuperación de materiales y manejo de residuos.

El estudio de TBS Industries señala que un problema a considerar es que parte de los participantes del sector son “chatarreros” o “loteros” que no tienen preocupación por el correcto reciclaje y confinamiento de los desperdicios y desechos; en tanto, Jorge Alberto Díaz asegura que la rotación de personal en la empresa es baja y ha logrado conformar una plantilla eficiente para los procesos que realizan.

Las posibilidades para iniciar un negocio dentro de la cadena de reciclaje son muchas, aquí hemos hablado sólo de residuos peligrosos, desechos electrónicos y aceros, pero hay otros materiales como el PET del que apenas se reciclan 50,000 toneladas en territorio nacional, de las 800,000 que se producen cada año. Otras 200,000 se exportan a China y otros países donde se pagan 3 pesos por kilo. El vidrio, el papel, los textiles y muchos otros productos que hoy se van a la basura, mañana podrían ser materia prima que genere ganancias en la infinita cadena del reciclaje.

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