Teniendo en cuenta que es poco probable saber cuándo el rally del mercado llega al fin, y continuando con la analogía de Giordano, ¿qué se puede hacer una vez que encienden la luz y la fiesta termina?
Lo primero que cualquiera debe considerar es tener dinero contante y sonante, coincidieron los gestores de portafolios. “La recomendación es siempre contar con liquidez para hacerle frente a las oportunidades” dice Juan Carlos Minero, director de inversiones en la firma mexicana Black WallStreet Capital.
Uno de los primeros activos a los cuales se puede voltear es a los bonos en mercados emergentes o al oro, comenta Minero. El metal es el activo refugio predilecto entre los inversionistas. Desde que tocó su punto más alto en agosto de 2020, el oro ha bajado 30%. Pero en el largo plazo, el oro ha dado un rendimiento sostenido. En cinco años, su precio ha subido alrededor de 40%.
En el caso de los bonos, hay poco espacio para colocar capital fresco, pues la mayoría de las tasas de rendimiento que ofrecen estos instrumentos en los países desarrollados están en niveles cercanos a cero, incluso algunos están estancados en un rendimiento negativo. Pocos quieren pagar por prestarle a alguien. Pero las tasas de otros bonos, como los de México, resultarían más seguros de encontrarse el mercado a la baja.
Otro lado de la moneda es que si se mantiene el capital en el mercado de capitales, puede abrirse la oportunidad perfecta para comprar barato. La regla más importante de recordar es no ceder al miedo. “Cuando permites el sentimiento entre las inversiones es cuando te va muy mal”, dijo Giordano.
El nerviosismo puede disminuir si el foco son los fundamentales de la empresa, es decir la salud financiera de las compañías, conocer el valor del activo y lo que realmente le está afectando, en lugar de caer en “apuestas de moda” -como lo sucedido recientemente con GameStop-, coincidieron los entrevistados.
Claro que en momentos de pánico es difícil mantener la calma, tal fue el caso de cuando en la crisis del dotcom, las ganancias de muchos de los portafolios de inversionistas se redujeron a la mitad. El índice Nasdaq cayó 39% en 2000.
En esa aquel entonces, muchos encontraron refugio en compañías de menor valor ante la exposición de las firmas con grandes capitalizaciones. Para Giordano encontrar esa tranquilidad en un portafolio es fundamental para navegar entre el nerviosismo. “La pregunta que tienes que hacerte es cuál va hacer el entorno en 10 años”, dice.