Los inversionistas ASG que apostaron por las tecnológicas sufren con su caída

Esas pérdidas pueden no ser el final de la mala racha. “Potencialmente podríamos ver una continuación de algunos de los problemas que hemos tenido en el sector tecnológico el próximo año”, señaló Amarachi, analista de sostenibilidad de Janus Henderson Investors.

En su búsqueda de carteras bajas en carbono, muchos inversionistas en ASG pasaron los últimos años acumulando acciones de grandes empresas tecnológicas como una solución rápida para sus objetivos ambientales. Y mientras las tasas de interés fueron bajas y el apetito por el riesgo alto, esas asignaciones generaron retornos descomunales, lo que hizo que los instrumentos ASG se vieran bien en el proceso. Pero ahora que las tasas son mucho más altas, las carteras ASG con ponderación tecnológica están enfrentando dificultades.

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Janus Henderson, donde la investigación de Seery guía las decisiones de inversión ASG, ha excluido las acciones de FAANG de su Global Sustainable Equity Fund “por mucho tiempo”, dijo. Y “eso nos ha funcionado increíblemente bien”.

El fondo ha bajado 12% este año, menos de la mitad que el índice MSCI World Information Technology. En los últimos tres años, ha superado al 93% de sus pares, según datos compilados por Bloomberg, habiendo registrado un retorno a una tasa anual del 12% en el período.

Evitar las acciones de FAANG también ayudó a que Premier Miton Global Sustainable Growth Fund superará este año el desempeño general del mercado. La decisión se basó parcialmente en las valoraciones, así como en una evaluación de los riesgos de crecimiento, dijo en una entrevista Duncan Goodwin, que gestiona el fondo de Premier Miton Investors.

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Goodwin no descarta por completo un retorno a las acciones FAANG, pero dijo que “hay otras áreas en el sector de la tecnología que probablemente nos interesen más”, como la ciberseguridad.

También hay evidencia de que algunos rincones de la industria tecnológica pueden tener una huella de carbono mayor de lo que se suponía. Las emisiones vinculadas a la computación en la nube no se tienen en cuenta adecuadamente en los cálculos de carbono, lo que podría exagerar el progreso corporativo en las promesas de cero emisiones netas y obstaculizar el esfuerzo más amplio para frenar los gases de efecto invernadero, según un análisis por Greenpixie.