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¿Buenos empleados? Con jefes organizados

Para aumentar la productividad en una empresa, se requiere un jefe que sepa priorizar el trabajo; las juntas improductivas y las distracciones suelen reducir la eficiencia de los empleados.
mié 27 abril 2011 06:01 AM
De acuerdo con la OCDE, México se llevó el segundo sitio en desigualdad de ingresos. (Foto: Photos to go)
TRABAJO (Foto: Photos to go)

En el mercado laboral ¿qué significa ser un buen trabajador?

"Muchas empresas dirían que es lograr resultados excelentes, en menor tiempo o al menos en el tiempo esperado. El problema radica en que las organizaciones a veces no dan las condiciones para ello", expresa la psicóloga con experiencia en reclutamiento y recursos humanos, Paloma Espinoza.   

En las organizaciones, dice, situaciones tan esenciales como estar gran parte del día en juntas, hacen que la gente pierda el ‘foco' de sus funciones y, por tanto, la productividad disminuye.

"La primera regla de un jefe es priorizar e indicar a sus colaboradores lo importante a sacar. Además, debe preparar al empleado para que redoble esfuerzos cuando sea necesario. Es decir, si un día la persona puede salir a su hora normal, debe permitir que lo haga sin reprobar esa actitud. Así cuando la gente deba quedarse por alguna emergencia lo hará sin problema. Productividad no significa estar horas muertas en la empresa para quedar bien, eso es 'presentismo', implica sacar el máximo provecho del tiempo que se está trabajando", explica la especialista.

Según una encuesta de productividad laboral realizada por Microsoft, los colaboradores deben sortear variadas distracciones, como Internet, correo electrónico, redes sociales e incluso los teléfonos celulares. Esto junto a otro tipo de prácticas -como reuniones ineficaces-, contribuyen a disminuir el nivel de eficiencia y eficacia del empleado.

Existen, sin embargo, algunas prácticas que pueden ayudar a tener un mejor control de los pendientes. Una de ellas es, "aunque suene contradictoria, tomar un receso breve en las horas de trabajo. Después de estar un rato concentrado en una labor, moverse cinco minutos del escritorio permite retomar la actividad con mejor actitud", indica Espinoza.

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Otra sugerencia, añade la psicóloga, es dejar un horario, lo más claro que se pueda, para todas las actividades y apegarse a él. Por ejemplo, dedicar una hora en las mañanas y otra media hora antes de salir a comer , para contestar correos y hacer llamadas pendientes.

"A veces, aunque parezca insignificante, actividades como tener todos los contactos de interés en una red social, ayuda a que la persona ejecute su labor más rápido. Aquí lo importante es que la interacción en redes sea por cuestión laboral, y no exclusivamente personal. Eso haría que el jefe pierda la confianza en que el colaborador use estos medios", puntualiza Paloma Espinoza.

Mexicanos, los más 'productivos'

Pasar largas horas en la oficina o realizando actividades en casa, son dinámicas muy ‘familiares' para los mexicanos, pues son los que más tiempo dedican al trabajo.

El informe 'Una mirada a la sociedad', publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), revela que en la sociedad mexicana se trabaja casi 10 horas al día, la cifra más alta que se registró entre los países miembros de ese organismo (que alcanzaron un promedio de ocho). En economías como la belga, se ocupa siete horas para la misma actividad.

Ese tiempo no va orientado, exclusivamente, a labores de oficina: alrededor de cuatro horas y media se dedican a actividades no remuneradas. Este fue otro de los valores en los que México sobresalió, y en el que las mujeres se llevan la parte ‘más difícil'.

Según el estudio, las labores sin percepción salarial recaen particularmente en ellas, que dedican 261 minutos más que los hombres a esas tareas. México ocupó -también- el primer lugar en naciones que mayor tiempo dedican a tareas domésticas.

Para ser una de las sociedades ‘más trabajadoras', México se llevó un contrastante segundo sitio en desigualdad de ingresos . En el país, una de cada cinco personas es pobre, a diferencia del promedio de la OCDE, que es de uno por cada 10 habitantes, refiere el análisis.

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