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Cómo saber si es hora de un nuevo empleo

Inestabilidad de la firma, poca pasión laboral y falta de proyección son detonantes de la renuncia; antes de decir adiós, analiza si estás viviendo una situación ‘detonante’ de cambio, dicen expertos.
vie 30 septiembre 2011 06:00 AM
En México, sólo 1% de los profesionistas está contento con su trabajo actual, según el sitio Trabajando.com. (Foto: Photos to Go)
mujer frustrada (Foto: Photos to Go)

En la trayectoria profesional, como en la vida, los intereses y las prioridades van cambiando. Así que, tarde o temprano, el profesionista puede dejar de sentirse satisfecho con su actividad laboral y querer probar nuevas experiencias. Sentir esta necesidad es natural: lo importante es detectar si se trata del momento indicado para hacer un cambio.

Hay que valorar si la decisión se basa en un conflicto con la empresa, con una persona en particular, o si es producto de una situación personal. Muchas veces una conversación con las personas involucradas o un tiempo de descanso, vacaciones por ejemplo, "podrían acabar con la sensación de agobio", dice Margarita Chico, directora general de Trabajando.com México. 

Está comprobado que en la mayoría de los casos, detrás de la renuncia está una persona, no el empleo. Cuatro de cada 10 personas, en promedio, se van por una mala relación con el jefe, y dos de cada tres se quejan de la actitud 'entrometida' de su director y de cómo se refiere a ellos frente a otros colaboradores, revela un estudio de la Universidad estatal de Florida. 

Algunos colaboradores no tienen más salida que buscar otro empleo porque su posibilidad de desarrollo es nula, o ven vulnerados acuerdos a su contrato en pagos y prestaciones, por ejemplo, detalla Chico. 

Dejar un trabajo -como sea- implica estrategia. Si los problemas que impulsan la decisión llevan poco tiempo, hay que resistir algunos meses y buscar solucionarlos. Pero cuando la persona quiere cambiar de empleo, en definitiva, necesita un inventario de sus habilidades para ‘venderse' fuera o dentro de la organización, según Lynn Taylor, autora del libro Tame Your Terrible Office Tyrant (Doma al tirano de tu terrible oficina).

El Departamento Laboral de Estados Unidos registra que uno de cada dos trabajadores de ese país duró menos de cinco años en su último empleo, y los estudiantes tienen entre 10 y 14 puestos al llegar a los 38 años. En México, sólo 1% de los profesionistas encuestados se siente bien con su trabajo actual, menciona una encuesta de Trabajando.com aplicada a 3,000 personas. 

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Las cifras demuestran que la idea de colocarse en otro espacio laboral es latente. Antes de encaminar ese proyecto analiza si estás viviendo una situación detonante de cambio ; si no es así, Taylor sugiere dar una oportunidad más al empleo actual para saber si puedes mejorar el panorama. A continuación, te presentamos tres escenarios recurrentes de salidas laborales, de acuerdo con Patricia Noriega, psicóloga laboral:

1. Quieres más y no lo consigues

Si pasan dos años en tu trabajo y aún no tienes nuevas funciones podría considerarse -hasta cierto punto- normal. Los empleos tienen sus periodos de aprendizaje. Pero llevar más de tres haciendo lo mismo sin un incentivo adicional (nuevos proyectos, funciones, sueldo, por ejemplo), sí puede ser una ‘alerta'. Más allá de llegar al día siguiente y renunciar, hay que preguntarse si en ese lugar encontrarás la proyección deseada. 

Previo a decir 'adiós', ten la certeza de haber realizado varios intentos de asumir tareas y responsabilidades nuevas. No se vale la salida porque tus ideas no fueron aceptadas en una ocasión; hay que probar un par de veces y conseguir argumentos de porqué se aceptaron o rechazaron tus propuestas. 

2. Motivación ‘por los suelos'

Tener días y semanas malas es natural. Incluso hay periodos profesionales donde la sensación de hartazgo aparece por diferentes contextos, como el exceso de tareas o que éstas no sean bien definidas. Pero si cada mañana para ti es un tormento levantarte para ir a la oficina y hacer tus funciones con gusto y calidad, entonces habría que analizar si ese lugar y actividad aún despierta tu pasión. Si la respuesta es no, ni el mejor salario ni salir a tiempo cambiará la sensación de frustración y desánimo que se acumula con el tiempo. 

Este es el momento adecuado para -sencillamente- tomar lápiz y papel y regresar a cuestionarte, ¿qué buscas? ¿Qué tipo de trabajo podrías hacer por horas, hasta extra? Sin que lo sintieras una carga de la que no puedes ni hablar. 

En México hay una cifra alarmante: al menos 45% de la población con estudios profesionales está en un empleo distinto para el que fue formado, según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Por necesidad, o por que la dinámica laboral condujo a eso, lo cierto es que estar en algo que despierta poco o nada de interés termina en un despido o una renuncia, expresa Noriega.

3. La empresa peligra

Hay escenarios externos que no pueden perderse de vista cuando de trabajo se trata. La situación de la organización es uno de ellos. Los empleados notan cuando una compañía pasar por problemas legales, financieros, etcétera. Los recortes, la falta de recursos y la ‘resistencia' de directores a hablar con el personal son señales de que -quizá- vendrá un colapso corporativo. Eso es un impulso para pensar si quedarse en ese 'barco' o saltar.

Noriega clarifica que esta decisión puede ser muy inquietante para la persona. Por un lado, está la lealtad a la empresa, jefes o compañeros; por otro, la estabilidad laboral. Aquí lo recomendable es reunir toda la información posible sobre la situación real del grupo, no los rumores. Reunirse con los jefes directos y pedir esa retroalimentación ayuda a tomar la decisión.

Cual sea la situación que motive tu cambio, mantén la regla de oro: "no renunciar hasta que tengas otra oferta en el horizonte". No sólo por seguridad económica, sino porque tener un empleo en ese momento ayuda a lograr una mejor negociación con la nueva firma, añade Patricia Noriega.

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