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Experiencia, requisito en 80% de plazas

Sólo uno de cada 10 estudiantes consigue empleo inmediatamente después de terminar la carrera; una solución para integrarlos es darle más valor a la figura del practicante en las empresas.
vie 17 enero 2014 06:00 AM
Las universidades tendrían que darle mayor valor curricular a la materia de prácticas profesionales para que sean tomada con mayor seriedad por los alumnos. (Foto: Photos to Go)
estudiante universidad (Foto: Photos to Go)

En México el mercado laboral suele ‘cobrar caro' la inexperiencia de los egresados: sólo 10 de cada 100 estudiantes que concluyen su carrera consiguen empleo, en un mercado en el que 80% de las vacantes publicadas piden experiencia profesional previa, aseveró el gerente general de Dridco México operador del motor de búsqueda ZonaJobs, Ariel Cilento.

El tema cobra relevancia si se considera que 56% de los 2.7 millones de desempleados en México son jóvenes, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

"Aprendes muchas cosas en la escuela, pero sentarte en una empresa y empezar a lidiar con el día a día, te abre el panorama de cómo hacer una presentación ante el jefe", dijo la consultora en la firma de reclutamiento Michael Page, Elizabeth Paullada.

Entre mayor experiencia tengan más rápida es su colocación , por ello es que el tema de internship o pasantía debe revalorizarse, agregó Ariel Cilento.

Pero a diferencia de otros países, en México las pasantías no son un puesto formal para muchas empresas ni una figura contemplada en la legislación. El tema de la pasantía debe revalorizarse, apuntó Cilento. Es necesario un cambio en las políticas de prácticas laborales para ayudar a los jóvenes a insertarse al mercado.

"El empresario debe potenciar la posibilidad de que haya más pasantías, y de que el estudiante adquiera responsabilidades. Hoy son muy pocas las empresas con procedimientos formales para este tema", agregó.

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La Comisión Europea (CE), por ejemplo, solicitó en 2013 a las empresas un "acuerdo escrito" entre becarios y empleadores que especifique el contenido de aprendizaje que debe tener un becario, así como el sistema de supervisión bajo el que se evaluará su labor. El departamento de Trabajo de Estados Unidos cuenta con un apartado en su legislación laboral que refiere las características que debe cumplir un pasante, como tareas que aporten conocimiento, no ser un mensajero.

En México, la Dirección General de Profesiones, a través de la Secretaría de Educación Pública, contempla la figura de pasante y señala como un requisito "ejercer provisionalmente" y no tener más de un año de haber concluido los estudios profesionales. Pero, en la Ley Federal de Trabajo "no existe un apartado que respalde al becario, especifique sus funciones o hable de acuerdos entre estudiante y empleador", dijo la abogada adscrita a la UNAM, y especialista en derecho laboral, Claudia Flores.

"Hay que empezar por definir cuál es el objetivo de un programa de prácticas. Lo que funciona es asignar un proyecto con metas a cumplir, es decir, programas enfocados, y es importante que se involucre el nivel directivo para dar seguimiento", propuso la directora de recursos humanos para Latinoamérica de la firma de contenidos educativos Cengage Learning, Liliana Bas.

La clave para aprovechar a un pasante, es que en la empresa alguien pueda supervisarlo, darle instrucciones y orientarlo para que trabaje su capacidad de análisis y otras habilidades, coincidieron los expertos. Pero lograrlo no es fácil. "Representa inversión en recursos, compromiso, tiempo, del cual no siempre gozan las empresas", detalló Bas.

"Si se carece de un programa estructurado para trabajar con ese joven, el resultado es lo que tienes hoy, un tiempo desperdiciado. El chico se frustra, no aprende, ni las compañías ganan", alertó el country manager de Dridco.

"Una forma de que el papel de los becarios sea funcional es que el área recursos humanos defina un esquema de relación entre pasante y el área de la empresa que lo requiere, así como métricas para evaluar su desempeño y así cambiar la fórmula del ‘mil talachas'", agregó Bas.

Las universidades también tendrían que cambiar su enfoque. Desde revisar los horarios de los estudiantes para que los jóvenes puedan adaptarse mejor a lo que requiere la empresa e involucrarse mejor en sus tareas, hasta hacer de la materia de "prácticas profesionales" una asignatura de mayor valor curricular, coincidieron los expertos.

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