En la Plaza Tahrir, de Egipto, florece una ciudad de casas de campaña
Miles de manifestantes a favor de la democracia convirtieron la Plaza Tahrir en su hogar hasta que todas sus demandas sean cumplidas. La famosa e icónica rotonda, punto focal del levantamiento que se realizó a principios de año y que forzó la salida del presidente egipcio Hosni Mubarak , está nuevamente llena de activistas descontentos ya que consideran que el cambio marcha a ritmo lento .
Instalaron un campamento en el centro de la plaza, al que han llamado la Ciudad Carpa.
La demostración de fuerza comenzó después de una gran manifestación en la plaza el pasado viernes . Mucha gente se ha traído televisiones, laptops, libros, bolsas de dormir y ropa, lo cual sugiere que planea quedarse para rato. Un hombre incluso instaló una antena satelital al lado de su tienda de campaña y el comité organizador trajo decenas de extintores.
El ambiente es cautelosamente festivo mientras vendedores ambulantes empujan sus carritos en toda la plaza para vender frutas, jugo fresco, palomitas, sandwiches, agua fría y demás para resistir la protesta contra el gobierno.
Se han instalado varios escenarios donde músicos, artistas y comediantes han estado entreteniendo a los manifestantes. Un peluquero instaló su local en el centro de la plaza.
Las discusiones políticas florecen en cada esquina. Se escuchan cánticos en toda la plaza exigiendo las renuncias del mariscal Hussein Tantawi, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, y del primer ministro Essam Sharaf.
Los ciudadanos pueden frecuentar una tienda en el centro de la plaza conocida como “la librería”, ya que está llena de libros sobre democracia, la constitución y derecho. También hay una tienda de medios donde la gente puede ver videos e imágenes de la plaza. El tráfico ha sido bloqueado y se han puesto barricadas en las entradas, además de que voluntarios registran a cualquiera que ingrese para asegurarse de que no porten armas ni sean agitadores.
Un grupo llamado Coalición 25 de Enero exige la renuncia inmediata del ministro del Interior, juicios más rápidos contra policías acusados de asesinar a manifestantes en anteriores protestas, terminar con los tribunales militares, la abolición de la ley de emergencia y reformas económicas como el establecimiento de un salario mínimo. La protesta desafía las recientes medidas adoptadas .
El Consejo Supremo estableció una ley en abril contra las protestas que obstaculicen los intereses económicos del país. Aquellos que sean arrestados podrían recibir sentencias de hasta tres años de prisión y una multa. Sin embargo, los manifestantes están considerando escalar la presión al gobierno.
Durante dos días, los manifestantes evitaron que cientos de empleados pudieran ingresar a la Mugamma Tahrir, un edificio de gobierno ubicado en la plaza. Dicho edificio fue reabierto el miércoles. Asimismo, se anunció una marcha hacia la oficina del primer ministro y se habló sobre la obediencia civil entre partidos políticos y activistas. Reformar la policía y castigar a aquellos que lastimaron a los manifestantes son temas serios en la plaza.
En un intento de apaciguar a los manifestantes, el primer ministro Sharaf ofreció un discurso televisado el sábado para anunciar que ordenó el cese de todos los policías acusados de asesinar a manifestantes durante el levantamiento que derrocó a Mubarak. El discurso fue tomado con desdén por partidos políticos y manifestantes, quienes consideran que es muy tarde para ese tipo de concesiones.
El miércoles, las autoridades dijeron que 587 generales y brigadistas fueron echados del cuerpo de policías.
“Hizo promesas que no ha cumplido”, dijo Wael Omar, uno de los fundadores de Radio Tahrir. “Éste es un momento revolucionario en nuestra historia y necesitamos un líder que entienda lo que eso significa”.
“ Les dimos casi seis meses para limpiar el país, pero nada ha cambiado ”, destacó Sherif Barakat, sentado en su carpa mientras veía las noticias en internet. El ministro del Interior, Mansour el-Essawy, dijo que “se tratará a los policías acusados con apego a la ley”.
El comandante Ahmed Ragab, quien representa al grupo de policías, fue más elocuente cuando CNN le preguntó sobre su punto de vista respecto a la decisión del primer ministro. “Nos está utilizando como chivos expiatorios. La mayoría de los oficiales acusados estaban siguiendo órdenes o protegiendo su estación de policía. No permitiremos que esto ocurra y podría tener una retroalimentación negativa. ¡Esto es absurdo!".
Protestas desafiantes continúan desarrollándose en las ciudades egipcias de Alejandría, Suez y Puerto Said. Son similares a aquellas contra Mubarak cuando la revolución se desató el 25 de enero.
“El Consejo Supremo que tiene el control está presionando al primer ministro Essam Sharaf. No es su culpa que nada esté funcionando en este país. ¿Por qué dan concesiones sólo cuando protestamos?”, dijo Yehia Zakaria, un cineasta que ha estado durmiendo en la plaza desde el 8 de julio.
Sharaf ofreció otro discurso que generó gran expectación y que fue televisado el lunes, en el cual anunció que habría completado una reorganización del gabinete y que el viernes comenzaría a implementar los cambios y “limpieza” del cuerpo policiaco. Se espera un anuncio sobre los movimientos del gabinete este 30 de julio.
Los activistas de la Coalición 25 de enero afirmaron que no se irán de la plaza hasta que las promesas de Sharaf se hayan cumplido en los plazos que anunció. También agradecieron al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas por permitir la transmisión de los juicios contra los ex miembros del régimen corrupto y “asesino de revolucionarios” en pantallas que se instalarán afuera de las cortes.
Paralelamente, el general Mohsen El-Fangary, ministro de Defensa Adjunto y miembro de Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, hizo un llamado a “ciudadanos egipcios honorables para oponerse a cualquier intento por obstaculizar la restauración de la vida normal… y para oponerse a rumores”.
Muchos activistas percibieron un tono amenazador. “Ya no hacemos más peticiones”, dijo Mohamed Latif, un activista a cargo de la seguridad de la Plaza Tahrir. “Damos órdenes”.