Libia reconstruye su sistema de justicia entre denuncias por abusos
El Alto Consejo de Seguridad, a cargo de “organizar y asegurar Trípoli”, anunció que las cortes de la ciudad empezarán a operar la próxima semana.
“La gente se debe dar cuenta que el sistema del país se ha sido destruido y ahora se está reconstruyendo”, dijo el coronel Mustapha Nooh, líder del consejo. Afirmó que los prisioneros serán enviados al fiscal general para que haya un proceso “más transparente”.
El cambio se anuncia el mismo día en que Amnistía Internacional detalla en un informe acusaciones de abusos contra los prisioneros por parte de las fuerzas anti-Gadhafi.
Según el reporte, en agosto, en una casa en Abu Salim, unos guerreros ataron de manos a dos hermanos de la ciudad sureña de Sabha y los golpearon mientras los llevaban bajo custodia.
“Nos golpearon varias veces con sus rifles”, comentó el hermano mayor al grupo de derechos humanos. “También nos azotaron. Cuando nos transfirieron a Mitiga (la instalación para detenciones del aeropuerto), nos obligaron a caminar de rodillas hacia los vehículos mientras nos insultaban y golpeaban. Nos acusaban de ser mercenarios”.
El informe afirma que los miembros de la milicia detuvieron hasta 2,500 personas como presuntos partidarios de Gadhafi en la zona de Trípoli y que, en casi cada caso, la gente era arrestada sin órdenes de aprehensión y lejos de la supervisión del Ministerio de Justicia.
Diana Eltahawy, investigadora de África del Norte de Aministía, declaró a CNN este jueves que los arrestos eran más bien secuestros – la gente sustraída de sus hogares por agresores no identificados que llevan a cabo redadas sobre presuntos seguidores de Gadhafi.
“Hablamos con varios guardias”, dijo Eltahwy, quien agregó que escuchó gritos de detenidos que estaban siendo azotados mientras esperaba en una de las instalaciones. “No tenían ningún inconveniente con golpear a los detenidos para extraerles información. Para ellos era normal”.
Era la forma en que las cosas se hacían durante las cuatro décadas del reinado de hierro de Gadhafi. Después de visitar 11 instalaciones y entrevistar a 300 detenidos, algunos de ellos mujeres y niños, el equipo de Amnistía se percató de que esta cultura estaba muy arraigada mientras Trípoli se derrumba.
Un chico de 17 años de Chad, acusado de violación y de mercenario, comentó a Aministía que fue sacado de su casa en agosto por hombres armados que lo retuvieron en una escuela donde le pegaron con palos, cinturones, rifles y cables de hule. “Las golpizas eran tan severas que terminé diciéndoles lo que querían escuchar”, comentó. “Les dije que había violado mujeres y matado a libios”.
Al publicar el informe, Amnistía Internacional hizo un llamado al Consejo Nacional de Transición de Libia para ponerle fin a este tipo de violaciones de derechos humanos.
Muchas de las milicias están trabajando afuera de la ley, señaló Elthawy. “Lo que el consejo nacional tiene que hacer desde el principio es mandar un contundente mensaje de que este tipo de comportamiento no será tolerado”.
Nooh reconoció incidentes de abuso pero dijo que eran aislados. Afirmó que los miembros de su personal de seguridad estuvieron presentes durante las entrevistas de Aministía Internacional y que no tienen nada que esconder. Negó el alcance y gravedad de los abusos denunciados en el informe de Amnistía Internacional.
“Sí, ha habido violaciones relacionadas con el golpeo de personas que están bajo arresto, pero no lo llamaría tortura”, señaló Nooh. “Estos son incidentes aislados provocados por rebeldes que estaban sensibles por la lucha y la pérdida de amigos y familiares en la guerra, pero no se trata de golpizas organizadas o diseñadas para extraer confesiones”.
Human Rights Watch también ha documentado denuncias de abusos contra los prisioneros que escalan a tortura. Este organismo presentó un reporte a principios de mes donde exhortaba a Libia a asegurarse de que el estado de derecho prevalezca mientras construye una nueva nación.
Los entrevistados dijeron a Human Rights Watch que fueron golpeados y electrocutados. Algunos mostraron sus cicatrices como prueba de sus acusaciones. Un hombre lloró al contar su historia de abuso.
Un detenido identificado como Ahmed contó lo siguiente: “Agarraron un cable eléctrico y me empezaron a golpear con él. No usaron electricidad, pero dijeron que si no hablaba lo haría. Me golpearon con la cacha de la Kalashnikov. Me patearon en la cara y en el pecho. Uno me rasguñó con el cuchillo de la Kalashnikov”.
Human Rights Watch dijo que ninguno de los detenidos ha sido sometido a algún juicio. “Después de todo lo que los libios sufrieron en las cárceles de Moammar Gadhafi, es desgarrador que en la actualidad algunas de las nuevas autoridades estén sometiendo a los detenidos a arrestos arbitrarios y golpizas”, dijo Joe Stork, director adjunto de Medio Oriente y África del Norte de Human Rights Watch.
Como Estado ante el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención de la ONU contra la Tortura y otros Tratos o Castigos Crueles, Inhumanos o Degradantes, Libia tienen la obligación de prevenir la tortura y el abuso, destacó Amnistía Internacional.
El organismo indicó que las autoridades libias no pueden permitir que tales abusos continúen simplemente porque el país esté en un proceso de transición.
Si lo hacen, destacan activistas de derechos humanos, el nuevo liderazgo de Libia no será mejor que el anterior.
Nooh también se pronunció el jueves en contra de compañías de seguridad que están llegando a Libia. Destacó que “no hay un claro sistema de visas para el ingreso y las fronteras no están completamente organizadas” y afirmó que hay nueve compañías extranjeras de seguridad, algunas estadounidenses, que han instalado bases en Libia sin permiso.
“Hemos recabado información sobre ellos e informado a la ONU”, dijo Nooh. “La gente libia no quieren compañías extranjeras de seguridad”.