Los cubanos estudian mandarín como una vía para obtener mejores empleos
An, en, ang, eng, ong son las vocales que lanza a coro en La Habana una clase de mandarín, la lengua que cada vez más cubanos quieren aprender atraídos por la creciente alianza económica y política entre China y Cuba.
Ambos países comunistas, cuya sintonía se reafirmó en la década de 1990 tras el colapso del socialismo en la antigua Unión Soviética, han ido reforzando sus relaciones con mucha constancia.
El gigante asiático es el principal acreedor de la isla luego de inyectar miles de millones de dólares en préstamos en los últimos años y ya es el segundo socio comercial de Cuba.
El comercio binacional aumentó desde 440 millones de dólares en 2001 hasta 1,830 millones de dólares en 2010, según informes de Pekín.
Gracias a eso, Cuba ha podido comprar desde ómnibus, autos y locomotoras para reanimar su dilapidado sistema de transporte; hasta televisores, refrigeradores y otros electrodomésticos que alivian las carencias materiales que padecen los cubanos.
A tono con la creciente alianza, muchos cubanos están cada vez más interesados en aprender mandarín, un idioma raro y difícil para muchos, pero que se esfuerzan en dominar en una apuesta a que les abra oportunidades.
"Soy una aspirante a ser comerciante (...), poco a poco voy a ver los resultados, voy a tener más trabajo y voy a poder interactuar más con los chinos", dijo Lilibel Gómez, de 21 años y graduada de mandarín en el Instituto Confucio de La Habana.
Gómez, quien trabaja en el Ministerio de la Construcción en proyectos de exportación e importación vinculados con China, asentó que es difícil aprenderlo pero no ha desistido porque lo considera una ventaja. "Me siento privilegiada", agregó.
Alianza vital
Julio César Palmero, de 20 años, aspira a ser un "facilitador" cuando se gradúe de mandarín.
"Toda persona que sepa hablar chino en este momento y en el futuro muy cercano debe tener asegurada una función de trabajo (...), los chinos han invadido el mercado mundial y siempre va a ser bueno alguien que sepa dominar ese idioma", dijo.
China ha pasado de tener una fuerza insignificante en América Latina hace 15 años a convertirse en el mayor socio comercial de varios países, incluyendo al gigante Brasil, y en un consumidor voraz de las materias primas de la región.
La alianza entre China y Cuba es vital para el gobierno del presidente Raúl Castro , justo cuando avanza en más de 300 reformas económicas encaminadas a modernizar su socialismo y que incluyen, entre otras, la ampliación de la inversión extranjera.
Además, Cuba está viendo por primera vez en más de 50 años esfuerzos que motiven la expansión del sector privado, y el gobierno permitió recientemente la venta de autos y casas, dos mercados prohibidos poco después de la revolución de 1959.
A eso se suman el recorte de más de un millón de empleos estatales y más autonomía a las empresas estatales.
El Instituto Confucio de La Habana, donde trabajan maestros chinos y cubanos, tiene una matrícula de más de 500 alumnos, quienes llegan allí desde el 2010 por intereses profesionales, según el director, Arsenio Alemán.
"Se interesan en conocer del país y de la lengua para poder aumentar su eficiencia en el trabajo comercial con China", dijo, aludiendo a médicos, ingenieros y otros especialistas.
Fruto de acuerdos bilaterales, cientos de estudiantes chinos han pasado también por La Habana para aprender el idioma español y algunos incluso estudian las carreras de Medicina o Turismo.
Petróleo en la mira
Cuba, que depende del envío de unos 115,000 barriles diarios de petróleo de Venezuela, su principal aliado y socio comercial, podría descansar en China ante eventuales dudas sobre la salud del presidente Hugo Chávez, a quien le fue extirpado un tumor cancerígeno en la isla y fue sometido a varias sesiones de quimioterapia.
Delegaciones militares y políticas chinas de alto nivel llegan con frecuencia a Cuba, incluyendo la visita en junio del vicepresidente Xi Jinping, quien firmó acuerdos bilaterales y se comprometió a "ampliar las coincidencias, incrementar la amistad y profundizar la cooperación".
Entre los acuerdos estuvo uno en el que China prometió jugar un papel importante en el aumento de la producción de petróleo cubano, tanto en tierra como costa afuera. Eso coincide con el plan de Cuba de explorar en sus aguas del Golfo de México con la esperanza de encontrar crudo.
La estatal China National Petroleum Corp. podría incluso estar considerando arrendar bloques para la exploración en aguas cubanas.
Pekín se comprometió con La Habana a negociar un contrato que puede valer 6,000 millones de dólares para expandir la refinería de Cienfuegos, en el centro-sur de Cuba, y construir un proyecto de gas natural licuado.
Una plataforma de construcción china, el Scarabeo 9, está previsto que llegue a aguas cubanas a fines de diciembre para ser usada en la primera exploración importante en el Golfo de México.
Muchos cubanos miran ahora a China, así como miles de chinos desembarcaron un día en la Cuba del siglo XIX para trabajar en los campos de caña de azúcar tras la abolición de la esclavitud.
"Estudiando chino entonces tenemos posibilidades de tener un trabajo con más ventajas que otras personas", dijo Adianes Ojeda, que estudia mandarín y espera trabajar como traductora e intérprete en futuros negocios con los chinos.