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La catástrofe por el tsunami transforma a la juventud japonesa

El desastre hizo una conciencia social y política que contradice las etiquetas de desapego, pasividad y apatía impuestas a su generación
dom 11 marzo 2012 06:20 AM
Homenaje a las víctimas del tsunami del 11 de marzo de 2011
La unión hace la fuerza para los jóvenes japoneses Homenaje a las víctimas del tsunami del 11 de marzo de 2011

Nota del editor: El periodismo de VICE, compañía mediática independiente y sitio Web basados en Brooklyn, Nueva York, gusta al personal de CNN.com. Los reportajes, producidos en exclusiva por VICE, reflejan un acercamiento transparente al periodismo en el que los lectores son llevados de la mano a lo largo del reportaje. Creemos que vale la pena compartir con nuestros lectores de CNN.com este estilo único de reportar.

(CNN) —  Este 11 de marzo se conmemora el primer aniversario de la catástrofe más grande que ha sufrido Japón después de la Segunda Guerra Mundial. El inolvidable desastre triple, desencadenado por el gran terremoto de 9.0 grados de magnitud al este de Japón y que culminó con un devastador tsunami y el consecuente desastre nuclear en la planta de energía Daiichi en Fukushima, aún hace sentir sus efectos.

Tres meses después del terremoto nos dirigimos a Tokio con Pharrell Williams, cantante ganador del Grammy, compositor y productor, quien tiene una fuerte afinidad con la cultura japonesa y se ha involucrado en las escenas de la música y la moda en Japón a lo largo de la última década. Queríamos ver la forma en que la población joven de esta icónica ciudad lidiaba con las secuelas de la crisis.

Lo más memorable en la capital fue ver oscurecido el paso peatonal de Shibuya, que es probablemente el paso peatonal más famoso del mundo y un símbolo de Tokio, como lo es Times Square para Nueva York o Piccadilly Circus para Londres. Fue perturbador ver las luces, los anuncios y las pantallas apagadas, e inmediatamente nos remitió al sobrecogedor silencio del bajo Manhattan en las semanas posteriores al 11 de septiembre.

Los ciclos de apagones y cortes voluntarios para ahorrar energía se sumaron a la atmósfera de nerviosa desolación que ya había sido fomentada por el éxodo de extranjeros hacia sus hogares y de los japoneses alejándose hacia el sur, toda vez que los residentes de Tokio trataban de digerir la magnitud del desastre y enfrentar el miedo que flotaba a su alrededor.

Al mismo tiempo la ciudad continuaba con su marcha . El espíritu posterior al 11-M en Japón, y la resistencia y el estoicismo de sus ciudadanos han sido comparados con la reacción de los neoyorquinos y los residentes de DC en la vigilia por los ataques del 11-S; sin embargo, es también testimonio de los aspectos más reconocidos del carácter de los japoneses.

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Los japoneses viven en una de las regiones más volátiles del mundo. Las islas japonesas se localizan en la parte más occidental del Cinturón de Fuego y sufren constantemente de terremotos, tormentas e inundaciones. El riesgo de una calamidad y la exposición continua a la violencia de la naturaleza es parte de la vida diaria de los japoneses. El desastre está arraigado en la psique nacional y ha sido objeto de una fijación cultural constante: se encuentra en el arte, en las películas y la literatura, y así ha sido por siglos.

Fue muy emotivo atestiguar, en medio de los esfuerzos organizados para la recuperación y la respuesta colectiva en general, el cómo los acontecimientos del 11-M incitaron a la juventud japonesa a cuestionar a la sociedad tradicional.

Por primera vez en años, el gobierno nacional y los medios están bajo un escrutinio generalizado, lo que ha llevado a muchos ciudadanos —la mayoría de entre 20 y 30 años— a mirar hacia adentro y confiar en los demás para obtener información a través de las redes sociales como Twitter, blogs, Mixi y Facebook.

Se ha notado un cambio en los círculos creativos de Tokio; los jóvenes japoneses fueron poseídos súbitamente por una conciencia social y política que contradice las etiquetas de desapego, pasividad y apatía impuestas a su generación. Notamos un ardor en los corazones de los jóvenes creadores con los que hablamos y están brotando a la superficie nuevas interrogantes.

El arte, la creatividad, el emprendimiento o la protesta que la juventud de Tokio ha empezado a imponer una voluntad activa e individualista que va en contra de la corriente del pensamiento tradicional japonés.

Es innegable que Japón ha llegado a una encrucijada. Muchos de los viejos sistemas que regían los “caminos de vida” aceptados ya habían perdido peso mucho antes del 11-M; a la par de la recesión de la década anterior, se empezaron a cuestionar los supuestos como el empleo vitalicio y la seguridad laboral y financiera.

Esta es la historia de la juventud de Tokio empezando a mirar del otro lado del muro de las estructuras tradicionales en busca de las otras posibilidades que les ofrece su sociedad. En el proceso han redefinido su identidad japonesa y el significado de ser joven y creativo en el Japón de hoy. 

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